Palabras a los intelectuales: Defender la Revolución es defender la cultura (+ Video)
Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaycoa
«Después de tres sesiones en que se ha estado discutiendo este problema, en que se han planteado muchas cosas de interés, que muchas de ellas han sido discutidas aunque otras hayan quedado sin respuesta —aunque materialmente era imposible abordar todas y cada una de las cosas que se han planteado—, nos ha tocado a nosotros, a la vez, nuestro turno; no como la persona más autorizada para hablar sobre esta materia, pero sí, tratándose de una reunión entre ustedes y nosotros, por la necesidad de que expresemos aquí también algunos puntos de vista.
«Teníamos mucho interés en estas discusiones. Creo que lo hemos demostrado con eso que llaman “una gran paciencia” (RISAS). Y en realidad no ha sido necesario ningún esfuerzo heroico, porque para nosotros ha sido una discusión instructiva y, sinceramente, ha sido también amena».
Así comenzó Fidel su diálogo, hace 55 años justamente este 30 de junio, con los escritores y artistas reunidos durante tres días en la Biblioteca Nacional José Martí, movidos por la preocupación de lo que podía depararles el futuro cercano. Entre sus desvelos estaba que el campo cultural se viera afectado por posturas autoritarias, sectarias, dogmáticas o injustas.
El presidente de la Casa de las Américas, Roberto Fernández Retamar, quien en aquel momento tenía apenas 31 años, compartió que el corolario que propiciaron estos encendidos encuentros estuvo precedido por una coyuntura muy singular: en tanto la gente se fue apoderando de su país, del 59 al 61, ocurrían sucesos extraordinarios como la Campaña de Alfabetización, la declaración de que la revolución era socialista y democrática, de los humildes, por los humildes y para los humildes y el triunfo en Girón.
Las reuniones de intelectuales celebradas en la Biblioteca Nacional estaban muy relacionadas con el objetivo de la Revolución de crear una asociación nacional de los intelectuales y artistas, pero estaban condicionadas por todo este contexto.
Por si fuera poco, también tenían una muy bien ganada mala fama los errores cometidos en la URSS sobre el control de la labor intelectual y artística. Y la Revolución, en tanto, contaba con varias instituciones culturales propias que ya adquirían obra y prestigio, pero no con una elaboración ideológica en ese campo, ni con la conducción del sector.
Roberto Fernández Retamar aclaró que todas aquellas dudas fueron dirimidas por la intervención magistral de Fidel y, “como me confesó en una carta Juan Marinello: el Comandante con ese discurso nos había salvado de los feroces dirigentismos de los que entonces eran víctimas los países socialistas.
“Aquel día Fidel nos develó lo que pensaba la dirección del país a los muchísimos intelectuales y artistas allí reunidos, entre quienes se encontraba Miguel Barnet, como mi compañera Adelaida, quien estuvo el día decisivo en el que habló Fidel, pero no así en las dos jornadas precedentes, porque el mes anterior había ocurrido el nacimiento de mi hija Laydi”, confesó.
Miguel Barnet comentó que él se coló. “Estaba trabajando en ese momento en la Biblioteca Nacional, lo que fue mi salvación, porque antes había estado de mecanógrafo y hacía facturas de neumáticos. En aquel entonces yo había escrito algunos artículos, pero ni tan siquiera mi primer libro de poemas, que salió en el 63.
“Yo era el más joven, y aún así ya había sido profesor de la recién creada Escuela de Instructores de Arte. En cambio, Roberto había escrito cosas y era un maestro”.
Fernández Retamar puntualizó que durante los dos primeros días se plantearon las inquietudes, las preocupaciones… que eran de muy diversa naturaleza. Por ello el discurso de Fidel en buena parte va aclarando planteos que se habían hecho los dos días primeros, lo cual hace que el discurso no sea comprendido del todo y hay quien no ha comprendido a cabalidad su concepto de que dentro de la Revolución todo, y contra la Revolución nada.
Para Miguel Barnet, Fidel fue una gran revelación, “porque había escuchado otro discurso suyo de carácter ético, pero ese día sentí que era un iluminado. Ese día 30, específicamente, constituyó una revelación y un acicate, porque fue el germen de lo que luego trazó las bases de la política cultural. También Fidel logró despejar ese temor de algunos de que la cultura fuera regida por el autoritarismo.
El Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba comentó que una de las cosas que más lo sobrecogió fue cómo Fidel se dirigió con tanta certeza frente a un auditorio en el que estaban concentrados intelectuales de mucho peso. “Ese hombre inspirado, con solo 34 años, tuvo la intrepidez de ir y dar consejos. Fue una revelación extraordinaria. Además, sin esas palabras a los intelectuales no hubiéramos podido perfilar nuestra política cultural que es tan inclusiva”.
Entre las anécdotas que atesora de ese día, Barnet recordó que un católico dijo que su filosofía no era el socialismo, y Fidel le dijo que eso no era un obstáculo para nada. “Es que había muchas tendencias estéticas e ideológicas, y a mí lo que más me admiró fue que con 34 años hubiera podido dirigir aquello con personalidades con una obra hecha. Fidel realmente fue convincente en todo lo que planteó, y no se puede olvidar que ese discurso estaba acompañado de situaciones paralelas muy difíciles como los alzados en el Escambray, el trauma que supuso la invasión por Girón, y la presencia aún de bandas como la de Rolando Masferrer por la calle, que tiraban a diestra y siniestra. Era un momento crispante, sin embargo, el líder de la Revolución tomó tiempo para sentarse y escuchar”.
Retamar compartió la idea de que era una situación muy heterogénea, porque los presentes tenían diferentes ideas estéticas. Luego en el año 71 se dio el quinquenio gris, lo que fue un momento infeliz dentro de la Revolución cubana. “Intelectuales como Virgilio Piñera vieron interrumpida su tarea durante muchos años. Por ello fue muy importante que se creara el Ministerio de Cultura y que Armando Hart fuera su conductor, porque volvió a las fuentes e instrumentó una política cultural acorde con ese discurso de Fidel, lo que nos hace sentir satisfechos con la política cultural de la Revolución”.
Fidel, dijo, encarna una tradición de este país. “Porque qué fue Céspedes, Agramonte, Martí… y Fidel es un intelectual guerrero, como ellos”.
El Presidente de la Uneac aseguró que en el quinquenio gris se malinterpretó lo dicho por Fidel, y esos errores, aunque no los olvidamos, tenemos que pasarle por encima, porque la Revolución es más grande que nosotros mismos. “También me molesta que se reduzca aquel discurso al apotegma de que Dentro de la Revolución todo y contra la Revolución nada, cuando la frase más importante fue: Defender la Revolución es defender la cultura, de lo contrario estaríamos asumiendo una mirada reduccionista”.
Miguel Barnet argumentó que los artistas e intelectuales en estos 55 años nunca han estado solos, y que Fidel siempre está en el alma, en el pensamiento y en el diario quehacer. “Como también el General Presidente, como le dice nuestro querido Eusebio Leal, ha estado con nosotros presente, lo estuvo en el 50 aniversario de la Uneac y estoy seguro de que estará en el 55”.
Rubiel García, presidente de la Asociación Hermanos Saíz, comentó que le cautiva el hecho de que Fidel invitó a aquellos artistas a participar en la construcción de ese proceso eminentemente cultural que es la Revolución. “Hoy el espíritu de convocatoria que tiene el discurso Palabras a las intelectuales sigue vivo, para fomentar la cultura, defender el patrimonio y darle al pueblo los valores más genuinos del arte cubano y universal”.
También se detuvo en el valor que tiene que la AHS sea una organización heredera de esa experiencia, de ese encuentro que marcó las pautas de la política cultural que han tenido la responsabilidad de defender a partir del arte hecho por los jóvenes.
Sostuvo que desde la cultura se enfrentan los problemas sociales, se participa y se construye, como también se evita la colonización mental.
Indira Fajardo, presidenta del Consejo de Casas de Cultura, argumentó que ella es un producto de Palabras a los intelectuales, “porque soy instructora de arte, en la especialidad de Música, y la existencia hoy de más de 17 mil instructores de arte a más de 55 años de aquel discurso, es el resultado de una política de la Revolución y de una coherencia con lo planteado.
“Además, hay unas 349 Casas de Cultura en todo el país, las cuales se nutren con una programación variada que es hija de la revolución cultural que ha impulsado este país”.
Hola, soy defensor por excelencia de la crítica constructiva, aún cuando esta pueda ser vista por algunos como una cruenta forma de reparar daños, de restañar heridas, por lo que acudo una vez más al recurso de la crítica para arrojar luz sobre un punto: No comprendo la frase “Luego en el año 71 se dio el quinquenio gris”; si padecimos un quinquenio gris o una década negra (como otros denominaron a tal fenómeno) este no se dió en solo en el año, o sea, que fueron alrededor de 10 o 15 años de relativa oscuridad en los que los “Intelectuales como Virgilio Piñera vieron interrumpida su tarea durante muchos años”; si la tarea de muchos intelectuales quedó truncada, interrumpida durante muchos años, entonces no se le debería calificar a este período de “un momento infeliz dentro de la Revolución cubana” ya que 10 0 15 años no son un momento, en realidad nadie comparte el criterio de Carlos Gardel de que 20 años no es nada, 10 o 15 tampoco lo son en el transcurso de una vida humana, ni en la vida de muchos hombres de mucho valor para la sociedad y para la Revolución Cubana. No crean que obvio la luz, no dejo de verla, pero me preocupan las sombras… No solo los escritores enfrentaron momentos grises… Que bueno que hoy damos pasos firmes hacia la inclusión social, hacia la democracia verdadera.
Saludos de Jacuna Matata?