Equidad universitaria: Más hombres y menos “letradas”
En Cuba las mujeres representan cerca del 60% de la matrícula del curso regular diurno, en la enseñanza superior.
El hecho es visible en varios elementos: uno, las amplias posibilidades e interés de ellas para la educación universitaria, y segundo, el menor ingreso de los hombres.
La situación, más allá de estas rápidas conclusiones, remite a una serie de cuestionamientos asociados a la generización de los estudios superiores, y que pocas veces son objeto de investigaciones en el contexto nacional.
¿Por qué acceden más mujeres que hombres a las universidades cubanas?
¿Cuán homogénea resulta esta entrada según los perfiles y carreras? ¿Existen condicionantes sociales, familiares o escolares para que las mujeres y los hombres decidan su profesión?
Ellos no siempre pagan
El porcentaje de mujeres que se gradúan en la universidad se ha incrementado hasta llegar a constituir el 65% del total de graduados en la actualidad. Esto, de cara a la realidad de hegemonía machista y discriminación que viven muchos países de América Latina, evidentemente es un logro.
Sin embargo, no solo vale la comparación en este sentido. Hay que mirar hacia adentro en busca de sexismos ocultos que no solo repercuten en la cantidad de muchachas universitarias, sino en los pocos hombres (con respecto al por ciento femenino), que escogen este nivel, y en aquellos que desechan la oportunidad poseyendo las capacidades.
El desmontaje de la cultura patriarcal en el país, abordado desde 1959 como una voluntad política, se ha centrado principalmente en las mujeres, figuras desfavorecidas en cuanto al acceso a la educación.
Pero el cambio cultural no puede acontecer si los propios hombres no modifican sus posturas androcéntricas; y para esto, las entidades e instituciones encargadas de promulgar y materializar la equidad de género deben incluirlos y hacerlos centro de sus acciones.
Mientras a las mujeres las educan con mayor rigor y disciplina para los estudios, el propio entramado social demanda hombres que inviten a salir a las muchachas, que tempranamente aporten ingresos al núcleo hogareño y de «mantenidos» pasen a proveedores. En dependencia de las capacidades intelectuales, del interés particular y de las condiciones económicas de base, los varones estarán más o menos entregados a los estudios universitarios.
Sobre estas distinciones acordes con el género, Succel Pardini, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (Cips), reconoce que la forma de crianza de las niñas, menos permisiva que la de los varones, las enfoca más en ingresar y terminar la universidad. En este hecho subyacen patrones y estereotipos asociados con la manera en que las familias y otras agencias socializadoras intervienen en la preparación de los seres humanos.
«Desde el triunfo de la Revolución las políticas enfocadas en la educación hicieron hincapié en incorporar a las mujeres en el mundo laboral y en la educación superior», explica Pardini.
«Esto generó que muchas mujeres se graduaran de la enseñanza superior. Ahora, ¿por qué han superado en número a los hombres? pues no se ha trabajado, con la fuerza que lleva, en librarlos de esa carga de proveedores de la casa. Esto los conduce a una rápida incorporación al mundo laboral, mientras ellas continúan estudiando».
De ellos se espera el papel más activo en cuanto a la temprana inserción a la vida laboral y asumir retos como los que impone la dualidad de roles: estudiante y trabajador. Y si hace unas décadas costaba encontrar «un trabajito» a la par del contexto estudiantil, hoy la realidad pinta diferente.
Con la apertura por cuenta propia y la posibilidad de pluriempleo para los estudiantes, muchos abandonan sus proyectos universitarios. No todos los jóvenes sobreviven a las jornadas de estudio y trabajo; optando casi siempre por este último.
Pero estos no son más que conocimientos empíricos, pues las investigaciones sobre este desnivel de la matrícula en cuanto al género, aún escasean en el mundo académico nacional.
Físicas y psicólogos
Otra de las muestras del sexismo en cuanto a la incorporación a la universidad está dada por la selección de la carrera. La orientación profesional, que debe preparar a los estudiantes para elegir una profesión de acuerdo con sus capacidades e intereses personales, la mayoría de las veces reproduce los clichés de lo que debe ser «femenino» y «masculino» en cuestión de futuro laboral.
En la Isla la educación tiene carácter mixto, por lo cual no existe una separación evidente entre los perfiles para ellas y ellos. Pese a esto, existen carreras casi exclusivas de mujeres y otras de hombres.
Una investigación reciente de la matrícula de la Universidad de La Habana arrojó que Psicología contaba con un 83,7% de muchachas y Física con un 81,4% de muchachos. Estos datos reafirman la inclinación (supuestamente natural) de ellas hacia las Ciencias Sociales y Humanísticas, y de ellos por las Exactas y las Técnicas.
Y todo recae en el proceso de orientación laboral, colmado de ausencias y lagunas en su funcionamiento. El método de explicar lo mismo a alumnas y alumnos no sostiene la educación igualitaria, porque la brecha entre las construcciones femeninas y masculinas ya es muy amplia.
Cada estudiante llega al proceso docente con su propia carga de estereotipos, conceptos sexistas y constructos culturales de género, de ahí que la labor del profesorado no debe mostrar un discurso de espaldas a estos prejuicios, sino atacarlos con ejemplos válidos y particulares.
Por supuesto, esta estrategia requiere un esfuerzo extra de los docentes, en tanto deben despegarse de los mensajes aprobados para las clases como libros de textos, materiales audiovisuales, bibliografía…, y presentar una búsqueda más enfocada en la equidad de género; que exprese que mujeres y hombres pueden hacer lo que quieran y sean capaces.
(Tomado de Alma Mater)
Creo que existen más elementos que influyen en la baja tase de hombres graduados universitarios, también se encuentra el aumento de la desrción escolar en los varones, muchos de los cuales sólo tratan de vivir del “invento”; también se agrega el éxodo hacia el exterior donde muchos jóvenes emigran buscando una mejor vida y, si les es posible, terminar sus estudios para acceder a mejores puestos de trabajo. De estos dos elementos hay que analizarlos y buscar soluciones ya que la mayoría de los que emigran nunca regresan, y no siempre la cause es que les “vaya bien”.
Todo tiene un fundamento, pero es acaso una sorpresa para los cubanos que mis compañeros de toda la vida que decidieron no incorporarse a la casa de altos estudios, hoy tienen un mejor nivel de vida y poder adquisitivo, que los que decicimos, en buen cubano, quemarnos las pestañas durante 5 años. Entonces, habrá algún otro problema?
No creo que este artículo vaya a todas las causas. Ni siquiera menciona los problemas sociales que todavía existen. No todos los muchachos salen a trabajar por su gusto. Los hay que necesitan hacerlo para atender las necesidades propias. Aunque los padres son los principales responsables de proveer lo necesario para los muchachos, estos se enfrentan al problema de una merienda cara, una ropa y zapatos que no bajan de precio y otras cosas que tienen que ver con el mismo estudio y que a veces hay que pagar en un particular.
Podría hablarse de que lo mismo le sucede a las muchachas. Es cierto, pero la que no trabaja en una cafetería y por lo general le pasa lo mismo que a los muchachos, entonces tiene un novio que le provee esas cosas o por lo menos ayuda a paliar algunas necesidades.
Hay un elemento que en mi opinión influye en este tema y es el servicio militar, los varones como mínimo deben de servir un año antes de ingresar a las universidades, esto los desvincula de los estudios, si ad3emás no logran obtener una carrera a través de los estudios preuniversitarios son dos años. Esto no los ayuda para nada en la continuación de los estudios, la orden 18 es una tabla de salvación que da oportunidades a estos últimos, pero el porciento de graduados por esta via es muy pequeño respecto a los que infgresan en las universidades por este camino. Hay que tener una motivación y fuerza de voluntad muy fuertes para sobreponerse a estos obstáculos, Hace unos años los varones cumplían su servicio mlitar durante sus estudios universitarios, esa práctica cesó, creo que es posible lograr que ellos cumplan con su deber para con la defensa del país desde el interior de las universidades, hay muchas formas de implementar esto, si se tiene la voluntad de hacerlo se puede lograr. Desde luego que este no es el unico factor están los que se mecionan en el articulo y con los que estoy de acuerdo. El asunto es serio y aunque no es el objetivo de este artículo, el tema del futuro de los jovenes en nuestro país es de la maxima importancia, desafortunadamente muchos jovenes solo ven su futuro fuera del país y eso es uno de los retos mas grandes del momento. Es nuestro deber ayudarlos en lo posible para que tengan su futuro aqui.
Yo quiero que mi hijo varón sea universitario pero sencillamente, la universidad ya no motiva, a la salida te espera un bajo salario, con el que no podrás cubrir las exigencias de una bella muchacha, pues Cuba sigue siendo patriarcal, machista y cada día la carga o el estereotipo del hombre como proveedor es mayor. Hoy en día para tener éxito en la calle, como hombre, es condición sine qua nom, poseer una cartera bien llena, ropa de marca y muchas otras vanalidades más que les provean la satisfacción a esas mismas muchachitas que estudian en la universidad; que por demás prefieren más a ese “inventor o luchador de la vida”, que al varón que esta solamnte estudiando con ellas en el aula. Así las cosas, saque usted sus propias conclusiones.
Creo que es bueno que debata sobre el tema pero considero que mas que un tema de genero es un tema medular para el desarrollo del país. Coincido con los comentarios anteriores pero creo que otra razón es la decisión de que los jóvenes varones tengan que ir un año al SMG antes de ingresar a la universidad. Esto debe revisarse los jóvenes pierden las motivaciones que de por si ya no son muchas, pierden hábitos de estudio, se separan de los jóvenes que los han acompañado en su vida estudiantil etc. Creo puede buscarse una forma de que el aporte a la defensa de la patria se pueda hacer una vez culminado sus estudios universitarios que de seguro serán mayores.
Aunque se promueve la igualdad entre hombres y mujeres en cuba existe una realidad,el hombre aún mantiene implicito en sus genes que la solvencia ecónomica de la familia,la mayor parte recae en sus hombros,aún cuando la mujer participe de manera activa en ese proceso.Para nadie es un secreto que el salario no alcanza y que aunque se tenga un nivel Universitario,es muy bajo el ingreso.Cuando en un matrimonio,los dos integrantes de la pareja estudian en la Universidad,uno de ellos se tiene que sacrificar para poder formar una familia Ej.yo soy Lic. en Derecho y trabajo como asesora juridica con un salario de $ 395.00 pesos al mes,mi esposo estudiaba Psicologia,dejó en 4to año su carrera para dedicarse al trabajo por cuenta propia ya que es mejor remunerado ya que con el salario que iba a devengar despues de graduado no era posible sustentar el hogar.