Cuba presenta novedades en los protocolos de enfrentamiento a la COVID-19
Por: Randy Alonso Falcón, Oscar Figueredo Reinaldo, Thalía Fuentes Puebla, Lissett Izquierdo Ferrer
¿Cuánto ha avanzado la ciencia cubana en el desarrollo de investigaciones, estudios, ensayos clínicos y publicaciones sobre la COVID-19? Para responder esa interrogante comparecieron este viernes en la Mesa Redonda directivos del Ministerio de Salud Pública (Minsap) y destacados especialistas del sector.
Informaron, además, acerca de la versión final del protocolo de manejo clínico basado en los resultados de la ciencia y el seguimiento a los convalecientes de esa enfermedad.
Al comentar sobre cómo marchan las diferentes investigaciones cubanas sobre la COVID-19, la Dra. Ileana Morales Suárez, Directora Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP comentó que en Cuba la ciencia no ha visto disminuido en su capacidad de innovación e investigación.
Resaltó que el país cuenta con ya 115 investigaciones a nivel nacional para enfrentar el SARS-CoV-2 entre intervenciones, estudios y ensayos clínicos. “Nunca antes tantas personas, al mismo tiempo y en un mismo lapsus habían estado estudiando e incidiendo sobre un mismo problema y eso demanda de la ciencia”, valoró.
En el caso cubano, dijo, ha existido un trabajo mancomunado entre el gobierno y las instituciones científicas, lo cual ha repercutido en los resultados que hoy se exhiben.
“La gran pregunta que todavía nos hacemos los científicos es cuál es el tratamiento más efectivo para esta enfermedad y por tanto, se le da un seguimiento férreo a este tema. Otra cuestión fundamental es determinar cuáles son las dinámicas que desde el Sistema de Salud Pública le han impregnado un sello distintivo al modelo cubano de enfrentamiento a la COVID-19. En este caso resalta el carácter intersectorial de las investigaciones del grupo técnico como las acciones de gobierno”, subrayó.
Otro puntal destacado por la especialista fue la vigilancia en salud. En este sentido expresó que la nación se ha superado a sí misma. Este factor ha resultado un elemento clave en el manejo de la pandemia en la Isla pues ha permitido enfrentar la COVID-19 de manera más agresiva.
“Vigilamos, atendemos al paciente desde la casa, mantenemos la atención de las enfermeras de la familia y desarrollamos, quizás como nunca antes, la llamada epidemiología de campo”, aseguró la Dr. Morales.
A estas acciones se le suman las pesquisas activas y el diagnostico. “Pero sin duda alguna, el diseño del protocolo ha sido un ejercicio académico y científico que nos ha permitido aprender-haciendo y modificar-trabajando”.
En la actualidad se labora con la versión 1.5 de estos protocolos, el cual sobresale por los estudios de investigación que le sirven de base.
“En el caso de la primera versión estuvo acompañado de 6 estudios clínicos y un ensayo por el alto grado nivel de incertidumbre. Más adelante se ejecuta el 1.2 que contó con tres estudios clínicos y dos ensayos; este momento coincidió con el pico. A finales de abril nace el corazón del protocolo en su versión 1.3. Este contaba con cinco estudios clínicos y tres ensayos, los cuales asumían la experiencia adquirida con anterioridad y a partir de ese momento se aprecian las inflexiones en las curvas del país”
Las últimas versiones consolidan las revelaciones clínicas donde se incorporan las intervenciones más exitosas. “Tenemos ya un total de 211 publicaciones científicas, de ellas 33 internacionales y 8 muy bien renqueadas a nivel mundial”, sostuvo Morales Suárez.
Para la Directora Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del MINSAP, el protocolo cubano integra en sí mismo los saberes aislados que tienen el resto de los países. El mismo incluye la vigilancia, el diagnóstico, el terapéutico y el del convaleciente.
“Este último tiene muy bien identificado qué hacer con todos los egresados. En Cuba este registro ya supera el 94%, y por tanto, es vital saber cuáles son aquellas personas que pueden tener alguna secuela y darle seguimiento pormenorizado a su tratamiento”, concluyó.
Los resultados del protocolo cubano de manejo clínico
El protocolo cubano de manejo clínico es fruto de intensas jornadas de trabajo y del aporte de múltiples instituciones, y aunque tiene un carácter nacional, “no es una camisa de fuerza”, sino que se adapta a las condiciones clínicas del paciente, expuso en la Mesa Redonda el doctor en Ciencias Daniel González Rubio, especialista de Medicina Interna del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).
Se trata, dijo, de una herramienta evolutiva, “porque se ha ido desarrollando en la medida que avanzan los conocimientos sobre la enfermedad, en Cuba y en otros países”.
Este protocolo está dirigido a toda la población, con énfasis en los grupos vulnerables (adultos, niños, mujeres embarazadas y personas con otros padecimientos), así como incluye tres componentes: preventivo, manejo terapéutico y el manejo de la convalecencia.
González Rubio explicó que este proceder se enfoca en pacientes en vigilancia epidemiológica, los contactos, sospechosos y confirmados. “Todos estos pacientes reciben el manejo de manera ingresada, en un centro de aislamiento u hospitalario”.
¿Qué tratamiento reciben los pacientes confirmados con COVID-19 en Cuba?
Objetivos del manejo terapéutico:
- Lograr un efecto antiviral.
El especialista de Medicina Interna del IPK especificó que se utilizan los interferones y otros medicamentos antivirales ya probados en países como China.
- Neutralizar la tormenta de citoquinas.
- Tratar oportunamente las complicaciones.
- Mantener estabilizadas las enfermedades de bases.
González Rubio comentó que se busca que el cumplimiento de esos objetivos sea simultáneo, no por etapas.
En la primera semana —abundó— se hace énfasis en las medidas antivirales, y en la segunda se busca el efecto más específico del inmunomodulador.
Cuba mantiene uso de la cloroquina pero “con mucha mesura”
El especialista destacó que la última versión del protocolo incluye una evolución en el tratamiento a los casos confirmados, con una atención diferenciada a los pacientes asintomáticos y sintomáticos.
Aquellos que no presentan síntomas se manejan con monoterapia, empleando el interferón-alfa 2b y el Heberferón, unido a una vigilancia clínica estricta. En el caso de los sintomáticos, tienen un paquete de tratamiento, ajustado a las demandas propias de cada paciente.
González Rubio acotó que se utilizan los interferones, así como la cloroquina y la kaletra. “Los que han recibido esas combinaciones han tenido una evolución favorable”, acotó el especialista basado en estudios realizados en pacientes graves y críticos.
“Ambos medicamentos no se recomiendan como monoterapia, sino que se utilicen de manera combinada”.
En marzo la cloroquina se convirtió en el medicamento más popular, porque se le atribuían efectos antivirales e inmunomoduladores. “De esta segunda virtud no se tenían dudas en Cuba, pues se empela en enfermedades como el lupus, pero en cuanto a los efectos antivirales no había evidencia científica”.
En Cuba, prosiguió el experto, se utilizaba la mitad de las dosis que proponían en un inicio las recomendaciones internacionales, “de ahí que se evite que los pacientes puedan tener reacciones adversas”.
González Rubio aseguró que la cloroquina se utiliza en Cuba con mucha mesura.
Si bien en el país se ha priorizado la asistencia médica, no se ha dejado al margen la ciencia, enfatizó.
En la COVID-19, los ensayos más robustos son en los pacientes en estado graves y críticos, y cuando se utilizan grupos controles y placebo. Esto “en nuestro medio no se admite. La ciencia cubana trata de buscar la verdad por métodos más serios, más humanos”, sostuvo el especialista de Medicina Interna del IPK.
Añadió que se han incorporado antibióticos de diferentes tipos, los esteroides, la heparina, eritropoyetina, surfacen, el CIGB-258, la transfusión de plasma de suero, entre otros.
González Rubio subrayó que los resultados que hoy exhibe Cuba en la atención a pacientes no es el resultado de un único medicamento, sino de la aplicación de todo el paquete, que incluye la sensibilidad de los médicos.
“Estamos tratando de mostrar al mundo el valor de lo que hacemos, y para eso tenemos previstas algunas publicaciones, pero algunas las bloquean. Por lo pronto, las damos a conocer en nuestra comunidad. En algún momento se tendrá que saber por qué hay casi 600 000 muertes en el mundo y en Cuba apenas llegan a 100 los fallecidos”.
En cifras, atención a los pacientes
El Máster en Ciencias Ricardo Pereda González, coordinador del Grupo de Expertos del Minsap y especialista de Medicina Intensiva, ilustró en cifras los resultados de Cuba en la atención a los pacientes.
Del 1ro de junio al 17 de julio se han confirmado en el país 352 casos, de ellos solo dos han llegado al estado crítico y 17 se han reportado como graves, mientras tres pacientes han fallecido, para una letalidad de 0.86.
“Solo el 5,4% del total de los pacientes ingresados fueron a las unidades de cuidados intensivos, lo que refleja la efectividad del protocolo de manejo clínico”, subrayó Pereda González.
En cuanto a las muertes, en marzo fueron seis, en abril 58, en mayo 19, en junio tres y en lo que va del mes de julio un caso, “expresión de la consolidación de la estrategia terapéutica cubana”.
De acuerdo con el experto, los números que muestra Cuba evidencian además la efectividad de la estrategia epidemiológica, que contempla el aislamiento de los contactos, los sospechosos y el ingreso oportuno con el inicio del tratamiento, así como el desarrollo de la biotecnología cubana, fruto de la obra del líder de la Revolución Fidel Castro.
Destacó la estrecha relación entre científicos e intensivistas, y reiteró que la sobrevivencia de pacientes graves y críticos está fundamentada por los medicamentos innovadores cubanos.
Más del 94% de los enfermos en Cuba ya se ha recuperado, quienes desde el primer momento recibieron los interferones cubanos. También destaca el uso del CIGB-258 y el Itolizumab que permiten “ir por delante de la aparición de la tormenta de citoquinas”.
La alineación ganadora no se cambia, dijo en términos de béisbol refiriéndose a que se mantendrá “la terapia combinada, que ha sido efectiva, con resultados palpables”.
Hizo alusión a un taller realizando recientemente sobre la atención de pacientes graves y críticos. En ese intercambio con médicos y grupo de expertos se habló de los resultados del protocolo, que es capaz de tener la flexibilidad de ajustarse a las condiciones clínicas del paciente.
Lecciones aprendidas:
- La realización de discusiones colectivas de casos en tiempo real durante las 24 horas del día.
- La integración de equipos multidisciplinarios para la toma de decisiones.
- Adelantarse a los tiempos en la terapéutica.
- Incorporamos las experiencias del trabajo en zonas rojas de los médicos cubanos que han prestado sus servicios en varios países.
“Esto nos ha llevado a retomar procederes terapéuticos y modalidades en la ventilación mecánica que en algún momento no eran los más frecuentes, y reforzar habilidades en los intensivistas”, acotó, y reafirmó que Cuba pudo demostrar que sus profesionales son competentes en cualquier lugar.
Sobre el llamado del presidente Miguel Díaz-Canel al fortalecimiento de las unidades de cuidados intensivos, Pereda González informó que ya se definió un plan para el desarrollo de estos servicios, que se implementará por etapas.
“Continuaremos esta batalla por la salud y la vida de nuestro pueblo como nos educó nuestro Comandante en Jefe, bajo la conducción del General de Ejército y del presidente Miguel Díaz- Canel”, concluyó.
Servicios de Imagenología diagnostican posibles complicaciones de los pacientes con COVID-19
El Dr. Pedro Pablo González Rojas, presidente de la Sociedad Cubana de Imagenología y especialista de Segundo Grado del Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, aseguró en el espacio televisivo que esta especialidad médica también ha estado en la batalla contra la COVID-19.
En este sentido, comentó que Imagenología cuenta con un número considerable de herramientas- diagnósticos. Se ha trabajado en el perfeccionamiento de los servicios de radiología de tórax (placa), la tomografía computarizada (tac o somatón) y los ultrasonidos.
“Estos servicios evalúan diagnósticos y posibles complicaciones de los pacientes”, dijo González Rojas.
Por las numerables bondades que tiene la radiografía, y por ser un método económico, rápido y de gran disponibilidad en los diferentes escenarios donde se encuentran los pacientes sospechosos y confirmados a la COVID-19, reduce la transmisibilidad de la enfermedad.
“Tratamos de evitar el movimiento de los pacientes dentro de una institución hospitalaria, llevando estos equipos portátiles a la obtención de una imagen radiológica. No cabe duda que con la medicina basada en la evidencia y las innumerables publicaciones que se hacen día a día en estos siete meses, la radiografía de tórax, es uno de los elementos de primer orden”.
Ante la duda de por qué no se utiliza la tomografía, el directivo de salud dijo que este método es una herramienta que muchas sociedades como la europea están indicando como una segunda herramienta de diagnóstico. “Estos equipos no los podemos llevar hasta las unidades de terapia intensiva, hay que trasladar el paciente hasta la sala donde está el equipo y puede ser un foco de contagio”
“Hay que lograr un proceso organizativo, estadístico, y sobre todo de logística. En primer lugar hay que proteger a los que van a realizar ese estudio y posteriormente realizar una desinfección en el local donde se encuentra la tomografía, entre sospechoso y sospechoso. Dejamos a los confirmados para el último momento, realizando una desinfección al inicio y al final”, dijo el especialista.
Además, comunicó que los hallazgos de la infección pulmonar en un estudio radiográfico no son específicos para la COVID-19. “Sí pueden inducir a hallazgos típicos que pueden hacer sospechar de la presencia de la enfermedad como lesiones u opacidades, que se ven como manchas blancas en los campos inferiores de los pulmones. Hay otros hallazgos no típicos que hacen sospechar de infecciones sobreañadidas”.
González Rojas informó que especialistas de toda Cuba conformaron un grupo de investigación para analizar la utilidad de la radiografía de tórax en el enfrentamiento. “No solo la técnica como un procedimiento, sino que este estudio sea inducido hacia la inteligencia artificial, mediante una nube de datos en el Centro de Neurociencias de Cuba. Ya tiene más de 600 pacientes registrados. Hicimos un conseso y quedo un modelo estandarizado a nivel de país”.
Cuando todo esté garantizado, el doctor aseguró, que se aplicarán estas herramientas en los sistemas inteligentes de los hospitales y el sistema de salud.
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