Ecos de un histórico 10 de octubre
Por: Elson Concepción Pérez
El primer día de la Sesión Extraordinaria del Parlamento cubano, fue de reflexión. De brindar información al pueblo. El segundo, fue de total reconocimiento a quienes, ya sea en la Asamblea Nacional como en el Consejo de Estado y en la Presidencia misma del país, han dedicado una buena parte de sus vidas a dar continuidad a la obra que nos compromete a todos.
Elegir equivale, en primer lugar, a evaluar, profundizar en esfuerzos y en resultados, ir a la historia y transitar hasta el presente para garantizar el futuro.
Y así fue. No se trató de ningún formalismo como los agoreros de la contrarrevolución se apresuraron en calificar.
En la dirección de la Asamblea y del Consejo de Estado, se reeligió a un hombre íntegro, trabajador, venciendo retos, impregnado de la filosofía popular, defensor con todas sus fuerzas de la constitucionalidad del país. Formado en la escuela de Fidel y con posgrados en la de Raúl.
La vicepresidenta, Ana María Mari Machado, siempre ha mostrado su bondad, sonrisa tierna y discurso valiente y reflexivo.
Homero Acosta se ha consagrado y especializado, no solo en la organización misma del Estado y su funcionamiento, sino que, como jurista y estudioso, ha participado con éxito, tanto en la elaboración de la nueva Constitución, como en la posterior instrumentación.
Los demás integrantes del Consejo de Estado acumulan méritos como científicos, deportistas, médicos, empresarios, director de medio y de otras ramas del saber.
Igualmente se propuso y eligió al Presidente y al Vicepresidente de la República. Dos hombres salidos del trabajo al que se han consagrado durante décadas, lo mismo en un municipio, una provincia, un ministerio u otra labor que les han asignado.
El vicepresidente Salvador Valdés Mesa ha dado ejemplo en sus dotes de oír al pueblo, explicar, preguntar, exigir, siempre buscando el resultado positivo, el necesario, el imprescindible para tiempos como estos.
Del Presidente Díaz Canel, qué decir. Graduado de todas las escuelas, la universidad, la juventud, el Partido, el ministerio, trabajo ideológico, entre otros.
Lo conocen muy bien en Villa Clara y en Holguín. En ambas provincias dirigió el Partido y dejó en el pueblo buenos recuerdos de quien siempre ha sabido escuchar, enemigo de la burocracia, adelantado en algo tan estratégico hoy como el proceso de informatización de la sociedad, el gobierno electrónico, y con la alerta permanente ante el peligro de quienes usan las redes sociales y los medios electrónicos para sembrar la mentira, el desaliento, la inconformidad…
El ahora Presidente de la República ha sabido batirse, en tiempos difíciles, de un asedio cada vez más cruel por parte de Estados Unidos, y ha encabezado la gran batalla de la que vamos saliendo victoriosos.
Sabe definir que en momentos como este, la defensa y la economía son los dos estandartes de la continuidad, y que la unión de todos, pueblo y dirigentes, será siempre el muro de contención contra el que se estallan quienes quieren destruirnos.
Para todos, el humilde reconocimiento de este periodista que se siente representado por una Asamblea Nacional, un Consejo de Estado y una Presidencia que de seguro mantendrán el camino que siempre quiso Martí, el de una Patria «con todos y para el bien de todos».
(Con información de Granma )
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