El socialismo y el hombre en Cuba, debate que pervive (+ Video)

Por: Leticia Martínez

Fotos: Roberto Garaicoa

Emisión: 14/06/2019

El debate académico, y también popular, en torno al sistema político – social que se construye día a día en la Mayor de las Antillas fue puesto nuevamente sobre la Mesa Redonda, teniendo como guía que aún ilumina el texto guevariano “El socialismo y el hombre en Cuba”.

Al respecto de ese diálogo que ocupa casi todos los espacios de la vida en la isla caribeña, el académico de mérito de la Academia de Ciencias de Cuba, Miguel Limia David, consideró que “hay que tener noción del momento histórico”.

Del VI Congreso del Partido Comunista hacia acá, aseveró, se han definido los fundamentos de una nueva etapa de la sociedad socialista que queremos y podemos construir.

“Hemos definido y actualizado los Lineamientos. Además se ha precisado la conceptualización que aporta, después de una consulta con más de un millón de personas, una noción de sociedad socialista, próspera, democrática, independiente y soberana. Asimismo hemos trazado las bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico Social hasta el 2030 y nos hemos dado una nueva Constitución”.

Tenemos que apoderarnos, dijo, de esas transformaciones y llevarlas adelante. En ese sentido, el texto del Che es muy vigente, “porque siendo un trabajo primigenio del pensamiento político y económico de la Revolución cubana, condicionado además por la época, la trasciende y apunta al proceso de construcción socialista hacia el comunismo, no a crear un nuevo tipo de dominación.

Habla de una sociedad emancipadora, dignificadora, sostenible y, en consecuencia, proporciona ideas, alertas y enseñanzas que debemos tomar en cuenta. “Cambiar sobre la base de nuestros principios. El Che nos dijo claro en su obra que toda la transferencia tecnológica, la innovación en los resultados del trabajo y en la obra de la humanidad, la hiciéramos sin la mella del capitalismo; es decir, con el filo socialista”.

Esas transformaciones, apuntó Limia David, las tenemos que hacer para fortalecer nuestros valores. “Precisamente eso es lo que está plasmado en los documentos rectores del Partido”.

Para la doctora Olga Fernández Ríos, investigadora del Instituto de Filosofía, la obra del Che, también la de Fidel, no solo aportan elementos teóricos, sino que tienen una correlación directa con la práctica social, una mezcla de reflexión y acción.

“El texto de Ernesto Guevara, siendo uno de los documentos fundacionales de la Revolución cubana, de ninguna manera es un pensamiento estático, ni anquilosado”.

Las revoluciones, acotó, son procesos de cambios. “Nuestro pueblo, por ejemplo, no es el  mismo del año 1953 cuando Fidel expuso su concepto de pueblo, pero en él existen una serie de elementos que son fundamentales para hoy”.

Apuntó la panelista que cada momento histórico va aportando determinadas cuestiones, pero el desarrollo de la economía, de la conciencia, el tema de la ética y también de la moral, constituyen un conjunto de elementos que están presentes en los dos pensadores revolucionario, Fidel y el Che.

Para hacer justicia al Guerrillero Heroico, consideró el doctor en Ciencias, Gilberto Valdés Gutiérrez, coordinador del Grupo de Estudio sobre América Latina del Instituto de Filosofía, tenemos que contextualizar, tanto esta obra como todas las demás.

Por ejemplo, en una carta a Fidel en 1965 explicaba que la economía política del periodo de transición no estaba creada. “Fue claro en reconocer la validez de la Nueva Política Económica, la conocida NEP que desarrolló Lenin en las condiciones de la Rusia zarista”.

En aquellas condiciones, detallaba el Che, esa política era muy adecuada. Pero en las de la Revolución triunfante en Cuba consideraba que era un retroceso aplicarla, “porque había que aprovechar el impulso del trabajo liberado y ese un gran entusiasmo inicial había que empujarlo”.

El Che estaba consciente, consideró el investigador, de que la historia se produce por grandes impulsos, además de que estábamos rodeados de un campo socialista que garantizaba la retaguardia. “De ahí que propone el Sistema Presupuestario de Financiamiento en aquellos años, aunque el pensamiento económico del Che no se reduce solo a ello”.

Por el hecho de que ese sistema no sea el actual, aseguró, no podemos decir que el pensamiento del Che no esté vigente.

En el debate generado por el programa televisivo, la también vicepresidenta de la Academia de Ciencias, apuntó que “El socialismo y el hombre en Cuba” trasciende a este momento histórico por todos los retos que el país tiene delante.

En temas como la prosperidad — sobre el cual se instaló un mito con relación al marxismo por malas prácticas socialistas que establecían una dicotomía entre lo individual y lo social — el texto del Che apunta a derrumbar esa falsa idea, que trata de arrebatarle a la concepción marxista y del socialismo la base humanista y la singularidad de su desarrollo.

“El trabajo del Che rescata esa mirada humanista del socialismo y, al mismo tiempo, agrega importantes granos de racionalidad con relación al asunto de la prosperidad”.

En ningún momento niega, como tampoco lo negó Fidel, la necesidad del desarrollo económico del país y su influencia en la vida de la gente, aseveró Fernández Ríos.

En ese mismo sentido, el doctor Valdés Gutiérrez comentó que “el slogan del socialismo próspero y sostenible vino como anillo al dedo a la población cubana”.

Aunque con los cambios, acotó, tememos que los cimientos se dañen y  es lógico, por ejemplo, que la apertura al sector no estatal cree incertidumbres. “Al respecto, Marx decía que la propiedad privada nos ha hecho tan imbéciles que consideramos que una cosa es nuestra solo por poseerla”.

Las armas melladas del capitalismo son un peligro siempre, pero por decreto no se pueden evitar relaciones de mercado. “A mi juicio estamos tratando de perfeccionar la planificación, que no sea burocrática y que no esté de espaldas al mercado. Si el mercado se convierte en el principio de organización de la sociedad, entonces efectivamente los cimientos se destruyen”.

IDEA CUBANA DE PROSPERIDAD

Para el doctor Limia David la prosperidad a la que aspira la nación cubana se fundamenta en la superación de las brechas del subdesarrollo, con conciencia revolucionaria, justicia social, inclusión y sobre la base de la participación.

“Una prosperidad que no tome a la persona solamente por el lado material, estrechamente egoísta, sino en su integralidad, en la vida familiar, en el colectivo laboral, en el barrio. Que surja de nuestro trabajo, potencialidades y capacidades”.

El criterio de prosperidad nuestro, subrayó, no puede ser el del capitalismo, porque tiene que ser sostenible y crear los fundamentos  para el desarrollo de la sociedad y el individuo.

“Una prosperidad creadora de individuos cada vez más participativos y comprometidos con la obra social;  que no crea ciudadanos que sean simplemente consumidores”

Al respecto, el investigador retomó una advertencia planteada por el Che de que “a la Revolución Cubana no le puede pasar lo que a la Revolución Francesa, cuando sus grandes ideales emancipadores se redujeron a la larga a los estrechos marcos del hombre burgués, consumista compulsivo, alienado, apático de la vida pública y depredador.

Nuestra prosperidad, dijo, tiene que ser la de revolucionarios comprometidos y eso es un reto para las nuevas generaciones que están bajo el influjo de grandes medios de comunicación.

En la construcción de esta sociedad, acotó Valdés Gutiérrez, deben tenerse en cuenta todas las opiniones diferentes y “no politizar vulgarmente los debates ideológicos, para aprender así de una y otra visión”.

Ello permite, según Limia David, que el marxismo y el leninismo se desarrollen, porque no son un saco de verdades absolutas, inmovilizadas y dosificadas, sino un paradigma de transformación revolucionaria de la realidad”.

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