Hungría aprueba reforma a la Constitución que restringe derechos LGBTQ+ y la doble nacionalidad

La Policía húngara retira a un manifestante que bloqueaba la entrada del edificio del Parlamento en Budapest el 14 de abril de 2025. Foto: Peter Kohalmi / AFP

El Parlamento húngaro aprobó el lunes 14 de abril cambios constitucionales que permiten al Gobierno de extrema derecha de Viktor Orban prohibir los actos públicos de las comunidades LGBTQ+ y establece que solo hay dos géneros: hombres o mujeres. Asimismo, abre la vía para despojar temporalmente de la ciudadanía a personas con doble o múltiple nacionalidad.

Los legisladores húngaros respaldaron el lunes 14 de abril por abrumadora mayoría cambios constitucionales que registren derechos de la comunidad LGBTQ+ del país, así como la doble nacionalidad, el último paso para reforzar la democracia “antiliberal” del primer ministro nacionalista, Viktor Orban.

Desde su regreso al poder en 2010, el líder húngaro ha restringido ampliamente los derechos de la comunidad LGBTQ+, los medios de comunicación, los tribunales y el mundo académico. A mediados de marzo, prometió emprender una “purga de Pascua” contra sus oponentes internos, a los que ha calificado de “chinches apestosos”.

La enmienda constitucional – que proclama que solo hay dos géneros: hombres o mujeres – se hace eco de las medidas en esa materia del presidente estadounidense, Donald Trump, aliado de Orban.

También permite la retirada “temporal” de la ciudadanía a algunos ciudadanos con doble o múltiple nacionalidad, lo que podría afectar, por ejemplo, al multimillonario húngaro-estadounidense George Soros, un habitual blanco de las teorías conspirativas populistas.

Antes de la votación de la enmienda, aprobada por 140 votos a favor y 21 en contra, varias decenas de manifestantes bloquearon temporalmente la entrada al Parlamento antes de que la Policía los desalojara.

Los políticos de la oposición del partido liberal Momentum desplegaron una pancarta en señal de protesta en la que se podía leer “Pueden prohibirnos, pero no la verdad”.
“Cuando nos encadenamos durante la primera revisión de la Constitución en 2011, nunca pensamos que 14 años después tendríamos que hacer lo mismo”, dijo la diputada opositora Timea Szabo.

Políticos de la oposición del partido liberal Momentum desplegaron una pancarta para protestar por la votación en el Parlamento, mientras cientos de manifestantes coreaban en el exterior del edificio:

“No permitiremos que nos transformen en la Rusia de Putin”.

Ruby, una mujer transexual de 19 años, que no quiso dar su apellido, declaró a la AFP que se había unido a la manifestación para alzarse contra el Gobierno, que pretende “eliminar a las personas transexuales” y “ocultar lo que no les gusta, como en Rusia”.

Cascada de cambios
Además de la disposición que proclama que las personas solo pueden ser hombres o mujeres, otra declara que los derechos de los niños para su “adecuado desarrollo físico, mental y moral prevalecen sobre todos los demás derechos fundamentales”, excepto el derecho a la vida.

Esa disposición se considera una forma de reforzar los fundamentos jurídicos de la prohibición de la marcha del Orgullo.

Otra disposición importante faculta al Gobierno para retirar temporalmente la ciudadanía húngara a los ciudadanos con doble o múltiple nacionalidad, aunque la hayan adquirido por nacimiento.

El partido en el Gobierno de Hungría sugirió que la medida está dirigida a los “especuladores” que financian “ONG falsas, políticos comprados y los llamados medios de comunicación independientes” desde el extranjero.

Un texto legislativo relacionado – que se votará más adelante – especifica que la ciudadanía húngara puede suspenderse durante un máximo de 10 años y los afectados pueden ser expulsados del país.

Desde su regreso al poder en 2010, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha restringido ampliamente los derechos de la comunidad LGBTQ, los medios de comunicación, los tribunales y el mundo académico.

Los nacionales de otros Estados miembros de la Unión Europea (UE) estarían exentos, junto con algunos otros países de Europa, según la propuesta.

La semana pasada, más de 30 destacados juristas húngaros fustigaron la medida como “una construcción sin precedentes en el Derecho Internacional” que podría ser contraria a los convenios vinculantes sobre Derechos Humanos.

“Putinismo blando”
Los críticos afirman que los cambios legales propuestos erosionan aún más los derechos democráticos en el país centroeuropeo, acercando al Estado miembro de la UE aún más al tipo de autoritarismo visto bajo el presidente ruso, Vladimir Putin.

“Se podría considerar un putinismo blando”, declara Szabolcs Pek, analista jefe del grupo de pensamiento Iranytu Intezet.

“El Gobierno está limitando cada vez más el espacio para los políticos de la oposición, los periodistas y la sociedad civil”, añadió.

Desde el punto de vista político, las medidas se consideran un esfuerzo por apuntalar el menguante apoyo a la coalición gobernante, dividir a la oposición en líneas ideológicas y cortejar a la extrema derecha de cara a las elecciones parlamentarias de la próxima primavera.

El “bullicio” legislativo de Orban es un intento de recuperar el control de la agenda pública, según Pek.

“En este sentido, ha tenido éxito, porque el discurso público ya no gira en torno a los deficientes servicios públicos o la debilidad de la economía”, afirmó Pek.

Desde el año pasado, Orban se enfrenta a un desafío sin precedentes por parte de Peter Magyar, antiguo miembro del gobierno convertido en líder de la oposición, cuyo partido TISZA ha ido erosionando la sólida ventaja que Fidesz ha mantenido durante mucho tiempo, según los sondeos de opinión.

Pek subrayó que la prohibición del Orgullo es una “trampa” para Magyar: defender los derechos LGBTQ podría hacerle perder partidarios conservadores, pero su actual silencio podría llevar a los votantes de izquierdas y liberales a otros partidos de la oposición.

(Tomado de France 24)

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