Oriente Medio: radiografía del caos
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Hay que entender que hoy no estamos ante una batalla por la democracia en Siria, sino ante un conflicto armado que nos presenta una crisis sistémica con dimensiones imprevisibles. A Rusia le preocupa esta situación, y así lo acaba de reconocer su presidente Vladímir Putin, quien también alertó que Moscú no es el responsable de las expansiones del terrorismo y sus fuerzas aunadas en el denominado Estado Islámico.
Tampoco, ha dicho con fuerza el mandatario Putin, su país es el responsable de la crisis migratoria que hoy amenaza a Europa, sino las potencias internacionales que han atizado desde el exterior y han puesto dinero en función de armar y desestabilizar esas regiones. Estas posturas intervencionistas, en su opinión, son las que han generado este caos en el Medio Oriente.
Una pregunta también flota en la difícil coyuntura: ¿Quién puede garantizar que esos terroristas no volverán a los países de Europa con la experiencia adquirida en Siria, tal como ocurrió en Mali después de los combates en Libia? Esto supone una amenaza para todos.
Desde el comienzo, dijo Vladímir Putin, Rusia ha abogado por un diálogo pacífico que permita a los sirios desarrollar un plan de compromiso para su propio futuro. Precisó que no están protegiendo al Gobierno sirio, sino el derecho internacional; e insisten constantemente en la necesidad de aprovechar las posibilidades que ofrece el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Sobre este cardinal tema, académicos y analistas internacionales dialogaron este miércoles en la Mesa Redonda, al tiempo que ampliaron sus valoraciones a los diversos conflictos presentes en el Oriente Medio, su impacto para la región y el mundo, y el drama humano que continúan provocando.
La Doctora María Elena Álvarez sostuvo que el terrorismo es un gran peligro para Rusia y para el mundo. “Estamos hablando de un dilema sistémico. Estamos hablando de personas que están entrenándose con el Estado Islámico que seguramente van a regresar”.
Consideró que Centro-Asia es una región islámica, y hay antecedentes de casos de terrorismo. “Por ello los rusos no puede dejar de estar preocupados, porque hay determinadas células trabajando en esas áreas”.
La experta se detuvo en que Putin marca esta posición porque además de ser el líder de una potencia, ellos tienen bien claro que pretenden cercarlos con esta estrategia contra el terrorismo y su escalada creciente.
Para el analista de temas internacionales Leonel Nodal, es importante señalar el espíritu de la intervención de Putin, quien ha estado diciendo lo mismo que ha expresado desde que fuera electo presidente.
Nodal coincidió con la visión de que quienes le pusieron financiamiento a estas fuerzas contrarias a los gobiernos para crear la desestabilización interna en la región, deben retirársela. Solo así estaremos hablando de una coherente posición para hacerle la guerra al terrorismo.
Rusia, dijo, ha procurado ayudar a Siria, amparada en un convenio militar que está establecido desde los años 70. Además, este país posee una base militar allí, y es la única que tiene en el Mediterráneo, resultado de acuerdos firmados legítimamente. “Por ello es un absurdo que se quiera presentar como si fuera el culpable de lo que está pasando en Siria y quieran armar un escándalo por darle los armamentos al Ejército sirio”.
James Petras, analista político y escritor norteamericano, comentó vía telefónica que el Estado Islámico es el producto de la intervención imperialista norteamericana, la guerra e intervención en Iraq, lo que ha roto el tejido social y ha abierto la posibilidad de presión y fragmentación que provocan determinadas sextas y grupos islámicos.
La fuente del Estado Islámico, argumentó, viene de la táctica imperialista, en función de manipular un grupo islámico contra otro. Este conflicto genera mucho odio.
“Como observador externo podríamos decir que no es tanto el estilo como el contenido. El mensaje que viene de los Islámicos es que ellos defienden el patrimonio nacional, el de los islámicos y que son los opositores del imperio norteamericano; mensaje que combinan con los éxitos militares.
“No se puede olvidar que técnicamente son capaces. No son simples fanáticos religiosos sembrando terror. Tienen personas muy capaces. Iraq, antes de la guerra, era el país más desarrollado científicamente, y esta fuerza se queda marginada después de la ocupación, y encuentra otra vocación integrando el ejército y usan la tecnología avanzada para transmitir el mensaje”.
La Doctora María Elena Álvarez añadió otro matiz al análisis: “No podemos olvidar además que estamos en medio de una guerra mediática. Porque está Europa y están los refugiados, que no son solo sirios. Pero más allá de esto, Europa tiene una crisis de legitimidad. El acuerdo de Schengen se le está yendo de las manos. Parece que no le va a ir bien”.
Leonel Nodal destacó que Iraq y Siria son dos países que históricamente se han complementado, desde que comenzó la expansión del Islam. Han sido alternativas de la islamización de estos pueblos. “En Iraq la mayoría es chiita y el gobierno lo integraba una minoría sunita, una situación que Estados Unidos quebró al destruir el gobierno sunita.
“En Siria, en tanto, la mayoría es sunita y su gobierno chiita. Estados Unidos persigue destruir ese orden, para luego el desorden manejarlo a su antojo. Se ha querido destruir la forma en que estaban organizados con la descomposición de su estructura de gobierno.
“En Libia ocurre lo que la OTAN creó. Han logrado que no tenga una influencia en África. Y en Egipto están pasando cosas que podrían desembocar en situaciones igualmente conflictuales”, puntualizó.
En opinión de la Doctora Álvarez, todo esto más que un costo económico ha producido un gran costo humanitario. “Estamos hablando de países destruidos. En Siria la ONU dejó de contar hasta los muertos, porque dice que es imposible. Son conflictos que solo benefician a los que venden armas y nadie está seguro. Estamos hablando de contradicciones entre poderes, que podrían traer consecuencias mayores, porque qué pasaría si los líderes del llamado Estado Islámico se hicieran de un arma nuclear. Son asuntos demasiado complejos que se deben asumir con mayor seriedad”.
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