El pasado 16 de febrero viajé a Santiago de Cuba con el colega Arnold August para rendir tributo, ante sus respectivas tumbas, a José Martí y a Fidel Castro. Buen amigo de Cuba, sobre cuya realidad revolucionaria ha escrito libros y artículos basados en su conocimiento directo del terreno, August había venido como parte de la delegación de su país, Canadá, a la Feria del Libro de La Habana, dedicada este año a esa nación. Entre sus contribuciones personales a la cita destacó una ponencia —“Fidel Castro, el poder político y la nueva cultura”, que reprodujo Cubadebate—, en el coloquio sobre el líder de la Revolución.