Agenda de integración y resistencia a diez años de la derrota del ALCA

El Centro de Convenciones de Co¬jímar fue la sede del evento, para el cual el Capítulo Cubano de la Ar¬ticulación de Movimientos So¬ciales hacia el ALBA convocó a líderes de organizaciones populares, sindicales, eclesiales y ecuménicas, in¬dí¬genas y campesinas, redes regionales e internacionales, así como a in¬telectuales, y a académicos.

Fotos: Roberto Garaicoa

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

La Habana acogió el Encuentro Hemisférico De­rrota del ALCA, 10 años después, con el objetivo de replantear estrategias de actuación articulada que permitan la integración de los pueblos y la movilización ante la contraofensiva del imperialismo.

Llaniska Lugo, una de sus organizadoras, explicó en la Mesa Redonda de este viernes que en medio de las complejidades crecientes, consideraron que La Habana era el lugar más indicado para fortalecer las estrategias de lucha, cuando la derecha se empecina en contrarrestar las fuerzas de la izquierda progresista.

El Centro de Convenciones de Co­jímar fue la sede del evento, para el cual el Capítulo Cubano de la Ar­ticulación de Movimientos So­ciales hacia el ALBA convocó a líderes de organizaciones populares, sindicales, eclesiales y ecuménicas, in­dí­genas y campesinas, redes regionales e internacionales, así como a in­telectuales, y a académicos.

Llaniska Lugo enfatizó en que unos 160 líderes de unas 106 organizaciones se encontraron para dialogar sobre lo que está ocurriendo, hacer lecturas de contexto y definir ejes de actuación, ya que lo fundamental no es analizar lo que ha pasado, sino diseñar una agenda con proyecciones concretas que les permitan transformar las realidades adversas.

Entre los participantes, unos 120 representan además a diversos organismos y movimientos sociales que gozan de gran influencia internacional.

Lourdes Cervantes, presidenta de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL) mencionó como otros objetivos del encuentro celebrar la victoria contra el Área de Libre Co­mercio de las Américas (ALCA); y “evaluar qué se ha hecho en estos diez años en defensa de la soberanía de nuestros pueblos”.

Al decir de Llaniska Lugo, ante la rearticulación de la derecha, la izquierda tiene que tener la capacidad de visibilizarse, porque hay muchas luchas vivas. “Los movimientos populares tenemos la responsabilidad de profundizar las democracias y las soberanías”.

A partir de esta mirada, entre los paneles del Encuentro Hemisférico Derrota del ALCA se analizaron los impactos ge­­­nerales del libre comercio y el pa­pel de las transnacionales, la actualización de las estrategias de dominación imperial y los procesos de cambio y de integración regional con sus nuevos escenarios.

De igual manera, los reunidos generaron un espacio de solidaridad in­ternacionalista entre las organizaciones del continente.

El programa del evento permitió analizar el desarrollo regional diez años después de la derrota del ALCA, los procesos de integración y el co­mercio regional actual, donde destacan temas como el reciente Tratado Trans­pacífico y el estado de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

“Hay quien no sabe todavía lo que son los tratados, y hay que quitarles los adornos e incrementar la resistencia contra ellos, porque no son más que documentos de dominio imperial. Y el libre comercio es una estrategia de integración para desintegrarnos”, sostuvo Lugo.

El 5 de noviembre de 2005 fue trascendental en la historia latinoamericana contemporánea, porque este día presidentes de gobiernos progresistas de la región, reunidos en la IV Cumbre de las Américas, se unieron para rechazar las intenciones de Estados Unidos de convertirnos en un satélite de su política mediante el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

Es acertado afirmar que la integración regional se impulsó tras ese cónclave, efectuado en la ciudad argentina de Mar del Plata, hecho que se ha inscrito como una de las derrotas más abrumadoras de Washington en sus ansias por llevar a buen término la doctrina imperialista de Monroe.

En esta Cumbre, con la asistencia de 34 jefes de Estado o Gobierno (Cuba no fue invitada), los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Argentina, Néstor Kirchner; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y de Uruguay, Tabaré Vázquez, se pronunciaron contra el engendro estadounidense que pretendía profundizar el sistema neoliberal en el continente.

Horas antes del inicio de la reunión, en la mañana del 4 de noviembre durante una concentración en el estadio mundialista de Mar del Plata y ante más de 50 000 participantes en la III Cumbre de los Pueblos, en respuesta a la Cumbre de las Américas, Chávez afirmó: “Hemos venido con una pala, porque en Mar del Plata está la tumba del ALCA”.

Inspirados en este suceso, los reunidos en La Habana fueron de las nostalgias a la necesidad, porque el dominio imperial no desiste en su propósito de expandir las políticas neoliberales, bajo la sumisión de los gobiernos al llamado Consenso de Washington, que impulsa la apertura indiscriminada de las economías nacionales.

En criterio de los panelistas de la Mesa Redonda, los tratados de libre comercio solo le dejan a la región índices más elevados de desigualdades entre ricos y pobres; pérdida de empleos al reducirse las plantillas o desaparecer los pequeños y medianos negocios ante el empuje de las poderosas compañías transnacionales; y el debilitamiento de los sindicatos al ser prohibidos o mediatizados en los negocios privados o pasar los empleados al sector terciario de la economía.

Por ello el costo social de los modelos neoliberales y la profundización de los dramas sociales que genera el capitalismo, centraron también las discusiones en el Encuentro Hemisférico De­rrota del ALCA, 10 años después, para,  desde una visión más abarcadora, pasar a niveles superiores de integración, unidad y solidaridad entre los países.

Entre los participantes, unos 120 representan además a diversos organismos y movimientos sociales que gozan de gran influencia internacional.

En criterio de los panelistas de la Mesa Redonda, los tratados de libre comercio solo le dejan a la región índices más elevados de desigualdades entre ricos y pobres; pérdida de empleos al reducirse las plantillas o desaparecer los pequeños y medianos negocios ante el empuje de las poderosas compañías transnacionales.

Al decir de Llaniska Lugo, ante la rearticulación de la derecha, la izquierda tiene que tener la capacidad de visibilizarse, porque hay muchas luchas vivas.

Los reunidos en La Habana fueron de las nostalgias a la necesidad, porque el dominio imperial no desiste en su propósito de expandir las políticas neoliberales

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