Jean Ziegler: el hambre es la masacre más escandalosa del mundo (+ Fotos y Video)
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
El Doctor en Derecho y Ciencias Económicas y Sociales, Jean Ziegler, acudió este viernes a la Mesa Redonda para hablar de sus experiencias, su visión del mundo y su relación con Cuba.
El también profesor de Sociología de las Universidades de Ginebra y la Sorbona, en París, ex Relator Especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, y actual miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, explicó que el hambre es la masacre más escandalosa del mundo.
“Hay millones de personas subnutridas y hambrientas. Cada cinco segundos un niño menor de diez años muere de hambre. Son 57 000 personas las que mueren de hambre cada día. Al menos 1 000 millones de personas son gravemente invalidados o sufren secuelas graves por la desnutrición. Los informes que dan cifras, localización y edad de las víctimas dicen que la agricultura mundial podría alimentar normalmente con 2 200 calorías diarias 12.000 millones de personas. Sólo somos 7.000 millones.
“Entonces no hay falta de alimentos, sino de acceso a la alimentación, de voluntad política y gubernamental para hacerla llegar a los pobres que la necesitan. ¡Un crimen contra la humanidad! ¿No? Por eso yo digo que un niño que muere de hambre es un niño asesinado”, puntualizó.
Según su opinión, vivimos un orden caníbal del mundo. El mercado alimentario está controlado por una decena de sociedades multinacionales inmensamente poderosas. Controlan el 85% del maíz, arroz, aceite… Estos amos del mundo deciden a diario quién va a morir y a vivir. Este poder debe ser controlado por los Gobiernos democráticos.
También precisó que hoy el 70 por ciento de las víctimas del hambre y de la subalimentación son campesinos. Mientras, la FAO dice que la agricultura mundial podría alimentar a 12 000 millones de personas, casi el doble de la humanidad.
En su intervención, refirió que uno de los dramas principales es el precio muy alto de alimentos básicos. El vandalismo bancario, los grandes especuladores, los hedge funds, con su obsesión por el beneficio, han arruinado los mercados financieros del mundo. Los grandes hedge han migrado. Han ido a las bolsas financieras de materia prima, especialmente las agrícolas. Cuando los precios aumentan, la muerte se instala. Yo he dicho que necesitamos un nuevo Tribunal de Núremberg para juzgar a los especuladores por crímenes contra la humanidad. Entre el hambre en el mundo y la criminalidad organizada hay una relación muy estrecha.
En su libro Destrucción masiva: Geopolítica del hambre, nos acerca al horror con una estructura enormemente lógica, que se enriquece además con retratos de los protagonistas de estas luchas, a muchos de los cuales conoce personalmente, y con experiencias propias. La primera parte del libro la dedica, así, a mostrarnos a la magnitud del desastre. Es la geografía del hambre con sus diversos escenarios: pobres rurales explotados hasta la miseria o dueños de pequeñas fincas improductivas; pobres urbanos cuyas vidas dependen trágicamente de las fluctuaciones de los precios de los alimentos esenciales con los que los criminales especulan; y junto a esta hambre estructural, el hambre coyuntural asociada a eventos catastróficos.
Argumentó que la crisis en España y en Europa es grave. “Pero provoca una toma de conciencia. La gente quiere saber cómo es posible que se llegue a una situación así. Y si progresa en esta investigación descubre que hay un destino común entre los hambrientos en África y el sufrimiento aquí. El enemigo es el mismo: la oligarquía financiera multinacional. El Che dice: Los muros más potentes se quiebran por fisuras. Ya se ven fisuras en todas partes”.
A propósito de su referencia al Guerrillero Heroico, la coordinadora general de este espacio, Arleen Rodríguez Derivet, lo interrogó sobre su relación con él, y de aquel encuentro en el que le sirvió de chofer en Ginebra en 1964, cuando el Che acudió a la ciudad suiza a una Conferencia Internacional.
“En 1964, un cubano de apellido Pérez, de Prensa Latina en Praga, me dijo que el Comandante Guevara iría pronto a Suiza. En su condición de Ministro de Industrias fue al frente de una delegación de 12 compañeros a la I Conferencia Mundial del Azúcar, auspiciada por la ONU.
“Pérez me comentó que Cuba no tenía una embajada ni un consulado en Ginebra y me preguntó si podía ayudar en algo a la delegación cubana. Como tenía un carro marca Mini Morris, la ayuda fue convertirme en chofer del Che durante 13 días completos.
“En ese tiempo en que le manejé —y que no podré olvidar nunca— me hizo cientos de preguntas. Sentía mucha curiosidad por todo lo de Suiza y, en particular, por Ginebra”, evocó.
De este encuentro, dijo, tuvo lecciones muy provechosas para su vida, al punto de considerar que el Che le salvó la vida, porque de no aconsejarle que su misión estaba en hacer por ese país, se hubiera ido a otras latitudes a luchar, aunque no tuviera ningún tipo de formación militar. “En lugar de esto, practico la integración subversiva en las instituciones burguesas. Ese ha sido mi humilde aporte a su lucha”.
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