Estados Unidos tiene más armas que habitantes (+Fotos y Video)
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos Roberto Garaycoa
La masacre de Orlando, perpetrada por el estadounidense de 29 años Omar Mateen, el pasado 11 de junio en el club Pulse, constituye la matanza más grande acontecida en Estados Unidos después de la del 11 de septiembre de 2001, y la más grande ocurrida con un arma de fuego.
Este hecho lamentable, que alcanzó una resonancia tremenda en la sociedad norteamericana y en el mundo, tiene una pauta histórica, la cual favorece que hoy en ese país existan más armas de fuego que habitantes.
Este fenómeno que está implantado en la vida de esa sociedad, explicó el Doctor Jorge Hernández en la Mesa Redonda de este martes, tiene un telón de fondo histórico. “Es un país en el cual si bien la Constitución tuvo sus primeras versiones entre 1789 y 1790, en 1791 se emitieron enmiendas importantes, y la segunda es la que hoy se invoca. Esta enmienda precisa en unas de sus líneas el derecho del pueblo a no ser vulnerable y a defenderse, y a partir de esto justifican el derecho a tener, usar y portar las armas, lo cual está extendido en el tejido social norteamericano”.
Además, precisó, a las armas se les atribuye una connotación defensiva y deportiva, o se le considera una herramienta para el ejercicio profesional –para la seguridad privada o de otro tipo. También en algunos estados existen restricciones de carácter territorial para su uso.
Ahondó el experto en que cuando “decimos que está presente en la cultura de ese país la tenencia de arma, se puede entender que está en el ADN de esa sociedad, que además no es posible comprenderla sin el papel protagónico de la violencia. Los colonizadores expandieron la violencia contra la población originaria y luego para su liberación de la colonia, así como recordemos la historia de los hombres traídos a la fuerza desde otros continentes como mano de trabajo esclava y que fueron objeto de la brutalidad más descarnada. Lo curioso es que ellos han pretendido convertirse en paladín de la conciencia crítica del mundo cuando no se revisan”.
Pero antes de Orlando, hubo un suceso masivo de sangre en San Bernandino, y antes un hecho de triste celebridad en una escuela y más atrás una historia que se llevó al cine en 2002, que se reconoció como el francotirador de Washington.
“Estamos hablando del uso de armas de combate, que tiene solo como requisito para su compra tener más de 18 años, demostrar que no tienes trastornos mentales o expresiones de violencia doméstica, y no tener antecedentes penales y, con paciencia, en 72 horas tendrá la autorización”.
Reinaldo Taladrid coincidió con Hernández en que este no fue un hecho aislado. “El mismo día de la tragedia de Orlando hubo 40 incidentes en todo Estados Unidos relacionados con armas de fuego. Y eso no se va a acabar, mientras haya una situación desproporcionada de posesión de armas de fuego”.
Subrayó que en tanto, la Asociación Nacional del Rifle tiene mucho poder, y pone mucho dinero en las campañas y no hay quien toque la Segunda Enmienda, que tiene como origen el temor al regreso de una invasión británica y tener milicias armadas para combatirlas, y para oponerse al pensamiento de que existiera una monarquía absoluta al estilo europeo.
“También está el temor y el sentimiento de que deben estar protegidos. Conozco a una persona que cuando reconoció que no debía existir el bloqueo, espontáneamente su reacción fue empezar a salir armado”, apuntó.
Ernesto Domínguez argumentó que la tenencia de armas y el lugar que se le ha dado a la Segunda Enmienda dentro del imaginario estadounidense responde también a un factor sociológico. “Se trata de una sociedad muy fragmentada en distintos sectores y como norma hay un potencial de realidad conflictiva. A lo que se le suma el componente de que los reunidos en Pulse eran en su mayoría de origen latino, el fenómeno de la homofobia y el componente islámico”.
En el debate, Taladrid añadió que da ocho veces más dinero a las campañas de políticos la Asociación Nacional del Rifle, que el que dan los que proponen control de armas. Además de que esta organización tiene una estructura nacional muy eficiente y está arraigado el criterio de defenderse, y no va a aprobarse nada en el Congreso relacionado con este tema.
No se puede olvidar, dijo, que en esa sociedad se mete mucho miedo. “Antes era el peligro de una invasión extraterrestre, luego el temor al comunismo, ahora al terrorismo, y lo mejor es estar armado”.
Ernesto Domínguez abordó el ángulo de que a veces esta clase de eventos puede mover mucho más el debate, pero esto se concatena con el manejo de la información, el papel de los diferentes mecanismos de opinión pública.
También estamos ante un contexto de rechazo a todo lo que venga desde el gobierno federal, y los índices de desconfianza pueden llevarnos a pensar que la población no crea en la capacidad que tendrían las autoridades para establecer la protección colectiva, por lo que apuesten a mantener el cuidado individual por medio de la tenencia de armas.
Para Jorge Hernández, la contienda electoral, esta circunstancia, recoloca las cosas. “Los valores, que tienen que ver con la identificación mundial a nivel abstracto y con lo que trasladan los medios, toda esa mitología y narrativa construida de que Estados Unidos es el país que garantiza la paz y que ha adquirido ese destino manifiesto a partir del derecho que se han auto-otorgado de salvar al mundo, está gravitando sobre cualquier análisis. Es importante el desmontaje ideológico de todas estas falacias”.
El contexto en el que surgió la Segunda Enmienda fue otro, pero a veces se nos olvida la 9na. Enmienda, que habla de que los derechos de los norteamericanos no pueden ser violados por los gobiernos de turno, y esto funciona como el reforzamiento conceptual, cultural y legal al derecho a hacer inamovible la Segunda.
Desde el 2010 habían hecho un pronunciamiento porque no pueden alterar la Segunda Enmienda, y sí apostar a medidas para regular el control de las armas, sin embargo, lo que han propuesto son prácticamente caricaturas para ejercer ese control. “Son reacciones superfluas y banales, no parece que esto se vaya a convertir en un tema de debate de país”, aseguró el Doctor Jorge Hernández.
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