Alfabetización con impronta de mujer (+ Video)
Por: Oscar Figueredo Reinaldo, especial para la Mesa Redonda
Fotos: Roberto Garaicoa
Hace 55 años, el 22 de diciembre 1961, Fidel proclamó en la Plaza de la Revolución que Cuba era el primer territorio libre de analfabetismo en América Latina; un acontecimiento extraordinario para la naciente Revolución que marcaba el punto de partida del desarrollo educacional de la nación cubana y definía los destinos del propio país.
De aquella heroica hazaña conversaron cuatro de sus protagonistas en la Mesa Redonda de este jueves. Cuatro mujeres que siendo muy jóvenes estuvieron en esa cardinal campaña de alfabetización.
El 29 de agosto de 1960 en la graduación del primer contingente de maestros voluntarios en Cuba, Fidel daba a conocer la decisión del gobierno revolucionario de organizar una campaña masiva de alfabetización.
“El año que viene vamos a librar la batalla contra el analfabetismo, el año que viene, tenemos que establecernos una meta: liquidar el analfabetismo en nuestro país. ¿Cómo? Movilizando al pueblo, señalaba el líder de la Revolución Cubana quien el 26 de septiembre de 1960 en su histórica intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas refrendaría ante el mundo el propósito de la Revolución Cubana de liquidar el analfabetismo en nuestro país.
Fidel siempre confió en los jóvenes
Al comentar sobre las motivaciones de tantos jóvenes en ese momento trascendental para Cuba, Nereida Cruz Tejas, alfabetizadora Conrado Benítez y hoy profesora del pedagógico Enrique José Varona, señaló que primeramente hay que tener en cuenta la confianza infinita de Fidel en su pueblo en los jóvenes.
“Esa confianza fue lo que lo hizo realizar ese compromiso de erradicar el analfabetismo en un año en nuestro país y por supuesto el pueblo no se hizo esperar”, expresó.
Nereida rememoró que la campaña de alfabetización estuvo estructurada en diferentes grupos.
“Los alfabetizadores estuvieron integrados en las Brigadas Conrado Benítez la cual contó con un total de 100 mil jóvenes. Además se constituyó el grupo de alfabetizadores populares que aupó a más de 120 mil muchachos así como los 13 mil brigadistas Patria o Muerte”, señaló.
Para esta pedagoga también fue muy importante la actitud asumida por los propios alfabetizados pues gracias a su disposición se pudo lograr tan encomiable labor.
Al recordar todo lo sucedido en esos momentos, Cruz Tejas advirtió que muchas familias se volcaron por completo en esa tarea, mientras que otras, permitieron que jóvenes entre 10 y 16 años salieran de sus casas para alfabetizar.
“La familia cubana rompió esquemas porque permitió a hijos e hijas alejarse hasta los lugares más intrincados de la geografía nacional para cumplir con el llamado del Comandante. Entre tanto muchas familias campesinas abrieron sus hogares para recibir a los brigadistas como un hijo más”, valoró.
Nereida con tan solo 14 años marchó junto a sus otros tres hermanos a los alrededores del poblado de Puerto Padre, actualmente en la provincia de Las Tunas a enseñar.
“Desarrolle esa tarea en un barrio llamado Los Hoyos, en el actual municipio Jesús Menéndez. Me incorporé a un hogar campesino en el cual alfabeticé a siete personas y fue una experiencia muy formativa porque no solo enseñamos sino que también aprendimos”, añadió.
Para esta alfabetizadora la Campaña fue un espacio propicio en el que se forjaron valores como la solidaridad y la vocación de magisterio.
“Por eso de esas filas salimos tantos maestros que aún estamos en las aulas. Pero también esta campaña marcó un hito cultural para el país porque marcó no solo a la educación sino la cultura de todo un pueblo”.
La alfabetización fue nuestra Sierra Maestra
Mireya Suárez Ortega, alfabetizadora también Conrado Benítez, era una de las tantas jóvenes de la Escuela Normal de Maestros de La Habana que acudió al llamado de la Revolución. Comenta emocionada en la Mesa Redonda que acabar con el analfabetismo era un viejo anhelo de muchos jóvenes en la época ya que era una forma de corresponder al sacrificio de tantos jóvenes que un poco antes habían luchado en la Sierra Maestra.
“Para mí la alfabetización fue una experiencia inolvidable. El lápiz, cartilla y Manual fue mi posición de combate y es por eso que en el horario de la tarde del 16 de abril mientras Fidel declaraba el carácter socialista de la Revolución nos dispusimos a salir desde Ciudad Libertad hasta Varadero para enfrentar el enemigo si hubiese sido falta”.
Natural de Palma Soriano, esta cubana fue primero hasta Santiago de Cuba y luego hacia Guantánamo para llevar la luz de la enseñanza. Finalmente desarrolló su labor educativa en el extremo de la isla en la punta de Maisí.
“Alfabeticé a 14 analfabetos. Allí fue recibida con mucho cariño y esas personas se convirtieron en una familia para mí. No solo me integré en las tareas hogareñas sino también en la recogida de café que era una tarea fundamental.”
Suárez Ortega relata que lo hacía para poder dar clases en el día a las mujeres entre tanto los hombres lo hacían en la noche.
“Años más tarde he vuelto a Maisí, incluso con mis hijos. Debo decir que no es el mismo Maisí que yo alfabeticé porque ya la Revolución ha transformado todo aquello: hay secundarias, escuelas primarias y hasta círculos infantiles. Si hay un lugar que puedo asegurar que ha sido beneficiado por la Revolución Cubana es Maisí.”, expresó.
En otro momento del programa, Mireya Suárez Ortega se refirió a la creación de los sindicatos de educación.
“Antes lo que existía era un Colegio pero esto no permitía que los trabajadores docentes y no docentes se unieran en un solo haz. Hasta que en noviembre de 1961 se constituye el sindicato nacional de trabajadores de la enseñanza”.
Al hablar de la prueba final de los alfabetizados explica que no todos los 14 analfabetos llegan a este momento a la misma vez.
“Aunque no todos tuvieron el mismo ritmo todos le escribieron a Fidel su carta en donde agradecieron la posibilidad de no tener que poner una cruz para firmar”, comentó.
Con nueve años me fui a alfabetizar
Otra de las alfabetizadoras fue Mireya Leyva Betancourt. Para ella la campaña de alfabetización fue una expresión de aquellas palabras de Fidel que esta Revolución era por los humildes, con los humildes y para los humildes.
“Yo era una de esas humildes, hija de un obrero agrícola que no le cabía en el capitalismo más opción que ser la réplica de sus padres. Pero desde mi inocencia de 9 años yo fui capaza de sumarme a esa movilización popular que fueron las Brigadas Conrado Benítez. Pero al ser tan joven no se me permite ir en el grupo que se preparaba en Varadero y me dedico a ser alfabetizadora popular que también se desarrolla en el los barrios del campo y la ciudad”.
Leyva Betancourt rememora que tuvo a su cargo dos alumnos uno de los cuales tenía 26 años y fue miembro del Ejército Rebelde.
“Como yo no podía ir a su casa por la distancia a la que quedaba, él iba muy puntualmente todas las tardes a la mía con un espíritu de aprender tremendo.”
Mireya explicó además que luego de la Campaña de Alfabetización terminó los estudios primarios, la Secundaria Básica y el pre y tras el cual se incorpora en 1968 al llamado realizado por la UJC para formar profesionales para las FAR.
“Sin pensarlo dos veces y con la impronta de todos aquellos jóvenes que había sido del Ejército Rebelde yo doy el paso al frente. Luego comienzo a estudiar en el ITM la carrera de ingeniería mecánica”, señaló.
El placer de la Felicidad
El cierre de la Mesa Redonda fue ocupado por una nonagenaria quien tiene en su haber más de 59 años dedicados a la enseñanza. Rina Peñalver González a sus noventas años se mantiene activa dentro del sector y da clases en el preuniversitario Gerardo Abreu Fontán en La Habana.
“La campaña de alfabetización fue una respuesta de nuestro Comandante en Jefe a Martí, a nuestra historia a nuestros mártires y a pesar del asesinato de tantos jóvenes como Domenech y Conrado Benítez miles nos incorporamos para salir del subdesarrollo cultural que nos sumía en la ignorancia”
Rina quien era maestra de Secundaria Básica, en Marianao y preparó a varios maestros para desarrollar la campaña.
“No solo fue alfabetizar sino que convencimos a muchas familias para que le abrieran las puertas a los brigadistas sobre todo en la región de Oriente. Esta campaña de alfabetización nos dio la dignidad plena del hombre, nos dio- como dijera Fidel- el placer de la felicidad”.
Soy también educadora pero mucho más joven, por lo que no me tocó vivir la Campaña de Alfabetización. Por eso las admiro; a tres de ellas las conozco personalmente por mis funciones de trabajo, y créanme que es para mí un tremendo honor compartir con ellas cualquier jornada de trabajo o simplemente de intercambios. Estoy segura que esta hazaña las fortaleció humana y profesionalmente. Muchas felicidades.
Felicidades a las 4 , especialmente a mis coterráneas, soy de Puerto Padre y llevo 38 años en la profesión y nunca me he ido de las aulas, aun cuando he dirigido por muchos años y en varios niveles. La mesa muy buena e instructiva, estimuladora de la profesión aunque eso no le interesa a muchos en este mundo metalizado, nuestra profesión tan noble, bella y humanista hoy no tiene muchos seguidores en nuestras aulas y no es porque los jóvenes de hoy no cuenten con excelentes profesores que los motiven, en sus clases y fuera de ellas, a ser maestros, se trata de otras causas que también cuentan en un país donde todos reconocen la labor social del maestro pero qué trabajo cuesta estimular materialmente a este sector que lo da todo a diario y que recibe menos que los demás, sabiendo que los demás son frutos de esa labor, todos reconocen que la pirámide está invertida pero cuándo la pondremos al derecho?, los médicos no tienen que hacer formación vocacional para que los hijos y estudiantes en general seleccionen su carrera, se sobran médicos a la hora de optar por las carreras, pero los médicos tienen un salario aceptable, cumplen misiones internacionalistas seguidamente con la consabida ganancia material, los varones no cumplen con el SMA, y ahora se le asignan casi regaladas lap top, tablets y autos, merecidos por demás …….., en otras empresas los trabajadores tienen salarios acordes a lo que produzcan , pero los maestros nos hemos quedado con un salario que apenas alcanza para comer, y encima de eso la estimulación material y moral es muy poco sistemática y a veces deficiente, se reduce a un diploma a veces mal configurado y hasta con faltas de ortografía, y como sucedió el curso pasado cuando fueron a estimular de esa manera en el acto municipal, que era en un CP a 3 km de la cabecera del Municipio,se informó que no podían llevar a los que iban a ser estimulados moralmente por no haber combustible ????? y todavía esperan por el diploma de ese año por ser mejores docentes de sus escuelas y los mejores del municipio.( Sin comentarios no?)
Invito a los organizadores de las MR a hacer un programa con integrantes del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, 2da revolución en educación, y obra de FIdel, en esta jornada casi nada se habló de este destacamento, aunque sé que estaba dedicada al 55 aniversario de la alfabetización, sería una manera más de estimular a los jóvenes por esta profesión.