Tolerancia cero frente a las drogas (+ Fotos y Video)
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaycoa
Cuba tiene una proyección sistémica en la batalla contra las drogas, que comienza con la promoción de estilos de vida adecuados, continúa con la prevención y termina con la garantía de la atención integral de un paciente, expresó en la Mesa Redonda de este jueves el Doctor Ricardo Ángel González, profesor de Siquiatría y asesor del Servicio de Atención a las Drogas, quien ha desarrollado una intensa labor profesional en esta área de la salud.
Sobre los jóvenes que han sido víctimas de este consumo, explicó que “la inmensa mayoría es igual o mejor que yo como ser humano. Cualquiera puede caer. Este no es un problema que se asocia al carácter ni a si son malas personas. Eso sí, entrar en este mundo desconocido puede conducir a conductas delictivas, pero hay que diferenciar al victimario de la víctima”.
Por lo general, argumentó, los padres sienten una culpabilidad extraordinaria cuando descubren que sus hijos están consumiendo sustancias nocivas, un sentimiento familiar que, en su opinión, hay que superar, porque no estamos al margen de lo que en este sentido acontece en otras latitudes.
De las posibilidades que existen de advertir que el joven las está consumiendo, sostuvo que no son pocos los síntomas, pero hay que estar atento a determinadas señales, porque algo no anda bien cuando se tiene aliento etílico antes de los 18 años, o se llega a casa hablando de forma incoherente y con conductas que no forman parte de su estilo de vida.
También, comentó, hay que atender si exige más dinero sin razones de peso, tener en cuenta con quién se reúne, y sobre todo si es con personas que se salen del patrón promedio de su apariencia, de su educación…, así como atender si recibe llamadas telefónicas de desconocidos.
Generalmente, destacó, el estilo de vida empieza a cambiar y se comienza a captar que regaló ropa de cierto valor o que se pierden cosas en la casa, también la parte blanca de los ojos se enrojece significativamente, sus pupilas se dilatan, y se evidencia sequedad en la boca, y cambios drásticos en el apetito y en el sueño.
Igualmente, ahondó el Doctor Ricardo González, se manifiestan otras señales y el muchacho lo reconoce cuando está esclavizado con la sustancia. Además, subrayó, “ojo con el botiquín de la casa, porque hay drogas de prescripción médica que si se consumen con otros fines son ilegales. Y no son pocos los países en que se ha desplazado el consumo de drogas ilegales por estas que se facultan por prescripción médica”.
El experto se detuvo en que en Cuba se defiende el precepto martiano de conocerás al mundo antes de darte a él, “pero esta es una tarea que se las trae. Hay que incrementar más la prevención ante las nuevas posibilidades”.
Arguyó que existe a nivel mundial una serie de criterios de cómo atender estos problemas, pero el Estado y el Gobierno cubano despliegan una atención integral extraordinaria, “y las medidas alternativas que se están tomando son muy buenas”.
Ante la interrogante formulada por un televidente sobre por qué en nuestra sociedad no se concibe legalizar el consumo de la marihuana, puntualizó que es ciencia constituida que con el consumo de drogas el cerebro pierde capacidades para frenar los impulsos y las emociones. “Con una tomografía por emisión de positrones se evidencia cómo funciona el cerebro en diferentes condiciones. A partir de un rayo de protones se observa la huella del daño que ocasiona la droga, que reduce drásticamente la actividad cerebral”.
Además, precisó, la prevención debe hacerse desde edades muy tempranas, porque nadie sabe quién va a ser un consumidor controlado, y ya estamos conviviendo con una droga legal que se llama alcohol que nos está golpeando bastante en la región de las Américas, como también las abuelitas acostumbran a llevarle un buchito de café al nieto, cuando a la larga no se sabe si va a ser un consumidor normal o si va a padecer de un cafeinísmo. Entonces lo mejor es no empezar.
EL ENFRENTAMIENTO
Como parte del sistema de enfrentamiento, el coronel Juan Carlos Poey, jefe de la Dirección Nacional Antidrogas del Minint, se detuvo en que el país no iba a dar cabida a la impunidad en la batalla contra las drogas, y recordó un antecedente no muy lejano: la Operación Coraza Popular, que comenzó en el año 2003 con una contundente batida, y que en la actualidad se mantiene esta misma política de participación consciente de nuestro pueblo, aunque se perfecciona de acuerdo con los nuevos tiempos.
“También se ha habilitado el 106 las 24 horas del día y se han designado números específicos en la capital para atender llamadas todo el día”.
Ante la duda de un seguidor de la Mesa Redonda, interesado en el tema de la manipulación mediática sobre un contenedor con más de 400 kilogramos de cocaína que llegó a Panamá, refirió que la incidencia del contenedor en tránsito en régimen de importación y exportación, es otra de las vivencias a las que nos exponemos, pero que el proceso riguroso de investigación demostró que desde que se inicia el proceso de exportación se documenta el contenedor y las cargas, y el rayo x dio negativo y se dejó constancia de que estaba en el patio hasta que fue trasbordado al buque. Ha quedado demostrado que no fue posible la introducción de esa mercancía, lo sospechoso es cómo se propagó por los medios esta información falsa para desprestigiar a Cuba. No obstante, argumentó, lo ocurrido transparenta nuestra posición.
Israel Ybarra, asesor de la Ministra de Justicia y secretario de la Comisión Nacional de Drogas de ese ministerio, esclareció que las personas que involucran a jóvenes en el tráfico y la distribución de estupefacientes no quedan impunes. “Esa conducta delictiva está tipificada en nuestro Código Penal, y tiene sanciones que van desde lo básico, lo agravado y lo de mayor severidad. Como también los padres que se desentienden de lo que sucede con su hijo, se someten al rigor y al peso de la ley”.
La Doctora Irene Ferreiro, viceministra del Mined, hizo referencia a que su organismo ha actualizado sus reglamentos para estudiantes y trabajadores, para contextualizarlo a la realidad y a la experiencia adquirida. Y aclaró que aunque la meta a alcanzar es lograr una actitud de rechazo consciente al consumo, la escuela aplica medidas para no contribuir a un ambiente de tolerancia de estos hechos, en correspondencia con la política del país.
Especificó que un grupo de medidas tienen un carácter preventivo, y que en el reglamento escolar se establece un orden de gradualidad de las posibles indisciplinas. El consumo de cigarro, por ejemplo, es considerado una indisciplina grave si lo hacen en los centros escolares.
Entre las indisciplinas muy graves, informó, está procurar, portar, consumir o instar al consumo de bebidas alcohólicas, drogas, sustancias sicotrópicas y otras de afectos similares. Indisciplina que se sanciona tanto si ocurre dentro como fuera del plantel escolar.
Precisó que las medidas ante la violación de lo reglamentado incluyen desde el análisis individual con el padre hasta el cambio de grupo, lo cual tiene una repercusión en la evaluación cualitativa del estudiante.
También está contemplada la separación del sistema nacional de educación, que tiene un carácter excepcional y como requisito que lo aprueba la Ministra. Igualmente pueden estar sujetos a ello quienes tienen más de 16 años, y tienen que existir para su aplicación las medidas anteriores, con un nivel de gradualidad y conocimiento de los padres. Durante esa separación se le tiene que garantizar que esté en una actividad productiva que favorezca su formación y el estudiante tiene el derecho de reincorporarse a sus estudios después, “porque no estamos vetando la posibilidad de que se cumplan sus sueños, pero sí es correctiva”.
Argumentó que las medidas se corresponden con la gravedad de los hechos y tienen un carácter individual, así como participan varios organismos en la investigación de un hecho de esta naturaleza como el consumo de droga.
“Tenemos sistema de aviso y funciona todo el tiempo que sea necesario, hasta que se esclarezca el suceso y hasta llegar al proveedor. Es un sistema que se enriquece con la participación de todos y con la visión de justicia de no dejar abandonados a los jóvenes a su suerte”, subrayó.
LA JUVENTUD COMUNISTA SE PREOCUPA Y ACTÚA
Joan Cabo Mijares, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, ahondó en que el tema es esencial para la organización, por la misión constitucional que tiene de formar valores para tener al hombre nuevo, en lo que no tiene cabida el consumo de drogas.
“Hemos elaborado un programa con 33 acciones, con el objetivo fundamental de crear una cultura de rechazo al consumo de una sustancia nociva como esta en los adolescentes y jóvenes”.
La labor del Centro de Estudios sobre la Juventud, precisó, ha sido muy importante para enriquecer con una base científica las propuestas y llegar a los lugares con mayores complejidades y ser más efectivos.
Dentro de las acciones, refirió que se encuentra el diálogo sistemático entre los propios adolescentes y jóvenes sin que medien otras instituciones, para que digan las preocupaciones y busquen caminos para enfrentar el fenómeno. Esta práctica, apuntó, arrojó en una primera etapa más de 10 mil opiniones en más de 1 300 centros de enseñanza, en la que se demostró que los muchachos conocen el fenómeno y a la vez tienen dudas sobre cómo erradicarlo.
Expresó que la UJC se ha propuesto preparar a los secretarios generales de los comités de bases para desplegar un trabajo más intenso en este sentido, porque son quienes están en el radio de acción fundamental y pueden detectar y enfrentar de manera más eficiente una manifestación de este tipo.
Mencionó que se están elaborando materiales audiovisuales didácticos y atractivos que pongan a los muchachos a debatir, y han concibo crear grupos de jóvenes activistas en las universidades que combatan esto, así como hacer más actividades comunitarias.
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