El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió este viernes la intervención en Libia, luego de la aprobación por parte del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de una zona de exclusión aérea sobre la nación del norte de África. El mandatario reconoció que las fuerzas militares estadounidenses están preparadas si es necesario para un ataque sobre el territorio libio, aunque negó que la Casa Blanca tenga pensado desplegar tropas terrestres.

Más de 50 bajas, entre militares extranjeros, soldados afganos e insurgentes se produjeron tras más de cuatro horas de combate en Bahram Chab, en la sureña provincia de Helmand. El reporte, divulgado en esta capital, está incluído en un comunicado de la insurgencia afgana publicado en el sitio web de la Agencia Kali Yuga, donde se denuncia el falseamiento de datos por el mando de las fuerzas ocupantes.

El Gobierno libio decidió este viernes poner fin a todas las operaciones militares tras la resolución votada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), informó el ministro libio de Relaciones Exteriores, Moussa Koussa, a los medios de comunicación.

Estados Unidos planteó la necesidad de tomar acciones contra las tropas del gobierno libio aún más duras que la imposición de una zona de exclusión aérea. La propuesta supone la aceptación de una intervención militar por Washington después de que en los últimos días varios altos cargos estadounidenses expresaran dudas sobre la conveniencia de la medida.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) instó este miércoles a sus integrantes a ofrecer embarcaciones adicionales para “reforzar” las unidades navales de la Alianza en el Mediterráneo central, con el fin de controlar el embargo de armas a Libia.

La magnitud de los daños provocados por el terremoto de nueve grados que afectó el noreste de Japón el viernes último, incluidas tres plantas termonucleares, y del tsunami que arrasó edificios, vehículos, industrias y embarcaciones, y ha causado decenas de miles de víctimas. El máster José Fidel Santana Núñez, presidente de la Agencia Nuclear de Cuba, explicó que Japón dispone de 54 reactores nucleares, en cuyo diseño, que data de 30 años, no están contemplados probables daños por un terremoto de nueve grados en la escala Richter, sino de hasta siete.