Yordanis Rodríguez Laurencio: entre el riesgo y la salvación
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos de Intenet
Entre el riesgo y la salvación, así prefiere hacer más su trabajo periodístico Yordanis Rodríguez Laurencio, realizador del documental Cubanos, entre la vida y el ébola, y lo dice no como un kamikaze de su profesión, sino convencido de la altura de sus propósitos: crecer con un ejercicio laboral que lo mejore además como ser humano.
Ese sentimiento lo colmó en su última misión en África Occidental, a donde llegó acompañado del camarógrafo Tomás Oliveros –El cangrejo- y del intelectual Enrique Ubieta, para darle seguimiento mediático a la entrega de los médicos cubanos en los países dolidos por el ébola.
De los peligros de esos días y de la entrega altruista de los galenos que fueron tejiendo los testimonios, nació el documental, que es también el resultado de una coproducción del Sistema Informativo de la Televisión Cubana y del Ministerio de Salud Pública.
Para atrapar visualmente el heroico combate de los trabajadores de la salud cubana contra la mortal enfermedad en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakri, Yordanis se enfrentó a los mismos riesgos que implicaba estar en esos países invadidos por la mortal epidemia, eso lo supo en los días preparatorios en La Habana, pero tal condición no lo hizo flaquear en su decisión, la que había tomado, sin titubear, durante una llamada telefónica.
“Mi familia si hizo un poco de resistencia, sobre todo mis abuelos, por los peligros evidentes. Mi mamá y mi esposa también se quedaron muy preocupadas. Pero yo soy así, yo creo que uno está en riesgo todos los días. No obstante, no dejó de ser difícil aceptar que si nos pasaba algo nuestros cuerpos no regresarían a nuestro país”.
Añadió que el equipo de prensa supo convertirse en uno solo. “Salimos justamente el 14 de marzo, el Día de la prensa cubana, y desde entonces nos cuidábamos unos a otros. El cangrejo me insistía en que tenía que alimentarme…
“Pero teníamos que contar las historias de los nuestros cuando había medios que invisibilizaban esa realidad. Y la entrega aumentó, porque no solo reporté para Cuba, sino también para Telesur. Por eso terminábamos sobre las 4 de la madrugada”.
De las vivencias más sensibles, narró que fue bien duro conversar con una persona y saber que había perdido parte de su familia. “Muchos niños quedaron sin sus padres y muchas personas perdieron a sus hijos. Nuestros médicos se enfrentaron a situaciones muy, muy difíciles. Tú veías a un paciente que entraba con ébola y veías la salida de otros pacientes muertos. Era muy fuerte esa realidad”.
Pero lo asumido por Yordanis, a la altura de sus 31 años, constituye, según sus propias palabras, de lo mejor que le ha sucedido. “Me apasiona mucho hacer este tipo de Periodismo. Por eso ahora queremos recorrer los campos de Cuba, porque nuestros médicos también en las partes más difíciles de nuestro país están haciendo cosas sublimes que hay que contar”.
Entre lo que habita en lo recóndito de alma, mencionó el abrazo agradecido de los médicos, “porque nos convertimos en parte de sus familias. Y lo que hicieron nuestros galenos cambia la historia, porque el hecho de arriesgar sus vidas por otras vidas es algo que queda para la eternidad. Muchos en África les preguntaban si estaban locos. Porque el protocolo exigía pasos y nuestros médicos fueron los primeros que tocaron a los pacientes y atendieron de la manera en que otros no lo hacían”.
Adelantó que el intelectual Enrique Ubieta está haciendo un libro, en el que también se recogerá la proeza de los cubanos en la lucha contra el ébola.
En los minutos finales de presentación que antecedieron la proyección del documental en la Mesa Redonda, confesó que a los diez años “le prometí a Fidel que me iba a hacer periodista. Y en esas circunstancias tan difíciles uno se supera y se hace mejor persona. Creo que cumplí con el Comandante”.
Llama la atención que este documental no haya provocado el debate, ni siquiera para agradecer a este pequeño gran hombre que responde al nombre de Yordanis Rodríguez Laurencio. Lo elogio, no por compartir la misma tierra, Holguín, sino por hacer de esos hombres de bata blanca seres humanos que ríen ante una vida salvada y lloran ante la pérdida de aquellos que se vuelven como familia ante la lucha por su vida. Es imposible no reconocer, repito, a este CUBANO, que como él mismo afirmó se HIZO PERIODISTA EN LA CONTIENDA. No supo decir NO, ante el llamado de cubrir esta ODISEA AL VALOR y nos trajo con sus crónicas y reportes la VERDAD de la lucha y el natural miedo a enfermar y hasta morir, ese se sabía era el precio. Atrás quedarían sus reportajes sobre BOLIVIA, las entrevistas a presidentes y otros muchos aportes. De seguro tuvo que hacer gala de todo lo aprendido en la práctica, para que cada rostro tuviera un nombre, de editar con los recursos justos, de no dormir. En fin, palabras, harían falta muchas y quizás incurra en lo manido.Por eso y por todo, GRACIAS YORDANIS
Gracias Martha por esas palabras tan lindas. Lo hicimos con el inmenso orgullo de contar la verdadera historia de nuestra gente, de esos cubanos que a riesgo de sus propias vidas salvaron otras. En nombre de Tomás Oliveros, mi camarógrafo, de Enrique Ubieta, escritor y periodista, MUCHAS GRACIAS.