Durante 27 años la mayoría de la comunidad internacional vota a favor de levantar el bloqueo contra Cuba. Caricatura: Martirena.

Son cifras y no son, las del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba durante casi seis décadas: 922 mil 630 millones de dólares a precios reales, afectaciones a la salud por 104 millones 148 mil 178 dólares, en solo un año. Tres mil 751 millones 449 mil dólares en multas a bancos y empresas por comerciar con el país; 412 millones 230 mil 614 dólares de pérdidas al sector alimentario y sigue un largo etcétera, que ojalá no existiera.

Son cifras, pero también nombres, familias, años de vida que no pudieron ser vividos, sueños de progreso colectivo e individual, que deben ser postergados o se logran a un costo financiero y humano multiplicado muchas veces.

Son víctimas, con nombres, apellidos y sillas vacías en una mesa familiar que no volverá a estar completa, nunca. Son niños enfermos porque una compañía, o dos, o tres prefieren evitarse problemas con las agencias gubernamentales del país más poderoso del mundo.

Es la esperanza de vida, perdiendo batallas que pueden ser ganadas. Médicos tenemos. Sapiencia. Voluntad política.

Esas sumas, que no son solo números difíciles de leer por tantos ceros, y miles, y millones sobre un escritorio, son también pobreza, que toque a menos lo que se adquiere con un dinero -casi siempre contante y sonante, por las dificultades para acceder a créditos del país, por la misma causa Made in USA– que a otros rendiría más.

Son campos sin arar, inversiones paralizadas, productividad que tendrá que esperar un poco más por las alternativas que este país ha aprendido a buscar y mantener bajo la manga ante tantos traspiés.

Son los cálculos de ahogo, de trancarlo todo, de insistencia demencial en someternos. Son números, además, conocidos, entendidos por el mundo, y rechazados una y otra vez desde que, en 1992, la delegación cubana presentara, por primera vez oficialmente, la Resolución contra el bloqueo.

Hoy, volvemos a la carga. Y el mundo -que recuerda además, que agradece, que entiende de autodeterminación a pesar de las diferencias ideológicas- con nosotros.

(Tomado de Venceremos)