Donde basta con una (+ Video)
Por: Manuel Alejandro Hernández
Fotos: Roberto Garaicoa
Emisión: 21/04/2017
Donde basta con una, un documental sobre la polémica guerra de símbolos y el uso de las banderas, fue el tema que se puso sobre la Mesa Redonda durante la emisión de este 21 de abril de ese espacio televisivo.
El Centro de Estudios sobre la Juventud ha promovido varias investigaciones sobre el uso de la bandera norteamericana en Cuba, al respecto la directora de esa institución, la doctora Teresa Viera Hernández, aclaró que “los estudios sobre la juventud en el país hoy se realizan desde todas las facultades de ciencias sociales del país, no únicamente hacia la arista del empleo de la bandera de los Estados Unidos, sino del empleo de muchos símbolos, patrios, extranjeros, que de alguna manera recoge cómo nuestra juventud cubana se apropia de la globalización y la colonización cultural.
“En el caso cubano, el uso de la bandera de los Estados Unidos es una problemática social que las propias circunstancias sociales del país, en torno a las posibilidades migratorias y a la entrada de intercambio cultural con otras naciones, entraña la posibilidad de que se haya diversificado mucho la manera y ampliado mucho el horizonte en los que eso está ocurriendo hoy.
“La cultura cubana ha logrado ser exitosa por los cubanos y las cubanas, ha encontrado en este escenario hoy con una proliferación del uso de este tipo de prendas, el rechazo ciudadano a que esto ocurra, a lo mejor no proactivamente, pero si en el entendido de que muchas personas se cuestionan la manera en que se usa y cuáles son los preceptos que se utilizan para su uso.
“No es una problemática totalmente aceptada por la población. Los estudios expresan que el uso de esa prenda no tiene que ver con la identificación ideológica con la cultura estadounidense o con principios de vida norteamericana, sino con el uso de determinadas modas que son accesibles para determinadas fuentes de ingreso”.
El documental de la productora Dver, dirigido por el ciudadano Fernando Arias, y un equipo de trabajo que él mismo coordinó, ha sido puesto a disposición de los participantes del espacio “Dialogar, dialogar”. Sobre las reacciones que se han experimentado al respecto, el doctor Elier Ramírez Cañedo, historiador y ensayista, coordinador de ese tipo de intercambios expresó que “ese material es una prueba de cómo se pueden hacer materiales de temas históricos y políticos de calidad y con una factura y una buena acogida en los jóvenes. Hemos conspirado con Fernando Arias y lo hemos llevado a conferencias, al Salón de Mayo, y ha sido muy bien acogido y ha servido para incentivar el debate, porque este material de alguna manera abre una puerta hacia un tema más amplio que es la guerra cultural.
“En los debates que hemos hecho siempre caemos en el análisis de qué hacemos desde la producción simbólica en la lucha ideológica, cultural, y cómo tratamos el tema de nuestros propios símbolos.
“En más de 40 minutos este material, que es solo el primer capítulo de una serie, nos pone a pensar sobre el uso de los símbolos, y la ley respecto a ello. En los análisis que hemos hecho hay bastante consenso en que la ley no es problema. La polémica se da más en el reglamento que es del año 1988, y es más restrictivo y no le permite ni siquiera portar una bandera en un pullover, aunque sea de pequeño formato para llevarla con orgullo.
“Hay posiciones de todo tipo. Hay jóvenes que incluso aprueban que sea más restrictivo el uso. Hay un consenso en que debe haber algún tipo de flexibilización, pero nunca caer en la ofensa al símbolo”.
Lea también este interesante reflexión de Fernando Martínez Heredia
Desde hace varios meses –y estimulado por un incidente bochornoso—está presente en el conjunto de medios que circulan en la actualidad cubana un debate acerca de la utilización en espacios públicos de nuestros símbolos nacionales, la bandera de Estados Unidos y las implicaciones que advierten los participantes en el debate. Esto es muy positivo, porque ayuda a defender y exaltar el patriotismo en la coyuntura peligrosa que estamos viviendo e invita a definirse en un terreno que es favorable a la patria, en un momento en que el curso cotidiano incluye muchas cosas en las que no es necesario definirse, que resultan desfavorables a la patria y la sociedad que construimos a partir de 1959.
Como en tantos otros campos y problemas, pudiera producirse en este una división entre élites y masa de la población. La cuestión expresada en los símbolos nacionales tiene una larga data –siglo y medio–, e implica una cultura acumulada que desde el inicio hasta hoy le aporta al mismo tiempo una fuerza descomunal, una gran complejidad y aspectos que han sido y pueden volver a ser conflictivos. Desde hace tres décadas vengo publicando mis criterios sobre ese decurso histórico y sus expresiones contemporáneas, y no me repetiré aquí. Solo reitero que la explosión libertaria y de poder revolucionario combinados que se desató hace casi sesenta años logró –entre tantas victorias– deslegitimar y disminuir a fondo las divisiones cubanas entre élites y masa, y resulta vital que no permitamos que hoy se vuelvan a levantar.
En torno a la cuestión de estos símbolos existen actualmente reacciones y opiniones diversas que no creen referirse a problemas trascendentales. Más vale no tacharlas de superficiales, ni sentirse solamente heridos ante lo fenoménico. También pueden crearse confusiones involuntarias, porque las ideologías que se van instalando en clases y sectores sociales no se basan en la malicia, ni en intenciones y reflexiones. Es imprescindible interesar a la formidable conciencia política que posee el pueblo cubano en cuanto a lo que significa esta cuestión, para que la resuelva.
Es preciso aclarar que estamos ante dos problemas diferentes: el del uso y la regulación de los símbolos identificados como nacionales, y el de la batalla cultural decisiva entre el socialismo y el capitalismo que se está librando en la Cuba actual. [1] Trataré de sintetizar aspectos, comenzando por el primer problema.
La ley que rige la utilización de esos símbolos puede ser muy rígida, pero nadie le ha hecho caso nunca a esa rigidez, y el pueblo ha expresado su patriotismo de todas las formas y con todas las acciones que ha estimado conveniente.
El canon patriótico popular de uso de los símbolos nacionales tiene otras reglas que son diferentes a las legales, y más legítimas que estas, porque tiene su fundamento en la conciencia colectiva, los sentimientos, las costumbres y
las tradiciones que lleva íntimamente cada persona consigo, desde que comienza a descubrirlos y asumirlos de niño hasta la muerte.
En la batalla de símbolos que se está librando participa una multitud de cubanas y cubanos que sienten una profunda emoción al cantar el himno nacional –como el atleta premiado que lo entona llorando–, o portan, veneran,
pintan, saludan a la bandera de la estrella solitaria. Participan los que tienen a Martí como el padre tutelar de esta nación, que nos enseñó las cuestiones esenciales y nos brindó su talento, su proyecto y su vida, le tienen devoción y
lo representan, aunque lo hagan con más unción que arte. Y los que siguen a Maceo porque supo trasmutar la guapería en heroísmo, renunciar al mérito propio por la causa y presidir la familia que murió por Cuba. Participa el que se tatúa al Che en su cuerpo, el que siente orgullo de ser cubano y el travesti vestido con la bandera en la obra de teatro político hecha por jóvenes.
Es un error poner las precisiones y discusiones sobre la ley en un lugar importante, en medio de la tremenda pelea de símbolos que ya estamos viviendo. Sería otra de esas discusiones que pueden ser largas o abstrusas,
pero le interesan a muy poca gente y no sirven de mucho.
La ley debe servir, con claridad y sencillez, para defender lo que sería el hábito externo del patriotismo, frente al avance galopante de la mercantilización que está envileciendo tantas cosas, y para ayudar a hacer acertadas y efectivas las expresiones populares y oficiales del patriotismo. Hay que sacarla de la fría prosa y la convocatoria semestral de la Asamblea Nacional. Los medios de comunicación y el sistema educacional deben divulgarla –insisto, divulgarla–, como un auxiliar más del patriotismo, ayudándose con algunas narraciones emotivas y unos cuantos datos que casi nadie conoce, que sean ajenos unas u otros a los clichés tan repetidos que no mueven a nadie y provocan aburrimiento o rechazo.
Paso a la función de los símbolos en la batalla cultural, que en la fase actual de Cuba es la principal.
Será muy positivo si podemos analizar cada aspecto diferente del problema, teniendo siempre en cuenta que no existen así, sino como parte de un todo; que existen mezclados, en conflicto o en paralelo con los demás aspectos y
problemas de su propio ámbito, pero sobre todo con otras características de la sociedad cubana actual. Habría que elaborar una comprensión del conjunto de la cuestión de los símbolos nacionales en función del complejo y doble conflicto actual, entre capitalismo y socialismo y entre Cuba socialista y Estados Unidos. Y atender también a los condicionamientos a que someten a la cuestión las corrientes culturales principales del mundo actual.
En cuanto a esto último, gana cada vez más terreno a escala mundial la homogeneización de opiniones, valoraciones, creencias firmes, modas, representaciones y valores que son inducidos por el sistema imperialista mediante su colosal aparato cultural-ideológico. Una de sus líneas generales más importantes es lograr que disminuyan en la población de la mayoría del planeta –la que fue colonizada– la identidad, el nacionalismo, el patriotismo y sus relaciones con las resistencias y las revoluciones de liberación, avances formidables que se establecieron y fueron tan grandes durante el siglo XX. La neutralización y el desmontaje de los símbolos ligados a esos avances es, por tanto, una de sus tareas principales. Es obvio que ese trabajo trata de ser más eficaz hacia los jóvenes, que están más lejos de las jornadas y los procesos del siglo XX. Si logran que les salga bien, la victoria imperialista será mucho mayor, porque se generalizará el desconocimiento y el olvido de aquel mundo de libertad, justicia social y soberanía, y les será más fácil implantar el mundo ideal y sensible correspondiente a su dominación.
En vez de desconcertarnos con las anécdotas terribles de ignorancias de jóvenes en este campo, y de que se extiendan las creencias en mentiras y aberraciones que son difundidas dentro de la masa creciente de medios que no controlamos, hay que desarrollar ofensivas –no ripostas– de educación patriótica y socialista bien hechas, atractivas y eficaces, exigir y lograr la participación de los medios nuestros que deben implicarse en esas ofensivas y la eliminación de las actuaciones y omisiones que se opongan a ellas o las debiliten, y organizar atinadas campañas de condena y desprestigio de los aspectos burdos o menos disimulados del sistema cultural-ideológico imperialista.
Pero lo esencial es que partamos de que en lo interno a Cuba está lo decisivo en la batalla de los símbolos.
Los niños pequeños y los alumnos de primaria aprenden a sentir el patriotismo y venerar los símbolos. Confluyen en ese logro la enorme tradición cubana que les llega desde las familias y en la escuela, por la cual pasa el universo infantil, el esfuerzo de sus maestros, los actos escolares. Desde hace más de un siglo el patriotismo ha tenido una amplia presencia en su socialización, y la Revolución multiplicó las acciones, los vehículos y las actitudes positivas en esa asunción más temprana del patriotismo. La fractura viene poco después.
Hay que actuar mucho y bien en la formación de los adolescentes y jóvenes, porque ahí se unen la deficiente calidad de la educación secundaria y la avalancha de materiales ajenos o desfavorables al patriotismo nacional que cae sobre ellos, en una etapa de la vida en la que el ser humano experimenta una multitud de cambios, motivaciones e influencias. El peso de la familia disminuye en esa etapa, es insuficiente el trabajo o la influencia en ellos de instituciones y organizaciones de la Revolución, y se topan cada vez más con diferencias sociales, porque ellas han venido creciendo.
Esas diferencias impactan su sensibilidad y su comprensión de la sociedad cubana, llegan a obligar a una parte de los adolescentes y jóvenes a hacer elecciones y renuncias, y tienden a sectorializarlos y disgregarlos.Sin embargo, no debemos conformarnos con generalizaciones superficiales, ya sean triunfalistas o pesimistas. Es imprescindible analizar y llegar a conocer la situación, con rigor y con honestidad. Esto nos permitirá, por ejemplo, encontrar
muchos miles de jóvenes en disímiles situaciones y de diferentes sectores, a lo largo del país, que se identifican con el patriotismo popular de justicia social, o que lo harían si se representan que eso es necesario. Qué los motiva, cómo lo
entienden, cómo lo formulan, merece estudio más que preocupación. Y es posible que los más conscientes no parezcan muy tentados a decir lo dicho, hacer siempre lo que se espera ni hacer mucho caso a los consejos. Las generaciones que emprendieron las revoluciones que ha vivido Cuba tenían esos mismos rasgos.
Por su parte, la creciente conservatización de nuestra sociedad no incluye un chovinismo cubano, sino más bien la imitación de modelos extranjeros. Ponerse al día con los consumos materiales e ideales, hacer lo que se espera
que uno haga, alternar, ocupar un lugar social determinado, no privilegia lo nacional, sino lo “de afuera”, y Estados Unidos tendrá cada vez más presencia en esto. Pero no se trata de una subestimación abierta de lo propio, como
experimentaban los colonizados hasta el siglo pasado: ahora viene envuelta en su disfraz neocolonial. Lo que abunda es una supuesta comprensión de que las naciones y lo nacional no tienen tanta importancia, y que la vida cotidiana, la
diversidad de identidades e inclinaciones humanas y sociales de los individuos, gran parte de las preocupaciones y las ideas sobre el medio ambiente, la vida cívica y otras cuestiones se pueden y se deben compartir sin ninguna reserva
por las personas de “todas” las naciones.
Detrás está la estrategia imperialista de desnacionalización de la población de la mayoría de las naciones, para desarmarlas y dominarlas más fácilmente, pero este peligro mortal no es objeto de polémicas políticas ni ideológicas. Los comportamientos desarmantes parecen algo natural, “normal”, y pueden llevar a considerar anticuado, obcecado y hasta cavernícola al que insiste en fastidiosos discursos políticos.
Permítanme usar un material de hace dos meses para añadir criterios acerca de los símbolos. En los pueblos que han logrado avanzar en la lucha contra el colonialismo que el capitalismo le ha impuesto a la mayoría del planeta, numerosos aspectos de su universo simbólico adquieren una importancia excepcional. Son fuerzas inmensas con las que cuentan, muy superiores a sus escasas fuerzas materiales, porque son capaces de promover la emoción,
exaltar los valores y guiar la actuación hasta cotas de esfuerzos, incluso de abnegación, heroísmo y sacrificios, que serían imposibles sin ellas, y propician triunfos que pueden ser asombrosos.
Al mismo tiempo, esos símbolos son el santo y seña cívico de una comunidad nacional, las canciones, las telas, los
nombres, los lugares que identifican y reúnen a las hijas y los hijos de un pueblo orgulloso de su historia.
Por eso los símbolos cubanos son hoy también un frente en la guerra cultural. Pero lo que a mi juicio será decisivo es si enfrentaremos o no nuestros problemas fundamentales como revolucionarios cubanos socialistas, con la mayor participación real que sea posible en cada caso, con honestidad ante los datos de los problemas, la apelación al consenso y la creatividad de los implicados, la mayor flexibilidad táctica y el más férreo apego a los principios.
Hay que defender y difundir la causa del patriotismo socialista, la hija de la revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, hay que hacer conciencia y movilizar, hay que vivir y compartir las emociones y los
sentimientos, las ideas y las actuaciones que han llevado a este pueblo a ser admirado en el mundo. Los símbolos nacionales no son cosas fijas que deben ser honradas según un recetario establecido, son algo que no vive por sí, sino
cuando lo hacemos vivir. Son una relación íntima de cada uno y del pueblo entero con una dimensión que las personas revolucionarias y la nación liberada convirtieron en algo entrañable. Son la campana de La Demajagua de hoy, que
apuesta a un futuro de libertad, soberanía y justicia social.
LO DEL USO DE LOS SIMBOLOS ES ALGO URGENTE DE RESOLVER ,EL RESPETO POR LA BANDERA ES DE VITAL IMPORTANCIA.LA MULATA DE LA FOTO CON LA BANDERA AMERICANA ESTÁ DURISIMA,TREMENDA HEMBRA.
La bandera es el concilio del alma, las triestezas y las esperanza de los pueblos, duele cuando asumimos otra, duele que sean los sectores más favorecidos por la revolución donde mas se vea el uso, le invito a que se haga una investigación al respecto
Si se trata de una guerra de simbolos, vamos al combate, flexibilicemos nuestra ley de simbolos y empesaremos a ganarles la batalla ideológica que nos impone la globalización, no existe otra bandera, mas linda que la nuestra, porque no puedo lucirla si soy cubano, usamos la Estadounidense o la inglesa porque no tenemos la nuestra. Hay que usarla con amor y respeto
esta muy bueno este tema ,pero donde los cubanos podemos adquirir una prenda de vestir con el simbolo de nuestra enseña nacional y cuando aparecen es en una moneda a la cual nos cuesta trabajo adquirirla.
De acuerdo con CHUCHOI.
La corriente anexionista existe en el patio. Cuando gran cantidad de soviéticos estuvieron en Cuba como parte de su ayuda, jamás a ningún cubano se le ocurrió vestirse con la bandera de la hoz y el martillo. Y algo todavía más importante: nunca en Cuba se ha quemado la de estrellas y franjas ni ninguna otra. Me resulta repugnante que alguien “le cante” a una que no sea la nuestra. Ese acto no es inofensivo o inocuo. Sí, yo pienso que debe salir una ley sobre nuestros símbolos patrios.
Es un tema complejo, cualquier decisión que se adopte debe tomar en cuenta las tendencias internacionales en el uso de los símbolos nacionales, no se puede estar de espaldas a esa realidad. Que me disculpen los estudiosos del tema, pero el empleo personal de cualquier símbolo de otra nación, mas tratándose del enemigo histórico de la nación cubana, es una declaración explícita de compartir esos valores; no me considero un extremista, sino un patriota convencido, que no es lo mismo que nacionalista, en eso sigo pensando como nuestro poeta Bonifacio Byrne; no deben flotar dos banderas donde basta con una, la mía.
Me parece interesante este asunto y merece toda la atencion. Los simbolos patrios son nuestra identidad, nuestra historia, nuestro afecto. No puede esperarse sea tarde, todos llevarian con orgullo lo nuestro: nuestra bandera, nuestros herores. Pero la inercia nos mata, Una solucion es posible y necesaria. Por ejemplo el fin de semana pasado, unl programa para los jovenes y conducidos por ellos, dospresentadores vestian prendas que nada tienen que ver con nuestra identidad: uno con un pull-over con un letrero que decia “Discovery”, el otro con pull-over y gortra negra por el estilo. Esa es la imagen que le damos a los jovenes. Por que no disenar un vestuario diferente a lo cubano. Por que no convocar a Castillo para que ayude en este sentido, seguro el estaria diaspuesto a colaborar. Porque no utilisar la guayavera con jeans que se ve muy juvenil.
Si los que se comunican con los jovenes muestran una imagen alejada de nuestra udentidad, como pueden los jovenes actuales motivarse por ello. No parece contradictorio. Pues adelante el debate en este asunto parece interesante y necesario.
No es por nada, pero creo que deberian enfocarse en cosas mas importantes para el desarrroyo de nuestro pais. El que se quiera vestir con una bandera me da igual. Lo que no me da igual es que pierdan tiempo y recursos en esas cosas vanales. Todos sabemos que esa situacion es mundial y tiene mas que ver con cultura o incultura que con problemas politicos o de indole patriotico. Es muy triste que no hayan en Cuba vestimentas con la bandera cubana que tengan calidad. Cuando los encuentras son pulouveres que al lavarlos ya tienes que botarlos porque se desbemban todo y de contra bien caros. Sin embargo encuentras del Che muy buenos y con unos precios super catastroficos y nadie critica eso. Asi que creo que es mejor resolver el problema de la papa que es mucho mas importante. Slds…
¿Quién autoriza a que la bandera nacional permanezca izada las 24 horas del día en la entrada del parque Lenin, cuando la Ley 42 establece los plazos para ser izada y arriada?
¿Es que tienen a nuestra bandera como adorno en la entrada de este parque?
Sería bueno que alguien respondiera a esta interrogante, cuando de violación de una Ley se habla.
Está claro que la ley nos ha hecho perder terreno que bien lo ha sabido ganar nuestros enemigos, yo como muchos jóvenes nos sentiriamos muy orgullozos de tener nuestros simbolos, hagan algo al respecto, los cubanos lo merecemos.
vi que el documental expone el tema muy claro. los que opinan son intelectuales y artistas muy coherentes en sus palabras. otra muestra de que en Cuba se puede hablar sin tabues ni troba. para calquiera que sienta preocupacion, lo mismo a la derecha que a la izquierda, solo hay que decir las verdades objetivamente. falta pasar a la accion legal y esa si no se dice cuando puede ser que llegue, junto con las demas urgencias legislativas (codigo de la familia actualizado, legislacion informatica actualizada). la burocracia necesaria. gracias por permitir opinar.
El documental está magnífico. Sobre todo muy honesto y sin retórica alguna. Deberían abundar materiales como estos y buscar la forma de que sean disfrutados por todos, pero sobre todo por los jóvenes. Hoy abundan las opciones audiovisuales y, antes de perderlos a todos, haría falta “guiarlos” hacia materiales como este. Hemos perdido tanto tiempo entre el dogmatismo y la repetición de frases, que ya hay muchos que, en cuanto ven el tema o la productora, rechazan el material y ni siquiera le dan “el beneficio de la duda”.
Buenísimo el documental,lástima que no puedo descargar el video porque el servidor de mi escuela no me permite el acceso al mismo.A mi en lo particular me gustaría mucho tener una prenda de buena calidad en la que tuviera mi bandera.
Donde basta con una… la mía. La bandera cubana es una de las más hermosas, sin duda alguna. Todo cubano debiese tener un ejemplar para que ondee en cada rincón de Cuba en sus fechas más simbólicas.
Yo pienso que los tiempos van cambiando y los de la guerra fría pasaron a la historia aunque algunos pretendan revivirlos, hay que recordar que a pesar de los pesares nuestras relaciones con el gobierno de los Estados Unidos y su pueblo han avanzado y pienso que en un futuro cercano el injusto BLOQUEO caiga por su propio peso. ¿Porque zatanizar una bandera?, recordemos que esa es la bandera del pueblo de los Estados Unidos y no es absoluta de su gobierno. Se que para muchos esa bandera representa opresión de los pueblos, guerras, destrucción y miseria. El pueblo de los E.U no es culpable de las atrocidades que han cometido sus gobiernos en la historia de la humanidad. Espero que algún día junto a mi bandera puedan ondear todas las banderas del mundo, eso seria símbolo de unidad, paz y fraternidad entre todos los pueblos del mundo que es lo que hoy este mundo necesita.
… al final ni la mulata ni el q esta en frente de ella tienen mucha cara de q les interese lo q le pintan a la ropa, con bandera o sin bandera a veces no tenemos ni un trapo q ponernos o hay q pagarla a costo de un salario completo, propongo una mesa redonda sobre la industria textil de cuba y el ministerio de finanzas y precios, no para decir lo q ha hecho ni lo q ha dejado de hacer o lo q han regalado, sino para q hablen de los precios y mala calidad de lo q venden en las tiendas q recaudan divisas y q podrian hacer para mejorar eso…
Yo JAMÁS usaré en mi cuerpo la bandera norteamericana!
¿Lo esencial son los símbolos, de imprescindible efecto sobre nuestro paisaje tangible y social, o sus significados esenciales, los interiorizados por cada persona en lo que más que “cultural”, es político, o cultura sensibilizada por los comportamientos sociales, y sus resultados sentidos y penetrados en el espíritu de cada una, cada día?
No es la cáscara visible, sino el contenido de la fruta lo que valoro como esencialmente distanciado de lo tratado por la élite de alto y muy progresista nivel que valoró sobre el tema, y pregunto, ¿Qué hemos enseñado sobre el incuestionable símbolo que todavía es nuestro Ché en muchos pueblos, este último lustro, respecto a sus públicas motivaciones y explicaciones sobre el hombre nuevo constructor del socialismo para él representado por lo que en vida hacía nuestro pueblo por materializar ideales al parecer convertidos en “símbolos”, en nada parecidos a la hoy promovida tarea de choque de nuestra juventud comunista de incorporarse a la legión de cuentapropistas que, sin importar si sean patronos o empleados hermanados en los mismos sindicatos? ¿Y sus valoraciones sobre la economía estatal con funcionarios y dirigentes públicamente responsables, con posibles y dignificantes sanciones en un Guanahacabibes público, sin impunidades de toda categoría por incumplimientos de todo tipo? Divulgados esos incumplimientos por una prensa que propiciando la imprescindible participación ciudadana, nos muestra también la ignorada actuación contra esos hechos de nuestros órganos defensores de la legalidad, y de nuestros delegados al Poder Popular (por una parte nuestros desatendidos municipales vecinos de barrio, y por otra nuestros provinciales y nacionales, sin condiciones para atender el menor contacto que con ellos intenten hacer sus electores).
También sería útil, como información complementaria sobre esta presentación de la Mesa Redonda, que se informara de todos los valiosos participantes en un programa como éste, para posibilitar así cualquier observación -y “contacto con la base”- acorde con la promovida participación popular, requerida de interlocutores identificados elementalmente.
Gracias.
Gerardo
Saludos a todos. Si, el uso de banderas de disimiles países se a tornado ya una forma normal en el vestir de los cubanos de hoy en día. Yo he tenido la oportunidad de viajar fuera del territorio nacional y realmente muchas veces estando fuera de Cuba y por que no, estando en mi Cuba linda, he tenido muchas ganas de tener una prenda, como un pulóver o camisa con algún diseño con mi bandera o hasta con el escudo, por que no de mi Cuba linda. Claro cuando me refiero a un diseño, me refiero a un diseño bien elaborado y respetuoso.
Creo que todos los Cubanos somos y tenemos nuestro amor por nuestra Cuba y esta es una forma de tener nuestras raíces mas cerca y demostrarle a todos que somos Cubanos, que esa es nuestra patria, demostrar nuestra cultura, nuestra creencia y hasta se pudiera decir ideología al portar nuestra bandera en algún formato respetuoso como el de una camisa. He visto algunas vestimentas con nuestra bandera hechas (la mayoría en China), pero se ve muy bonito y por lo menos yo lo portaría con orgullo de decirle a todos ¨soy Cubano¨ esa es mi bandera, esa es mi patria y la defendemos al precio que sea.
Claro a parte de que es necesario que se cambie la forma de pensar que para mi ya ha pasado de su tiempo en el cual se confecciono, ya los tiempos son distintos y como el bloqueo ya no esta acorde a la forma de pensar y ser de los tiempos de hoy. Asi mismo sería bueno que cuando se apruebe también se tenga en cuenta que todos no tenemos un nivel económico de tal envergadura como para poder comprar una camisa o pulóver en 10 o 15cuc, sería bueno que este al alcance económico de todos para que todos puedan tener acceso a dicha prenda que estoy seguro que muchos quisieran tener.
india
me parese algo mornal quisiera que en la mesa redonda se hablara sobre la educacion y formacion de valores ya que se han perdido y hay que rescaparlo
CHUCHOI, es cierto lo planteas, el problema radica, para mi entender y lo9 asumo como tal, es que esa misma bandera es la que representa al IMPERIALISMO YANQUI, no lo olvides nunca, ese mismo que nos quiere tragar de alguna forma y busca mil una vía para ello. Este es el meollo del problema, repito, para mí.
No tengo nada en contra del pueblo norteamericano !nada! solamente que la bandera es la misma que nos ha querido doblegar desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta la fecha no ha cejado en su empeño… ni lo abandonará.
Saludos cordiales,
Saludos,no creo que una rebaja de nuestras insignias nacionales sea algo necesario o prudecente para nuestra sociedad, sino todo lo contrario, yo me identifico con mi bandera y esteticamente creo que es una de las mas bellas y no me hace falta tenerla en camisetas o shorts para identificarme con ella o demostrar(aunque ya sean otros escenarios) que estoy dispuesto a morir por ella como lo hicieron varios cubanos en el pasado, los cuales a pesar de haber dado todo por ella, seguro casi estoy de que nunca pudieran estar de acuerdo que nuestro rubi con cinco franjas y una estrella se conviertera en un atuendo popular que pudiera llevar cualquier persona, la cual incluso, pudiera promover actos contrarios a los principios y valores que tanto defendemos y tratamos de promover. Sinceramente, varias veces he tenido el deseo de tener una bandera cubana o ropa que la tuviera, pero me alegro de siempre hayan estado algunas personas que me negaron ese capricho y en su lugar me ayudaron a sentirla, respetarla y admirarla ondeando en el asta.
soy un hombre de cierta edad lo que logicamente me hace conservador y un tanto renuente al cambio, pero quiero plantear lo siguiente: no considero que empezar a comercializar los simbolos patrios cubanos sea presentar una batalla contra la proliferación de los simbolos de los paises anglofonos sino muy al contrario batallar en el campo en que ellos nos llevan ventaja porque llevan mucho tiempo haciendo de todo una mercancía, incluyendo los valores y porque comenzariamos a desvalorizar lo que para nosotros es hasta ahora sagrado, algo que para ellos es de vitalimportancia, HACERNOS CREER QUE PORQUE HAGAMOS LAS COSAS IGUAL QUE ELLOS SOMOS IGUALES, NO SOMOS SUS SEGUIDORES!!!, considero que ello contribuye a diluir nuestros valores, nuestras costumbres, o que ya han logrado hacer, considero yo, con la imposición al gusto popular del reguetton o como se escriba.
Si Ud quiere hacer saber que es cubano ahí está nuestra guayabera, los monos deportivos y otras cosas, quiero hacer observar que las únicas banderas que he visto son la estadounidense y la inglesa, ¿por qué será?
Una bandera cubana ondea siempre en mi frente.
La presencia de la bandera norteamericana en Cuba no es muestra de la decadencia de una república, creo que se muestra como una marca, la marca que advierte el dominio del mercado mundial, los fabricantes etiquetan sus productos como los lobos orinan para marcar el terreno, nada se hace de manera espontánea, detrás también hay estudios, intereses mediáticos y a largo plazo, detrás hay una historia de las marcas, de colonización, detrás está el mercado capitalista y la inteligencia norteamericana, el imperio.
El material audiovisual transmitido por la mesa redonda el día 21 de abril del presente año con el título: Donde Basta con Una, también advierte impedir a tiempo que se extienda sobre Cuba el dominio de los estados Unidos. El imperio para existir necesita aplastar la dignidad de los pueblos, desmotivar a creer y a luchar por una sociedad más justa, la libertad en Cuba es sinónimo de dignidad, y esa dignidad es defendida en primer lugar por nuestro pueblo revolucionario; fomentar dentro del pueblo la desmovilización política, el desorden, la desunión, el desamor a la patria y a los símbolos nacionales es un interés imperialista, es una guerra contra nuestra revolución.
Un cubano que se considere socialista y patriota partiendo del concepto de revolución no verá nunca ninguna ventaja en el sistema capitalista, nuestro sistema social se moderniza no retrocede; capitalismo es contribuir a la destrucción del ser, es condicionar para tratar a los demás como a bestias, es destruir los valores en los que se cree, fomentar solo los intereses personales destruyendo la solidaridad y las bases de nuestro socialismo y nuestro internacionalismo. Lo que se incorpore a nuestro modelo económico no podrá jamás estar ligado a lo que define al capitalismo, sino a lo que se aviene al concepto de revolución. Un periodista al expresar su opinión tiene derecho a ver las ventajas que él quiera ver en el capitalismo, pero ese derecho terminará allí mismo donde comienza el derecho del pueblo cubano expresado y demostrado durante todo el proceso histórico de la revolución cubana cuando junto al Ché advierte y decide que: “al imperialismo, ni un tantico así”; ese tantico incluye respetar, no imponer, si el gobierno norteamericano le impone a Hollywood sus designios, esa es una diferencia que dignifica a nuestro gobierno, en Cuba se trabaja para concientizar, sembrar ideas, y si faltara el presupuesto económico se debe brindar toda la sabiduría y empeño en favorecer y facilitar las creaciones artísticas que transmitan el esplendor de la revolución, esplendor que va acompañado como toda obra humana de aciertos, desaciertos, virtudes y defectos. Ninguna venta de pullovers ni camisetas son los que enardecerían a nuestro deporte nacional ni mucho menos vencerían a la probada maquinaria publicista del mercado capitalista que trae anexada la bandera de los Estados Unidos como etiqueta del sueño americano ahora al alcance de todos, pues no hay que trasladarse, puedes tenerlo si contribuyes a la “americanización de tu país”. Por otra parte, está claro que las camisetas ni los pullovers son los que movilizan en Cuba, son los conceptos, esos que han levantado a toda la nación en incontables ocasiones: crisis de octubre, apoyo a Vietnam, Angola, el regreso de Elián, el regreso de los cinco héroes. Los pullovers y los carteles en todo caso han advertido a la opinión pública mundial de nuestras convicciones y razones, y he conocido a miles de jóvenes con grandes motivaciones patrióticas, esa es la ética que ha enardecido la dignidad de la revolución, su esencia misma junto a los pinos nuevos. Es favorable reconocer no solo al cine para la contribución de valores en nuestra sociedad, la revolución ha desarrollado a todas las manifestaciones artísticas porque siempre comprendió lo que representa una sociedad culta, en ocasiones estos que ven algunas ventajas en el capitalismo no saben distinguir entre una representación teatral patriótica y un mero entretenimiento adormecedor americano. ¿Cómo pueden comparar la defensa artística de lo más sagrado de nuestra historia con la imitación de ídolos creados por maquinarias publicistas precisamente capitalistas? José Martí no solo amó al teatro, sino que expresó parte de sus mejores sentimientos por la patria a través de su dramaturgia escrita para el teatro. El dinero no alcanzaría nunca para disfrazar el alma; comprarían los pulóveres con símbolos cubanos quienes veamos en ellos nuestra propia identidad y los que quieran adquirirlos como un souvenir etc. ¿y el resto, los que no quieren tener esos símbolos? ¿Estos grupos poblacionales no son importantes, no suman, no restan? Considerarlos es tener la capacidad y la necesidad de reorientarlos, de lo contrario en ellos se mantendrían a gusto las etiquetas abanderadas del capitalismo. Hay que seguir trabajando en todo proyecto revolucionario, en la cultura, la educación, volcar toda la capacidad creadora representativa de la unidad, el decoro, la inteligencia y los valores que engrandecen a la patria. Hacer concursos de historia, la historia que sigue siendo un arma eficaz de movilización de concientización y que la revolución salvaguarda muy bien con todos los miembros de la Unión de Historiadores, con los maestros; entréguese como premio los pulóveres con símbolos cubanos en esos concursos escolares, universitarios; de eso se trata, los CDR están cerca de todos los vecinos, lleven deportistas a los barrios, a los artistas, estimulen al maestro en los medios, en el barrio, al científico, a cualquier ciudadano que participe en una competencia junto a nuestras organizaciones de masas, las iniciativas bien elaboradas bien pensadas y apoyadas por los gobiernos de cada provincias serian infinitas, no sería una misma receta para todas, cada provincia debe elaborar sus propias iniciativas al respecto; se deben embellecer los espacios públicos; las instituciones comunes, las escuelas, los espacios no comerciales, la belleza en esta lucha también está en la capacidad espiritual que desarrollemos para defender la identidad de los jóvenes, y el concepto de nacionalidad; ahora, incentivar la venta de camisetas en estadios que caractericen equipos se parece mucho al consumismo, parecería que el pueblo sería un tonto destinado siempre a ser manipulado por el mercado pagando incluso por ello no solo el precio del producto sino por contribuir al mal uso de los escasos recursos que provienen de fuentes naturales precisamente cuando la población mundial sigue aumentando mientras que por otra parte escasean los alimentos, se intensifican las consecuencias de los cambios climáticos, el envejecimiento poblacional, la aparición y enfrentamiento a enfermedades.
El excelente material audiovisual aviva el pensamiento revolucionario e invita al debate constructivo, advierte además que se debe de luchar abiertamente a la luz del día, empleando incluso todo el recurso económico necesario muy bien pensado. Gracias a todos los realizadores que trabajaron tanto y a los entrevistados, pues pusieron más razones para entre todos lograrlo.
Una bandera cubana ondea siempre en mi frente, y no hay traidor ni agresor que me la arranque, ni poderosa arma que me la quite porque aun sin vida a la tumba jamás podrá llevarse.
Roberto Albellar Hernández