La industria del reciclaje aporta 200 millones de dólares a Cuba
La industria del reciclaje en Cuba exporta unos 31 millones de dólares de materias primas anualmente y, al calcular el monto que ahorra el país por concepto de sustitución de importaciones, la cifra alcanza los 200 millones.
Una de las premisas de la Unión de Empresas de Recuperación y Materias Primas es sustituir las importaciones y comercializar el excedente, explicó en entrevista exclusiva con Prensa Latina la vicedirectora general de Inversiones, Comunicación y Calidad de esa entidad, Dayamí Suárez.
Agregó que algunas de las materias rescatadas son acero, cobre, aluminio, papel y cartón.
Actualmente, en la isla se recuperan alrededor de 300 mil toneladas de desechos en forma de 16 productos, amplió. Todo ello, sustentado en la política de reciclaje aprobada desde 2012.
Suárez significó que el impacto más fuerte de la industria se encuentra en la chatarra ferrosa con el 85 por ciento de recuperación, la no ferrosa con el 65, y la no metálica con el 35.
Esos datos no contemplan los residuos sólidos urbanos, una tarea pendiente para la Unión que tiene como meta la recolección anual de unas 500 mil toneladas de desechos.
Destino de las recuperaciones
El reciclaje se vincula directamente a prioridades de la isla como los programas de la vivienda, envases y embalajes, producción local de materiales de la construcción y, de alguna forma, transversalmente, con el resto de las actividades fundamentales del país, remarcó la directiva.
La chatarra ferrosa recuperada -compuesta por el acero y el hierro fundido- es utilizada como materia prima para elaborar la palanquilla destinada a la exportación, y la barra corrugada vinculada directamente a los programas de la construcción y de la vivienda, explicó.
Los principales receptores de esos componentes son las dos acerías del país: las Empresas Siderúrgica José Martí, conocida como Antillana de Acero, y Aceros Inoxidables de las Tunas, apuntó.
Amplió Suárez que ante la disminución del fondo metálico en la isla la entidad centra sus esfuerzos en la búsqueda de nuevos productos a recuperar, continuar con la contribución a descontaminar el medio ambiente, y potenciar los programas de desarrollo en Cuba.
Una de las formas es a través del desmantelamiento de instalaciones en desuso y el desguace de barcos, una modalidad que requiere la compra de embarcaciones para posteriormente transformarla en chatarra de muy buena calidad.
Sobre este particular, Suárez explicó que se aprovechan todos los componentes de los barcos, como motores, bombas de agua, o sistemas de radar de interés para la pesca.
Incluso, dijo, recientemente se decidió obtener la mayor cantidad de planchas posibles de las embarcaciones para realizar los moldes de bloques, encofrados y otros usos, puntualizó.
En cuanto al papel y el cartón recuperado, éste se utiliza como materia en las producciones de bandejas de huevo y papel higiénico destinado a la población. Sin embargo, refirió que los programas de desarrollo local poseen existencias de papel que esas industrias por su deteriorada situación técnica no están en condiciones de reciclar.
Una situación similar ocurre con el vidrio, amplió, y explicó que las botellas de ron y cerveza recolectadas tienen como destino principal la industria nacional, pero los envases de cerveza importada no se pueden recuperar debido al poco consumo de las fábricas, y por consiguiente, existen grandes acumulaciones del material.
A partir de esas elevadas concentraciones de cristal se decidió emplearlas en la producción de bloques. La propuesta consiste en que las empresas, con el equipamiento adecuado, comercialicen el vidrio molido con las fábricas productoras de materiales de la construcción, ya que triturado adquiere la forma de arena sílice, mejor que la arena común, aseguró.
La idea, que comenzó este año, se encuentra en fase de prueba; por tanto, sólo se producen bloques en fábricas de las provincias de Villa Clara y Pinar del Río, y se trabaja en el proceso de conciliación de precio para la venta a la población. La aspiración es ubicar el valor de esas unidades por debajo de las vendidas por la industria, aseguró la directiva.
La Unión pretende llegar a un producto final y no quedarse solamente en la producción de arena sílice, puntualizó.
En cuanto a la recuperación de plásticos, Suárez explicó que la amplia variedad de esta materia prima complica su recuperación. Ejemplificó que existen plásticos de diferentes densidades, como los pomos de refresco, computadoras, bolsas, tanquetas, e incluso envases que no contienen el mismo tipo de plástico.
Según sus características, será la tecnología a utilizar para el procesamiento y la clasificación, apuntó. Amplió que cuentan con una planta en la provincia de Cienfuegos en condiciones de producir tuberías de plástico, utilizarlas como manguera eléctrica o tuberías, porque se les pueden realizar roscas, y también adquirirarlas a mejor precio.
Debido a las dificultades para la recuperación, actualmente el único plástico que se exporta es el envase de refrescos, pues el resto se emplea en las producciones de industrias locales.
En aras de la reducción de costos, se prensan o trituran en aras de abaratar la trasportación y contribuir al ahorro. Para ello, se han instalado molinos y trituradores en las empresas destinadas a esta actividad.
Como novedad, Suárez explicó que antiguamente todo el plástico se comprimía y se vendía a las industrias locales, pero actualmente, atendiendo a la política de envases y embalajes, se identifican los diferentes envases y se venden a algunas industrias para su reutilización.
Para la vicedirectora de la Unión, una tarea pendiente son los neumáticos, debido a que hoy no existe una demanda certificada para esa materia prima, aunque se conoce que mejora la calidad del asfalto.
Retos y proyecciones
Entre los retos de la Unión se encuentra el incremento de los valores de venta y las exportaciones -unos 34 millones de dólares en 2017- y, además, elevar el efecto de la sustitución de importaciones y reciclar nuevos productos que actualmente no se recuperan, como la madera y los mencionados neumáticos.
Pero el mayor impacto que pudiera tener la organización es procesar los residuos sólidos urbanos en la capital, remarcó.
La necesidad de realizar nuevas inversiones también está en la mira, puesto que el parque de equipos con que cuenta la Unión tiene entre 25 y 30 años de explotación, con más de 25 modelos y 30 marcas. Por ello, cuenta con un programa de reposición para sustituir todo ese equipamiento y lograr homogeneizarlo, lo cual simplifica la cantidad y las piezas a utilizar.
Todas las inversiones que se realizan en el reciclable son económicamente factibles, aseveró.
En resumen, Suarez estimó que para la organización las proyecciones son mantener e incrementar la recuperación de unas 300 mil toneladas de materias primas, concretar el tema de los residuos sólidos urbanos y lograr la reposición gradual del equipamiento obsoleto.
Unido a ello, pretende otorgar mayor valor agregado a los materiales que recicla y llegar al producto final, sin quedar solo como suministradora de las materias primas; mejor la divulgación, establecer vínculos o relaciones científico-técnicas con organizaciones internacionales en el reciclaje e intercambiar conocimiento y experiencias.
(Con información de Prensa Latina)
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