Jorge Perugorría: Gibara es un pueblo de película
Jorge Perugorría se enamoró de las curvas de su carretera, más voluptuosas que la de una Criollita de Wilson. Lo cautivó su belleza natural y ese olor a mar que le acompaña y se le pega en la piel curtida por el sol en estos primeros siete días de julio en que se desarrolla la XIV edición del Festival Internacional de Cine de Gibara.
El primer encuentro con la “Jíbara Gibara” lo tuvo de la mano del director de cine Humberto Solás, durante el rodaje del filme Miel para Oshún a inicios de este milenio:
“Humberto me la presentó como se presenta una novia de la juventud. Él llevaba años sin venir acá. Me dijo, ‘Mira Gibara, es linda, es mágica’. Y yo también me enamoré de ella.
“Aquí vi nacer el Festival de Cine Pobre. Gibara había sido la locación de Lucía, una de las primeras películas de Humberto, devenida clásico del cine cubano. A él se le ocurrió crear en esta ciudad mágica, un evento para estimular a los jóvenes a hacer cine digital, de bajo presupuesto, cuando filmábamos Miel para Oshún, una de las primeras películas digitales en Cuba.
Perugorría asumió desde hace tres ediciones la presidencia de este suceso cinematográfico en un momento en que necesitaba ser rescatado:
“Cuando me llamaron para asumir la dirección del Festival, se estaba apagando. Solás había desaparecido físicamente, pero dejó muchas expectativas por su trabajo maravilloso con la comunidad.
“Cuando dejó de estar entre nosotros, sus sobrinos Sergio y Aldo Benvenuto continuaron la obra. Luego vino Lester Hamlet, otro director, y después la Dirección Provincial de Cine en Holguín intentó darle continuidad al Festival. No obstante, empezó a apagarse.
“Nosotros teníamos tanta conciencia de lo que había creado Humberto y su importancia, al ser claro ejemplo de cómo el arte puede influir en la transformación de la ciudad. Por eso, pensamos que tenía que asumir la dirección, lo cual era una gran responsabilidad.
“No fue difícil al final, porque aunque se estaba apagando, la llama ya estaba encendida. Solo tuvimos que echarle un poquito de aire, para volver a prenderla. Hoy, esa luz que Humberto encendió, sigue aquí. Su poder de convocatoria sigue vivo.
“El evento se ha convertido en uno de los sucesos culturales más importantes de Cuba y posiblemente del Caribe. La cantidad de talento que viene, tanto nacional como internacional, es de una dimensión enorme.
“Los artistas vienen a dar. No recibimos nada, solo el cariño de los gibareños. Todo el mundo viene emocionando. Eso nos ha permitido retomar el evento que simbólicamente empezó con el nombre de Cine Pobre y darle continuidad a ese sueño de Humberto Solás, ahora transformado en Festival Internacional de Cine de Gibara.
“El Comité Organizador continúa respetando el concepto de Cine Pobre, porque el Premio al Cine en Construcción, es bajo el manifiesto de las películas de bajo presupuesto, pero rica en ideas y en los valores artísticos que defendemos. Esa idea de Humberto sigue viva”.
Cada edición del Festival Internacional de Cine de Gibara intenta superar la anterior. En esta ocasión son muchas las propuestas que transversalizan artísticamente la programación cinematográfica:
“Este año el Festival está dedicado a la niñez y la adolescencia y hemos desarrollado una programación colateral enfocada a este grupo etario. Tenemos obras de teatro y películas para los niños, con el apoyo de la UNICEF que ha colaborado en este empeño.
“En el apartado cinematográfico contamos con una sesión paralela al rodaje de los 44 filmes que están en competencia. El actor puertorriqueño Benicio del Toro que viene por segunda vez, presentará el filme Miedo y asco en Las Vegas, un clásico del cine, interpretado por él y Johnny Deep. Con dicha acción realizaremos el primer homenaje que se le hace a las películas del director Terry Williams, por sus 20 años.
“Demián Bichir, gran actor mexicano y amigo que participa como jurado, realizará una presentación de Una historia de circo, una canción de amor, filme donde actúa y es su ópera prima como director.
“Asimismo se exhibirán dos películas devenidos clásicos de la filmografía cubana y que han sido restauradas: Lucía, de Humberto Solás y Memorias del subdesarrollo, de Titón.
“Dentro de la parte cinematográfica, hemos crecido mucho. Hay una presencia internacional con propuestas de África, Europa, Asia y, por supuesto, de Latinoamérica. Esa es la proyección que queremos darle al festival y para los gibareños es un privilegio tener esa programación.
“Desde su creación este fue un evento interactivo, donde el cine es protagonista, pero comparte ese protagonismo con las demás arte. Por eso, tenemos un estreno del dramaturgo holguinero Yunior García y exposiciones de pintura y fotografía.
“La música es nuestra fuerza mayor en la cultura. Los conciertos en la Plaza da Silva los inició Silvió Rodríguez este primero de julio y los cerrará Fito Páez. Por ese escenario pasarán, entre otros, Nube Roja, Raúl Torres, Kelvis Ochoa, Zeus y Haydeé Milanés. Tendremos además una sección con grandes descargas de jazz y música electrónica después de los conciertos para la juventud.
“Esa heterogeneidad de propuestas me hacen creer que el Festival se está convirtiendo en una especie de resumen del arte contemporáneo cubano más importante que se traslada al oriente de Cuba”.
Enamorado como está, Perugorría confesó:
“Gibara es mágica. La gente dice que es un pueblo de película. Para mí es parte del mundo de García Márquez, de Macondo, ese Caribe profundo que nos representa a todos. Caminas por una calle y todo el mundo tiene una historia que contar. Eso es el realismo mágico, lo real maravilloso y el neorrealismo italiano que le encantaba a Humberto.
Todo forma parte del encanto del evento, a parte de la belleza natural y el patrimonio cultural que tiene la ciudad, su gastronomía y sus gibareños. Todos esos ingredientes que hacen que el Festival tenga un futuro maravillosos.
(Con información de Ahora)
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