COVID-19: Medidas para garantizar la producción y comercialización de alimentos
Por: Randy Alonso Falcón, Oscar Figueredo Reinaldo, Thalía Fuentes Puebla, Lisandra Romeo Matos, Deny Extremera San Martín
La producción nacional de alimentos es una prioridad en el contexto actual. Se fomentará la agricultura urbana, suburbana y familiar y los cultivos de ciclo corto, dedicando a ese fin el máximo de los recursos nacionales disponibles.
Dentro de este escenario, se destinarán los recursos materiales y financieros prioritariamente a las producciones de arroz, plátano, frijol, maíz, huevos y carne de cerdo, que actualmente son deficitarias.
Para conocer sobre el alcance de estas nuevas decisiones, este lunes comparecen en la Mesa Redonda Gustavo Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, y Manuel Santiago Sobrino Martínez, ministro de la Industria Alimentaria.
Cuba tiene dos millones de hectáreas dedicadas a la siembra de cultivos
El titular de la Agricultura comenzó su exposición precisando que el sistema agropecuario de Cuba trabaja con 6.4 millones de hectáreas, dos millones de estas dedicadas a la siembra de cultivos que producen alimentos para la población.
Recordó que, por decisión del Gobierno, comenzó en 2008 la entrega de tierras ociosas en usufructo. Hasta el momento se han entregado 2 300 000 hectáreas y 225 000 personas naturales están trabajándolas. Aún quedan, sin embargo, unas 350 000 hectáreas ociosas.
Explicó que el impacto de la entrega de tierras no ha sido el esperado en el resultado de la producción debido al escaso desarrollo tecnológico, y producto de los efectos del bloqueo han faltado insumos para que los usufructuarios puedan trabajar en esas tierras.
Entre las fortalezas del sistema, Rodríguez Rollero dijo que existen 4 800 cooperativas agropecuarias, a las cuales están vinculados unos 400 000 tenientes de tierra.
Se han aprobado políticas agrarias que generan incentivos para los campesinos
En los últimos años, se han aprobado políticas agrarias que generan incentivos para los campesinos, como los precios de acopio a los productores en un amplio surtido de productos, así como otras que han logrado destrabar varios mecanismos en el sector.
Con respecto a las inversiones en la esfera agrícola, en los últimos años se ha crecido en 12% anualmente, sobre todo en equipamiento e infraestructura. El 2019 cerró con inversiones por valor de 500 millones de pesos, mientras que el plan de 2020 asciende a 900 millones.
“Vamos a tratar en medio de la situación económica del país, de concluir las inversiones”, afirmó el ministro de la Agricultura.
Llevar más alimentos hacia los mercados agropecuarios
Otras de las fortalezas son el sistema de comercialización de insumos, que los acercan a los productores a través de más de 220 centros de venta en el país, y los más de 30 años de experiencia en la agricultura urbana, suburbana y familiar, a lo cual se agregan las 353 cooperativas especializadas en la producción de frutales.
Rodríguez Rollero destacó la combinación de conocimientos de los productores, el saber hacer y su aprendizaje permanente. “Entre esos más de 200 000 usufructuarios hay mucho nivel cultural; hay ingenieros, personas que estudian la agricultura y dominan los procesos productivos”.
Este año, Cuba planificó 1 700 millones de pesos para la importación de alimentos.
“Todavía la producción nacional y lo que se importa no satisface las necesidades de la población; de ahí el llamado a sembrar más, producir y acopiar más, y llevar más alimentos hacia los mercados agropecuarios”, significó.
Una prioridad: Asegurar el autoabastecimiento de la comunidad
De acuerdo con el ministro, se llega a este momento con un proceso de discusión y análisis con los productores, como parte del proceso previo al congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, entre otras acciones que han contado con la presencia de dirigentes del Gobierno y el Partido, Agricultura y Azcuba.
“Las reuniones en los municipios con las autoridades locales y los productores han motivado la explicación y la solicitud de que apoyen las tareas que tenemos por delante”, señaló, y añadió que “en todos esos procesos se ha manifestado comprensión y el apoyo al Gobierno en la búsqueda de variantes para aumentar la producción”.
La primera medida que se ha discutido es el programa de autoabastecimiento municipal.
“Ahora vamos a una segunda etapa de trabajo, con el fin de asegurar el autoabastecimiento de la comunidad y vincular a los productores a cada una de ellas”.
Debemos cambiar la mentalidad importadora
También se han aplicado variantes para el mejor aprovechamiento de las tierras ociosas, cómo buscar mejores rendimientos, cómo rotar cultivos y cómo hacer a la tierra producir mejor en las actuales condiciones.
Cuba gasta unos 500 millones de pesos en la importación de materias primas y piensos para la elaboración de alimento animal.
“Debemos transformar esa matriz y cambiar la mentalidad importadora. Se trata de lograr un balance de alimento animal en el que gradualmente pesen más las fuentes nacionales, lo que conlleva sembrar más yuca y maíz, usar más el palmiche así como los pastos, forrajes y plantas proteicas que tenemos en el país”, apuntó el ministro de Agricultura.
¿Qué cultivos son decisivos en esta etapa?
Se debe priorizar un grupo de cultivos decisivos en el autoabastecimiento, como el arroz, frijoles, el maíz, la papa y otras viandas, dentro de las que es muy importante el boniato, “un cultivo de ciclo corto, que aporta mucho volumen de producción en poco tiempo”.
También se aseguran las semillas y la obtención de mejores variedades a partir de las investigaciones. Otra prioridad es la producción de huevos y carne de cerdo.
El país se encuentra actualmente en la campaña de primavera, que comenzó el 1 de marzo y concluye el 31 de agosto. “Los productores deberán aferrarse a este periodo para aprovechar el tiempo y el agua, porque solo el 7% de la tierra está en áreas bajo riego”.
Tenemos la obligación de aprovechar las tierras al máximo
En esta etapa se intensifica la preparación de tierras y se debe aprovechar las primeras lluvia para, disponiendo de semillas, cumplir la siembra.
Hay otras orientaciones que se están implementando: ampliar la preparación de tierra, disponer de la semilla de calidad, sembrar vegetales de la época de frío como la habichuela, la calabaza, el pepino, el ají, el quimbombó, la berenjena y las hortalizas de hojas, que también pueden producirse en el verano.
“Como no tenemos muchos plaguicidas, se ha de aumentar el uso de bioproductos y bioinsumos. Tenemos la obligación de aprovechar las tierras al máximo, potenciando la agricultura urbana, suburbana y familiar. Es importante que los más de 300 000 patios existentes en el país puedan producir, para de esta manera tributar al balance alimentario en las localidades”.
La época de primavera –continuó Rodríguez Rollero– es la buena para sembrar frutales. “Tenemos que sembrar mucho mango, mucha guayaba, mucha piña y aguacate, que van a los mercados pero también a la industria”.
Señaló que una práctica que apenas se usa en el país es el intercalamiento de los cultivos de ciclos cortos en los permanentes. “A veces sembramos muchos frutales, pero en las calles anchas, donde ya preparamos la tierra, no sembramos cultivos de ciclo corto”.
También planteó la necesidad estudiar el uso de las tierras en rotación del arroz, sellar las plantaciones de cultivos permanentes, e incrementar las entregas de masa vegetal para la producción de medicina natural y tradicional.
Fortalecer acopio e incrementar las exportaciones
En cuanto al proceso de fortalecimiento del sistema de acopio, el ministro subrayó que resulta un imperativo intensificar y adelantar etapas, y que se ha decidido comenzar el punto de compra de productos agrícolas a nivel de cooperativas, con lo que se organiza la producción y permite que los campesinos tributen allí, no solo productos agrícolas, sino aves, huevos y todo lo que se pueda comercializar.
Sobre los renglones exportables, Rodríguez Rollero informó que se continúan incrementando aquellos como tabaco, miel, carbón vegetal, café y cacao, de los cuales proviene una parte importante de los ingresos para el desarrollo de la agricultura. “Hasta ahora se están cumpliendo los ingresos por exportaciones”.
Por último, se refirió a la indicación de la máxima dirección del Gobierno, acerca de la elaboración de un plan de seguridad alimentaria y de educación nutricional. Hay 22 ministerios involucrados en este plan, que se debe presentar oficialmente después del mes de abril para su aprobación.
El ministro de la Agricultura aseguró que todo lo que se propone ese sistema será posible con la comprensión, la actitud y el apoyo diario de los campesinos, cooperativas y demás trabajadores.
Actualmente, la agricultura cuenta con unas 9 000 plazas disponibles para la recogida de papas y tomate y para la cosecha tabacalera.
Garantizar la alimentación del pueblo bajo cualquier circunstancia
Al intervenir en la Mesa Redonda, el ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Santiago Sobrino Martínez, afirmó que ese organismo debe garantizar la alimentación del pueblo bajo cualquier circunstancia, asegurando el cumplimiento estricto de las normas de calidad e inocuidad de los alimentos.
Para cumplir con esa misión, el ministerio cuenta con más de 700 establecimientos productivos y fábricas, y con más de 121 000 trabajadores a nivel nacional, incluidos unos 40 000 en la industrial local alimentaria, subordinados a las estructuras del Poder Popular.
“En la presente situación epidemiológica del país, la industria alimentaria debe asegurar el cumplimiento estricto de las normas”, reiteró el ministro, y señaló que, además de aquellas establecidas, se debe dar cumplimiento en todo el sector transformador de alimentos a las indicaciones emitidas por las autoridades sanitarias locales y las de Salud Pública a nivel de nación.
“No hay justificación para no tener nuestras fábricas limpias, ordenadas, con los niveles de acceso definidos, cumpliendo con las medidas de almacenaje, las soluciones desinfectantes y el uso del nasobuco por los trabajadores”.
El ministerio cuenta con dos entidades que ejercen comercio minorista y están en contacto directo con el pueblo: los establecimientos de la Empresa Cubana del Pan y las pescaderías, en los que “hay que cumplir las normas sanitarias”.
Por su parte, los trabajadores encargados de distribuir diariamente todo lo que se produce en la industria deben respetar los procedimientos y normas, pues de lo contrario se pueden malograr las producciones.
Sobrino Martínez dijo que el ministerio cuenta con una Oficina de Inspección de la Calidad, la cual ha incrementado el rigor de su trabajo en el actual escenario.
No hay justificación para no cumplir los niveles productivos
En los establecimientos propios del Minal “no hay situaciones anómalas con la fuerza de trabajo y, por tanto, no hay justificación para no cumplir los niveles productivos”, dijo.
“Sabemos que nuestra industria no es nueva ni totalmente remodelada, pero con el esfuerzo de los aniristas y trabajadores se cumplirán los compromisos ante la contingencia sanitaria en el país”.
Informó que se concluye el proceso inversionista en la fábrica de chocolates Baracoa, única de su tipo en el país, situación que afecta a otras 11 fábricas que trabajan con esa materia prima.
Otras instalaciones que están fuera de servicio (debido a inversiones o a mantenimiento) son el molino de trigo de Cárdenas, Lácteos Villa Clara y Lácteos Aljibe (Mayabeque), el cárnico de Ciego de Ávila, una panadería de la Empresa Cubana del Pan en Holguín, así como fábricas de cerveza que se reparan en el mes de abril con vistas al verano.
El actual escenario complejiza la importación de materias primas
En relación con las fuentes de materia prima para la elaboración de alimentos, Sobrino Martínez detalló que las provenientes en estos momentos de la agricultura son el tomate (se cumple el plan este año, pero aún los niveles de entrega están lejos de asegurar la presencia que demanda la población); la leche, cuya entrega se cumple; ganado porcino, del cual hay un ajuste a partir de la disponibilidad de alimento para los animales; carne vacuna, que se cumplen, y café, que se ha cumplido en estos meses.
Otro grupo de materias primas se importan y dependen de la situación financiera del país. El escenario generado por la pandemia actual ha complicado esa situación, hay mercados que empiezan a protegerse y tienen problemas con las operaciones en puertos.
El trigo es uno de esos productos, así como el aceite, el frijol de soya y un grupo importante de envases para el refresco y la cerveza.
Situación favorable para el mes de abril
Sobrino Martínez explicó que en marzo se aseguraron las entregas al comercio, incluidas las de café, aceite, compotas y leche en polvo para los primeros días de abril; sin embargo, no se ha cumplido la entrega de pastas alimenticias, por problemas tecnológicos en la industria de Santiago de Cuba y Camagüey.
Para los meses de abril y mayo se garantizan la compota, el café, el aceite, el pescado para las dietas médicas y la leche en polvo.
Añadió que tampoco hay problemas con los productos cárnicos, a los cuales se suma el pollo adicional, donde el Minal es el encargado de su distribución hasta el comercio minorista.
Existe una situación tecnológica favorable para la producción de yogurt en abril y debe haber una mayor presencia en la red para su venta liberada. En el caso de la harina, la industria molinera cumple sus niveles de producción (1 500 a 1 600 toneladas diarias) y existe cobertura en el país, aunque esta cuestión necesita un seguimiento permanente por las autoridades locales y los transportistas.
“El pan de la canasta básica se asegura en el mes de abril”, apuntó, y añadió se mantendrán en ese mes los niveles de producción de pan liberado.
Otros productos de gran demanda por el pueblo, como el agua embotellada, presentan niveles de producción aceptable, e incluso existen inventarios en fábricas y redes de distribución.
El ministro de la Industria Alimentaria informó que se diseña una estrategia para incrementar la actividad pesquera, sobre todo en la acuicultura, una reserva importante de pescado fresco.
También se aumenta la producción de refresco en la industria nacional, aunque sus volúmenes están lejos de satisfacer la demanda.
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