América Latina en disputa (+Video)
Por Giovany Peñate Cruz
Fotos de Internet
Emisión de jueves 8 de noviembre de 2018
El avance de la derecha en Latinoamérica, la oleada neoliberal en las naciones del continente y la reconfiguración del escenario político en la región fueron los temas a debate en la Mesa Redonda de este jueves 8 de noviembre.
En el espacio participaron especialistas y expertos de diversos países Latinoamericanos quienes ofrecieron sus consideraciones y puntos de vista durante el análisis.
El Dr. C. José Hugo Moldiz Mercado, director del semanario La Época, Bolivia y miembro del Centro de Estudios Estratégicos Nuestra América señaló que no existe nada que demuestre que EE.UU. no vaya a utilizar contra Bolivia las mismas estrategias que ha utilizado contra diferentes gobiernos latinoamericanos, Evo morales es un mal ejemplo, para las clases dominantes, que lleva adelante un excelente modelo económico, y ya hay varias manifestaciones desde los círculos de poder imperialista contra el progresismo en Bolivia.
Todo este se inscribe en un frágil equilibrio de fuerzas en América Latina porque existe el intento de restablecer el neoliberalismo y la destrucción de las fuerzas políticas y económicas que sustentan el progresismo, en un proceso de fascistización de la política latinoamericana.
Las señales de este proceso son el profundo odio en el marco de la guerra no convencional para romper el laso social entre los dirigentes y su pueblo y descabezar a los movimientos de cambio, desarrollar fuertes cercos a los países del continente para impedir las normales relaciones continentales, intento de destruir la institucionalidad que se ha llevado adelante a partir de estos gobiernos progresistas.
Sin embargo, no la tienen fácil porque estos gobiernos de derecha no han presentado una alternativa real, por lo que se crea un espectro de resistencia y lucha dentro de estas naciones.
Hasta 2004 cuando se constituye el ALBA no se había logrado construir un espacio de articulación entre gobiernos de izquierda y gobiernos de derecha, en ese momento se instauró el sentimiento de latino americanismo y se concientizó que era posible sostener relaciones de respeto y autonomía con el Norte, pero hoy ello está cancelado con esa contraofensiva.
Según el Dr. C. Jairo Hernando Estrada Álvarez, de la Universidad Nacional de Colombia, el conservadurismo político nunca se fue de los países del continente, se mantuvo desde diferentes posiciones por tanto más que una restauración conservadora se trata de una América Latina en disputa y en resistencia.
Sostuvo que existe una afectación de las posiciones hegemónicas de los EEUU en la región, que se expresa en una reconfiguración geopolítica. Sin embargo, en el análisis de la situación se confundió un poco antineoliberalismo con anticapitalismo, donde instalaron políticas redistributivas con ciertos límites. Es decir, no fueron más allá, no fueron los suficientemente radicales o creativos.
Hoy la derecha se entroniza dentro de los propios gobiernos progresistas, en los procesos con un corte más radical, la derecha se prepara de forma también radical, elabora un discurso político donde se le dice la gente lo que ella quiere escuchar y se construye un enemigo como parte de su proyecto político. Todo ello unido a una producción y construcción de una política del miedo para aplicar estrategias de seguridad.
Por su parte, el Dr. C. Darío Salinas Figueredo, profesor e investigador Emérito de la Universidad Iberoamericana de México y miembro de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, explicó que la OEA se ha convertido en una caja de resonancia del paralelogramo de fuerzas de los movimientos que se dan no solo en la superficie sino en la dinámica y tiene que ver con este invento tan forzado del grupo de Lima.
“Hoy se vive un momento de notable regresión, donde nuestras hipótesis se ven menos plausibles frente a los fenómenos emergentes que van remodelando para mal el escenario regional” subrayó Salinas Figueredo.
Debe proyectarse una política exterior fundada en el respeto donde la multilateralidad y la cooperación resulten instrumentos para el entendimiento y los conflictos y controversias apelen justamente a los elementos de la diplomacia. Además, el tema migratorio muestra el intento de EEUU de trasladarle a México el trabajo sucio y esto ocurre en un momento cumbre para esa nación.
A decir del Dr. C. Nils Castro Herrera, diplomático y ensayista de Panamá, los motivos de la anterior ola progresista están ligadas a debilidades que después no pudieron cerrar. En los años 70 hubo un auge ideológico que gozaba de consensos, seguido de una ofensiva neoliberal y el derrumbe del socialismo en la URSS, con un gran nivel de desconcierto por lo que pudo implantarse políticas de derecha con bastante ferocidad en poco tiempo.
Pero esta ferocidad trae consigo a corto y largo plazo desastres sociales y con ello niveles de inconformidad y resistencia, que conllevan finalmente a revoluciones populares a los que se han denominado progresistas, pero que son un conjunto muy heterogéneo de procesos políticos muy complejos entre sí.
Estos gobiernos solo representan un cabreameinto popular a las políticas existentes por lo que se sustentan más en ese rechazo a lo anterior que en proyectos o programas nuevos.
Existe una gran ofensiva mediática y cultural contra el progresismo, pero parte del éxito de esa guerra se ha debido a las deficiencias de la izquierda. Por lo tanto, habrá un futuro distinto.
“Es cierto que en alguna medida el progresismo falló, pero nunca había recuperado América Latina tantas cuotas de autodeterminación, de soberanía, de dignidad como para hacer reales tantos proyectos de integración” – Castro Herrera.
Hay una reconfiguración, pero la izquierda no se queda atrás por lo que en este momento es para analizar los errores y experiencias, y prepararse y reorganizarse para esta nueva etapa.
Los próximos tiempos serán de intensa lucho porque ni la derecha ni la izquierda la tienen fácil. Las ilusiones democráticas van a ser canceladas por quienes nunca han creído en la democracia. Hoy las democracias se han convertido en el resquicio que han facilitado el camino a gobiernos progresistas que no superaron los mecanismos capitalistas y otros que fueron completamente a la izquierda y estos últimos son los que sobreviven actualmente.
No hay un destino manifiesto para nuestra América en términos de hegemonía conservadora, hay posibilidades reales de enfrentar estos proyectos, pero hay que fortalecer la resistencia.
El poder se construye, no se asalta, no se toma y el poder es mucho más que obtener el gobierno, es conquistar efectivamente los resortes del Estado. Hay que distinguir la diferencia entre acuerdos electorales y colisiones estratégicas. Mientras prevalezca esta crisis de dominación y hegemonía del imperialismo a nivel global desde una visión unipolar el riesgo es mayor para América Latina.
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