Vicepresidente cubano insta a reducir importaciones y aumentar la producción de alimentos
El vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa, subrayó este lunes la importancia de reducir las importaciones en la nación caribeña y aumentar la producción de alimentos.
Durante una reunión con la comisión agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el vicemandatario resaltó los esfuerzos del estado cubano para satisfacer la demanda de arroz y otros productos básicos.
Además, recordó que los niveles de producción necesarios para garantizar la canasta normada son elevados, y la crisis pospandémica, el endurecimiento del bloqueo impuesto a la isla y la crisis mundial han generado una significativa falta de recursos financieros.
En tanto, el ministro de la Industria Alimentaria (Minal), Alberto López, subrayó que el ejercicio de alta fiscalización realizado al organismo refleja todos los retos y desafíos que enfrenta, a la vez que representa un aprendizaje para el sector.
El titular resaltó la capacidad productiva de la industria alimentaria y la fortaleza de sus trabajadores a pesar de las dificultades que atraviesa la nación caribeña.
López se refirió en la comisión a las complejidades de su cartera, afectada por el cerco económico, comercial y financiero y la escasez de recursos.
Precisó que los principales desafíos del Minal en la actualidad son la deficiente sustitución de importaciones de las materias primas y el incumplimiento de las producciones endógenas.
Apuntó que aún no se cumple en ciertas entidades la remuneración económica mediante la distribución de utilidades y de salarios sobre la base de los resultados.
El ministro detalló que las 25 empresas filiales, 16 micros, pequeñas y medianas empresas estatales, 45 unidades empresariales de base y ocho sociedades anónima que conforman la cartera permiten una mayor autonomía territorial y permiten elevar la creación de bienes.
Ante los retos del organismo, López consideró primordial “desatar las fuerzas productivas y reconocer a los trabajadores por su esfuerzo”.
Eso, apuntó, contribuirá a la innovación y a elevar la calidad de los alimentos que deben llegar a la mesa de los cubanos.
(Con información de Prensa Latina)
Hace algunos años, con relación a la feria del libro, dejé implícito que tal actividad era solo una versión parcial de lo que es nuestra cultura, ya que la falta de literatura científica, que cada nuevo resultado científico, por muy pequeño que sea constituye un componente muy importante, de la nueva cultura que nace cada día. Por solo mencionar uno nacido de Finlay y su incorporación cultural: las medidas que hoy toma cada cubano, por propia iniciativa para evitar los peligrosos mosquitos. Eso es un elemento cultural ya.
Sin embargo, conozco por experiencia propia del constante aplazamiento de un pequeño folleto sobre la flora endémica de Moa que quise publicar en Hoguín, y que al final casi me lo arrancó de la mano un editor español, quien lo publicó. Cuando lo llevé a la provincia de Hoguín casi me crucifican por contrarrevolucionario. Cierto artículo que escribí para una revista mexicana en los años 90 del siglo pasado, muy solicitado en su momento por extranjeros, la primera solicitud por un cubano, solo ocurrió 20 años después.
Editados en Cuba, un compañero mío de curso escribió un libro sobre la historia de nuestra agricultura, publicado por el ministerio de educación superior, que sería tremendamente útil para nuestros decisores, en este momento que pretendemos producir más alimientos, es totalmente desconocido.
Muy triste en este momento, y a esto indirectamente se refirió nuestro presidente en un discurso el años pasado, es lo rápido que se está perdiendo nuestra cultura productora de azúcar, y las dificultades tan grandes que tienen nuestros actuales “colonos” para mejorar la productividad, sobre todo en la produccción de materia prima.
Es verdad que nuestros logros en la agricultura en más de 500 años de actividad son virtualmente ignorados. Los logros de científicos agrícolas y culturales en la segunda acepción de esa palabra en español, Cuantas personas saben que fue Juan Tomás Roig el que movilizó medio país en la selección de nuestra flor nacional. Cuanto conocen el papel de la estación experimental de Santiago de las Vegas donde se desarrolló una de las primeras, si no la primera variedad de maíz híbrido, Cultivo básico en el desarrollo de la agricultura en el siglo XX. Probablemente esa estación es más conocida en Italia que en Cuba, porque allí nació uno de los màs grandes escritores de ese país en el siglo XX.
Ultimamente, cuando oigo a nuestro presidente de los buenos ejemplos de nuestra agricultura y la necesidad de aplicarlos constructivamente en otros lugares, me sonrio.
Vivimos en un país donde todos sabemos leer y escribir, y se habla de costosos encuentros y reuniones para generalizar tales avances.
Si tuvieramos siquiera un pequeño grupo de agrónomos dedicados a estudiar, primeros superficialmente, como y porque se consiguieron esos logros, y luego, en un lenguaje técnico comprensible para los agricultores esos logros son puestos en blanco y negro, cuanto dinero se ahorraría y a cuantos agricultores eso puede llegar, par que cada uno adapte lo que necesite tomar a las condiciones de sus fincas, que siempre serán diferentes a las de los creadores.
Lo que digo no es nuevo, ya que de alguna manera ya lo hacía la estación de Santiago de las Vegas y hasta la Esso Standar Oil. En la actualidad recibo de muchos lugares en el mundo literatura dedicada a buenas prácticas agrícolas. A mi modo de ver, nuestra política editorial dedicada a muchas cosas, menos a las que el estado señala como más importante para la mejorar la vida de los cubanos, me lleva a mirar las ferias del libro como grandes exibiciones de seguidores de Kafka y de Ionescu.
A mi modo de ver, este tema es solo uno, de los muchos problemas y desaguizados de nuestra agricultura actual, y no precisamente el mayor, aunque si uno de los más fáciles de resolver. Derivado de esto veo la cantidad de depósitos de cerebros, donde gente brillante aprendió a hacer lo que quiso y ahora evitan “perder su tiempo” en convertirse en elemento más básico de la ciencia: aprender de los campesinos lo que estos hacen bien y desde allí partir en busca de nuevas metas.
Pero parafraseando un principio de la conservación de la naturaleza: nadie dedicará un minuto a pensar en este problema si tiene el estómago vacío. De igual manera a nadie con el estomago vacío le ineresará saber sobre la importancia existencial de alguien que un día se despertó conventido en cucaracha.
De todas maneras, como agrónomo procedente de una familia orgullosa de agricultores por más de un siglo, me alegra saber que nuestro estado está tratando que no se repita la historia de que podemos estar en los productores más eficientes de huevos en el mundo, pero que no aprendimos que para completar el ciclo las gallinas necesitan comer.