La Caravana continúa
La Habana es inmensa, pero la marea humana no disminuía, las emociones, tampoco. Desde mi puesto en la cama del camión estaba realmente estremecido al ver el fervor de tanta gente (luego, el cantor lo diría con sencillez insuperable: “los agradecidos te acompañan”). Tenía que sacarme aquello del pecho y llamé a una de mis hijas.