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Artículos etiquetados con: Fidel Castro Ruz

Hoy en la Mesa Redonda: “La Patria es…. El Yate Granma”

En un yate con capacidad para 8 tripulantes, 82 cubanos liderados por Fidel entraron a Cuba el 2 de diciembre de 1956 decididos a ser “libres o mártires”, de esta historia hablan, este viernes, en la Mesa Redonda, El Cuate, su dueño original; el director del Museo de la Revolución donde se guarda la reliquia y un fotógrafo testigo del tránsito de la nave por la historia de Cuba.

Fidel fue siempre nuestra mayor inspiración (+ Video)

La periodista Katiuska Blanco cuenta que “de niño Fidel sentía toda la felicidad del mundo en aquella vida libre de pesquerías, natación, caminatas, juegos y exploraciones infinitas. El deporte y sus placeres y emociones acompañaron desde pequeño su intensa vida. Por eso no extrañó verlo en el colegio de Belén como defensa del equipo de baloncesto, integrante del 11 de fútbol, campeón de salto alto o de 800 metros. Con la Revolución hizo del deporte fuerza movilizadora y derecho genuino de nuestro pueblo”.

Hart: Un hombre sincero de donde crece la palma (+ Video)

Dijo Miguel Barnet en un escrito que le dedicó a Armando Hart cumplió 70 años: “Fue un año providencial para el movimiento cultural cubano. Él fue situado donde hacía falta, ahí donde había que desbrozar las malas hierbas, donde había que erradicar el arribismo y la mediocridad, y lo hizo con elegancia, con cautela, sin cercenar cabezas, más bien sacando del hueco a aquellas que iban a rodar, y poniendo a un lado rencores y revanchas.”

Fidel, un apasionado del deporte

Fidel fue un eterno apasionado del deporte. Quien haya leído el libro Fidel y la Religión, del fraile dominico brasileño Frei Betto, habrá notado que la pasión del líder histórico de la Revolución por la actividad deportiva comenzó desde temprana edad.

El Fidel que conocí

La primera vez que lo vi, según recuerdo, era muy pequeña y mi padre me llamó la atención, pues “cuando Fidel hablaba, todos debíamos hacer silencio y escucharlo atentamente”. Esta fue una de las lecciones que me marcaron para toda la vida, tal vez porque gracias a ello comencé a idolatrar al hombre de barba blanca, siempre vestido de verde olivo y botas altas.