El gobierno de China remarcó hoy su oposición a la interferencia extranjera en cuestiones internas de Venezuela y urgió a la comunidad internacional a respetar los principios de la Carta de las Naciones Unidas al respecto.

Geng Shuang, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, reiteró en rueda de prensa la postura de su país a favor de que el pueblo, las autoridades y todos los actores del estado suramericano resuelvan la situación allí mediante el diálogo pacífico y la negociación sin intromisiones.

De esa manera desestimó el llamado la víspera del presidente colombiano, Iván Duque, a China para “reconsiderar” su apoyo al gobierno de mandatario constitucional, Nicolás Maduro.

Geng aprovechó y también reiteró que Beijing mantendrá la cooperación económica con Venezuela, el cual considera un importante socio económico y comercial en América Latina

“Las compañías de ambos países cooperan sobre la base de la igualdad y beneficio recíproco. China está lista para seguir desarrollando la cooperación con Venezuela”, acotó.

La nación latinoamericana vive momentos de agitación desde finales de enero anterior a raíz del intento de golpe de estado promovido por Estados Unidos, al reconocer la autoproclamación ilegítima de Juan Guaidó como mandatario “encargado”.

El presidente constitucional, Nicolás Maduro, anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con Washington luego de ese hecho.

China desde un inicio defendió los nexos bilaterales y manifestó su firme apoyo a los esfuerzos del dignatario para salvaguardar la soberanía nacional, la independencia y la estabilidad de su territorio.

Ratificó que mantendrá invariable la cooperación con Caracas, rechazó una intervención militar y exhortó a la comunidad internacional a propiciar las condiciones necesarias para evitar una agresión.

También expresó oposición a las sanciones unilaterales de Estados Unidos contra la estatal empresa Petróleos de Venezuela, reiteró que ese acto solo complicará más la situación allí y llamó a la Casa Blanca a responsabilizarse por las consecuencias que podría desencadenar, sobre todo, el deterioro de las condiciones de vida del pueblo.