Historia de una vida de amor a la Historia: Francisca López Civeira(+Video)

Mesa Redonda.Foto/Roberto Garaicoa

Arleen Rodríguez Derivet: Hola, muy buenas tardes, estimados televidentes y radioyentes, qué gusto volver a los estudios de la Mesa Redonda, aunque sean estudios nuevos.

Hoy vamos a hacer la historia de una mujer que ha vivido contando la historia. Ella vive de contar la historia que han hecho otros, pero hoy le toca hablar de sí misma. Les adelanto que les va a interesar muchísimo, así que acompáñennos.

Hoy hablamos de la historia de amor de una mujer enamorada de la historia.

Arleen Rodríguez Derivet: Teníamos por ahí un pequeño resumen de quién es esta mujer, voy a adelantarles algunos datos, porque pensé que íbamos a tener una presentación. Doctora en Ciencias Históricas, Francisca López Civeira nació en La Habana el 12 de noviembre de 1943, es decir, está en su año 80.

Francisca López Civeira (Paquita): Ya me sacaron la edad.

Arleen Rodríguez Derivet: Tiene una relevante trayectoria en la docencia, es una orgullosa profesora del joven que hizo trascender tanto la Mesa Redonda del viernes pasado, Fabio Fernández, del que se siente muy orgullosa, igual que nosotros. Por eso lo invitamos aquí al estudio. Una relevante trayectoria en la docencia, una extensa obra publicada, más de 10 libros y decenas de ensayos y artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Además, varias condecoraciones, aunque no ha trabajado para ellas, quiero decirlo.

Francisca López Civeira (Paquita): Claro que no.

Arleen Rodríguez Derivet: Quiero decirlo claramente, Premio Nacional de Historia en el 2008, Premio Félix Varela, que no es lo mismo que la Orden Félix Varela. Después, quizás pueda explicarnos un poquito. La Distinción por la Cultura Nacional, la medalla Alejo Carpentier, la Orden Frank País de segundo y primer grado. Según me dijo Fabio, también profesora emérita, ¿no?

Francisca López Civeira (Paquita): De la Universidad de la Habana.

Arleen Rodríguez Derivet: Y acaba de recibir en diciembre el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, uno de los más importantes que se dan en el país anualmente, que lo va a recibir en la Feria del Libro de La Habana.

Llegué a su casa –una casa tan humilde que aquellos que valoran los éxitos de una persona por la cantidad de objetos que puede tener en su casa dirán “tanto que ha trabajado y qué humildemente vive”, pero tiene un tesoro extraordinario, una biblioteca más grande que su casa, casi, vive en un barrio humilde de La Habana, en Marianao. No diría humilde, sino trabajador, un barrio obrero– y allí la encontré. Me dijo “antes de que me hables, yo quiero decir algo, todo lo que soy se lo debo a la Revolución”. Le dije, “ah, bueno, yo también, eso le pasa a casi todo el mundo, aunque ya nadie lo dice con tanta frecuencia”. ¿Por qué insiste tanto Francisca en decir eso, antes de que le hagan una pregunta?

Francisca López Civeira (Paquita): Mira, por mi humilde origen. Yo soy hija de padres inmigrantes españoles, mi padre era un simple obrero, mi madre fue una empleada doméstica hasta que se casó, es decir, una familia humilde.

Nací en Luyano en la calle Rodríguez, pero crecí en el Cerro, también un barrio muy popular. Mi padre era un hombre muy avanzado, estaba vinculado al movimiento sindical, y quería que sus hijas –éramos dos hermanas– fueran independientes. Por costumbre había que prepararnos para el matrimonio y él quería formarnos independientes, pero él no podía soñar con la universidad, eso no estaba en sus posibilidades.

Arleen Rodríguez Derivet: Estamos viendo a sus padres, sus padres y usted, y una hermana no. Lo que vemos acá, ¿es su familia?

Francisca López Civeira (Paquita): Ahí, yo soy la más chiquita, mi papá, mi mamá, mi hermana y yo, que soy la más chiquita.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Solo dos hermanas?

Francisca López Civeira (Paquita): Éramos dos hermanas.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Cómo es que Paquita se convierte…? Ah, me decía, la interrumpí en el desarrollo de la tesis de por qué.

Francisca López Civeira (Paquita): El tema es que, realmente, mi papá no podía soñar con la universidad, él pensaba que a lo mejor yo podía aprender algo de corte y costura. Si él se sacaba la lotería, a lo mejor podía comprar una máquina de coser, cosas así, pero llegó la Revolución y nos abrió el camino a todos. Eso para mi generación fue algo extraordinario, una extraordinaria conquista.

Por eso digo que, si yo soy universitaria, si he podido hacer una obra, si he podido dar como profesional algo, es gracias a la Revolución; si no, no hubiera llegado.

Arleen Rodríguez Derivet: Pero qué interesante… Decía usted que su padre era emigrante… ¿De qué parte de España?

Francisca López Civeira (Paquita): Mi papá era de una aldea, Quintanabaldo, en la provincia de Burgos, Castilla, y mi mamá de una aldea, Marañes, en la provincia de Orense, en Galicia.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Y las profesiones?

Francisca López Civeira (Paquita): No tenían profesión. Ellos aprendieron lo poquito que pudieron aprender en su aldea y vinieron para Cuba, como tantos inmigrantes, buscando mejoría de vida.

Mi papá era un obrero, simplemente un obrero en una fábrica de refrescos que había en el Cerro, Materva Salutaris. Era lo que llamaban carrero, es decir, vendedor.

Mi mamá había sido empleada doméstica hasta que se casó y pasó, como era costumbre, a ser ama de casa.

Arleen Rodríguez Derivet: Ama de casa, solamente.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí.

Arleen Rodríguez Derivet: Yo decía qué interesante, porque, siendo dos españoles que vienen de aldeas que tenían un atraso cultural y atraso en todos los sentidos de España, querían que sus hijas fueran…

Francisca López Civeira (Paquita): Independientes.

Arleen Rodríguez Derivet: Independientes. Eso ya es un paso extraordinario.

Francisca López Civeira (Paquita): Eso era extraordinario, mi papá era un hombre muy avanzado en ese sentido. En eso y en otras muchas cosas.

Arleen Rodríguez Derivet: Estoy viendo, además, que practicaban las costumbres de los ascendientes, la práctica de las sociedades.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, porque esas eran la romerías, la sociedad burgalesa de la sociedad gallega, adonde se iba por lo menos una vez al año. Ahí estaban los gaiteros. Lo primero que yo bailé en mi vida fue jota, muñeira y pasodoble, que es lo que se ponía en esos lugares.

Arleen Rodríguez Derivet: Entonces llegó la Revolución y cambió la vida de Paquita.

Francisca López Civeira (Paquita): Por supuesto.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Qué edad tenía usted?

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, yo cumplí los 15 años con, prácticamente, el triunfo de la Revolución.

Arleen Rodríguez Derivet: Sin fiesta de 15.

Francisca López Civeira (Paquita): No, sin fiesta de 15, por supuesto. Me hicieron un par de fotografías y ya. No había fiesta de 15, y mucho menos en aquel momento, el momento más agudo de la lucha insurreccional y, sobre todo, con la represión tan brutal que había en el país.

Arleen Rodríguez Derivet: Claro, usted cumplió 15 en el 58.

Francisca López Civeira (Paquita): Terminando el 58, y entonces no era momento para hacer fiesta.

Arleen Rodríguez Derivet: Estoy viendo fotos preciosas. De la primera juventud de Paquita, esto es época del preuniversitario, el Instituto de La Habana.

Francisca López Civeira (Paquita): Todavía, todavía ahí estoy con mi hermana y una amiga, estábamos entrando ya, casi que estábamos entrando para el instituto, el Instituto de La Habana

Arleen Rodríguez Derivet: Me decía que es inolvidable su paso por el Instituto de La Habana.

Francisca López Civeira (Paquita):

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Por qué?

Francisca López Civeira (Paquita): En el Instituto de La Habana yo vivo el momento del triunfo de la Revolución, la incorporación. Yo no tenía una formación política ni mucho menos.

Pero sí, digamos, el entusiasmo, el  extraordinario esplendor del momento del triunfo de la Revolución, y el Instituto de La Habana tenía una muy importante tradición revolucionaria, de luchas, desde tiempos atrás, desde los años veinte, treinta.

Me refiero al lugar en que está hoy el pre José Martí… Allí me incorporé a todo eso y allí fui, bueno, miembro de la Asociación de Jóvenes Rebeldes cuando se creó.

Allí fui a mis primeros trabajos voluntarios y de allí salí también para las brigadas Conrado Benítez, cuando la alfabetización.

Arleen Rodríguez Derivet: Una pausa, porque esa persona que la conoce tan bien a usted –yo quisiera un día tener un alumno así, que hable de mí como si fuera un hijo– me dijo “¿tú sabes que falsificó su edad para poder ir a alfabetizar?”.

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, realmente lo que falsifiqué fue la firma de mi madre. Porque los padres tenían que…

Arleen Rodríguez Derivet: Dar el permiso.

Francisca López Civeira (Paquita): Autorizar que sus hijos fueran a alfabetizar. El mínimo era 13 años, con menos de 13 no podías; pero, además, los padres tenían que autorizarlo. Mi padre –por muy avanzado que era, muy sindicalista, y la Revolución fue, digamos, el sueño de su vida–, no entendía que su niña se le fuera por ahí, no se sabía adónde.

Arleen Rodríguez Derivet: Al monte.

Francisca López Civeira (Paquita): Claro, y entonces, pues yo le pedí a mi hermana que ella firmara como si fuera mi madre, para que no se viera que era mi propia letra, y así falsifiqué la firma para poderme ir con las Brigadas Conrado Benítez

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Y se fue muy lejos?

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, no, yo quería haberme ido a una montaña, quería ser heroica, cosa que no había sido. Fui como capacitadora por la AJR y estuve en Varadero. Por primera vez di una clase, de cosas que yo ignoraba por completo, tenía que hablar de la revolución socialista, de Martí antiimperialista. En fin, no sé ni cómo lo hice y me mandaron después para Güines, en esas condiciones.

Arleen Rodríguez Derivet: Para la propia ciudad de Güines.

Francisca López Civeira (Paquita): Estuve en Güines como capacitadora de las Brigadas Conrado Benítez, en mi inexperiencia total. Pero bueno, guardo un recuerdo maravilloso de la familia que me acogió.

Arleen Rodríguez Derivet: Y su título, yo estoy pensando en esa generación, en la euforia absoluta en la Plaza cuando le dijo a Fidel “dinos qué otra cosa tenemos que hacer”.

Francisca López Civeira (Paquita): Y él nos dijo estudiar, estudiar, estudiar, y fue lo que se hizo.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Qué hizo Paquita?

Francisca López Civeira (Paquita): Seguir estudiando, eso fue lo que hice, seguir estudiando.

Arleen Rodríguez Derivet: Ahí estamos viendo fotos del Instituto, bueno, séptimo grado…

Francisca López Civeira (Paquita): Esa es la foto de la primaria, de una escuela primaria en el Cerro. Modesta, no era pública, pero era muy modesta, de personas modestas. Fue donde hice mi primaria en el Cerro, ahí estoy con mi hermana y con otras compañeras, de mi hermana, sobre todo.

Arleen Rodríguez Derivet: Ya la historia le picaba, como la carrera que podía hacer.

Francisca López Civeira (Paquita): Todavía no tenía claro que podía ser universitaria, eso no estaba muy claro. Realmente, había cosas de historia, pero no era la historia que le dan a uno o que podía ser tan atractiva, ¿no? Por ejemplo, de Martí, ¿qué yo sabía de Martí? Los zapaticos de rosa y Los dos príncipes… No nos hablaban otra cosa de Martí.

Arleen Rodríguez Derivet: Martí antiimperialista…

Francisca López Civeira (Paquita): No, no, eso no se tocaba, eso no se tocaba. De eso me enteré después, con la Revolución, que se empezaron a publicar cosas y a comentar cosas. Fue cuando me enteré, y ya fue un impacto muy importante.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Cuándo se produce la transformación de Paquita en la estudiante de Historia y por qué? Antes se produce su graduación de bachiller.

Francisca López Civeira (Paquita): El bachiller fundamentalmente lo hago ya con la Revolución, y eso es lo que me permite pasar después a la universidad. Me gustaba la literatura y me gustaba la historia, estaba indecisa entre una cosa y otra, hasta que realmente pensé que la literatura me gustaba más, como disfrute, pero la historia me llamaba más la atención, como punto de investigación, de profundización. Y entonces me decidí por Historia.

Arleen Rodríguez Derivet: Podemos decir, como dice el título del programa, es una mujer enamorada de la historia.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, sí, sí, sí.

Arleen Rodríguez Derivet: Después vamos a ver cómo va a las montañas y en las montañas encuentra el amor. La historia de esta generación es bellísima, aunque algunos se empeñen en querer contarla como tan trabajosa.

Francisca López Civeira (Paquita): Nos divertíamos mucho.

Arleen Rodríguez Derivet: No lo dudo. Vamos a escuchar algunas opiniones sobre Paquita, de amigos suyos.

Opiniones:

Fabio E. Fernández Batista: La profesora Francisca López Civeira (Paquita), como todos la conocemos en la universidad, es un personaje de la Colina, es decir, lleva décadas prestigiando las aulas de nuestra casa de altos estudios y es, sin duda, una persona con una trayectoria profesional relevante y, al mismo tiempo, como persona. Como ser humano, está llena de valores que realmente la han hecho alguien muy querido en el contexto universitario.

En primer lugar, hay que destacar su consagración al trabajo. Sí, para Paquita el magisterio es un sacerdocio, la universidad es el templo al que va cotidianamente para cumplir con su deber.

Laura Vázquez Fleitas: La profesora me ha enseñado no solo lo que tiene que ver con el trabajo profesional del historiador, sino todo lo que tiene que ver con la disciplina, con la ética de trabajo del historiador, no solo los resultados investigativos, sino la ética del trabajo del historiador, que también pasa por la ética del profesional y de la persona.

La he visto dar clases año a año de Historia de Cuba, de la República burguesa hoy en día, así se llama la asignatura. La he visto compartir siempre con sus estudiantes.

Cristian Padrino López: Es una de las profesoras más emblemáticas de nuestros departamentos. Una de las profesoras que más tiempo llevan formando generaciones, una profesora que por sus méritos se ha ganado el cariño de todos los estudiantes y profesores.

Es una profesora que forma o ha formado a generaciones muy valiosas de historiadores muy destacados y que tienen en ella un ejemplo para realizar sus labores, su misión como historiadores.

Leisi Figueredo Milanés: Lo mismo la podemos encontrar en una parada de la guagua para salir de su Marianao, que en el comedor Machado, que es el comedor de la Universidad de La Habana. Es una persona muy carismática, muy amable.

Con nosotros, por ejemplo, con la juventud, con los nuevos que vamos llegando al Departamento y que nos acercamos hacia ella, siempre se muestra muy positiva, con mucho que enseñarnos, pero a la misma vez, sin tratar de impresionarnos, muy humana, muy hermana. Podemos llegar a ella con cualquier duda, con cualquier problema, que ella siempre se encuentra a total disposición de nosotros y siempre tratando de apoyarnos y de llevarnos por el mejor camino.

Carlos Javier Pedré Orta: Es una persona que genuinamente se preocupa por ti, que quiere saber cómo estás, cómo te va, si te puede apoyar en algo, siempre tiene una palabra de ánimo para ti, siempre tiene alguna historia que contarte, para pasar el rato, para entretenerse contigo, para reír.

Es una profesora que realmente a mí me da mucha alegría, siempre que la veo, siempre que me encuentro con ella me saluda con mucho cariño, con mucho calor, y es una persona fantástica, realmente yo estoy muy agradecido de haberla conocido y tenerla actualmente como colega, como compañera de trabajo.

Mesa Redonda sobre Historias de Vida. Arleen Rodríguez Derivet dialoga con Francisca López Civeira. Foto: Roberto Garaicoa.

Arleen Rodríguez Derivet: Vamos a tener que hablar de unas cuantas fotos que hay ahí, pero yo quiero ir al matrimonio, fue después de la universidad.

Francisca López Civeira (Paquita): Cuando yo me gradúo.

Arleen Rodríguez Derivet: Vamos a entrar a la universidad, que es una etapa linda.

Francisca López Civeira (Paquita): Preciosa.

Arleen Rodríguez Derivet: Es uno de los amores de Paquita. ¿Verdad?

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, entré como estudiante en la universidad estudié la carrera de Historia con un grupo realmente…

Arleen Rodríguez Derivet: Notable, de profesores.

Francisca López Civeira (Paquita): De compañeros. Tuve profesores, algunos sus nombres no los recuerdo, pero otros son inolvidables.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Por ejemplo?

Francisca López Civeira (Paquita): Por ejemplo, Alejo Carpentier, que me dio Historia de la Literatura durante cuatro semestres. Después de él entró Beatriz Maggi, una gran profesora también, y bueno, después tuve algunas más jóvenes y la que me dio Literatura Cubana fue Josefina Suárez. Tuve en Filosofía una profesora que murió muy joven, Zaira Rodríguez, que era realmente extraordinaria, después tuve a Daisy Rivero, y en Filosofía Cubana tuve a Isabel Monal, extraordinaria también. En Historia del Arte los ocho semestres tuve a la maestra de maestros, Rosario Novoa, fue un gran privilegio también, y en otras materias, creo que sobre todo en Historia de Cuba, tengo que recordar a mi querida profesora Olga López, que le insuflaba a uno el amor por la historia de Cuba, pero también la pasión, tanto el análisis como la emoción.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Cómo?

Francisca López Civeira (Paquita): Por poner un ejemplo, cuando te estaba hablando de Máximo Gómez, ella casi se montaba en el caballo con Máximo Gómez y lo hacía con pasión, y cuando te hablaba de la Enmienda Platt, casi que lloraba de emoción, de rabia, de indignación con aquello; es decir, combinaba ambas cosas y realmente, además, era una gran persona.

Arleen Rodríguez Derivet: Cómo era ser alumno de Alejo Carpentier? Era muy impresionante,

Francisca López Civeira (Paquita): Mira…

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Marcaba distancia?

Francisca López Civeira (Paquita): No, para nada. Yo hice un artículo sobre él que publiqué en la Revista de Educación, que le puse por título “La sencillez de la grandeza”, porque era un hombre… Cuando yo lo vi en primer año de la carrera para una clase no me lo creía.

Aquel señor, aquel gigante, y con qué sencillez venía con su clase preparada. Como yo era la delegada del grupo, a veces me pedía ayuda, porque él me decía, “discúlpeme, es que yo soy muy torpe, no sé llevar un registro de asistencia, ¿usted me puede ayudar?”, pero con una sencillez y con una humildad que para mí fueron ejemplares, extraordinarias.

Arleen Rodríguez Derivet: Bueno, yo me voy a tomar el atrevimiento. Hay un libro de Paquita que yo recomiendo a los que vayan a la Feria del Libro este año, que lo busquen, sobre todo quienes tienen muchachos estudiando, en cualquier nivel. Esto se llama, ella tiene una colección que se llama…

Francisca López Civeira (Paquita): Varios libros en la colección.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Una colección es suya?

Francisca López Civeira (Paquita): No, no, es de la Editorial Gente Nueva.

Arleen Rodríguez Derivet: 100 preguntas. ¿La idea no es suya?

Francisca López Civeira (Paquita): No, la idea fue del que era director entonces, Enrique Pérez Díaz, y la actual dirección la ha mantenido y le ha dado continuidad.

Arleen Rodríguez Derivet: Enrique Pérez Díaz, queridísimo amigo.

Pero tómame, la portada, porque este libro 100 preguntas sobre personalidades simbólicas en la historia de Cuba es, perdónenme por ser demasiado categórica, el libro en que visto contar historias de la manera más breve y sintética posible.

Yo dije para “mí va a ser difícil”, porque yo hablo mucho y Paquita habla bastante, nos vamos a llevar el programa enseguida, pero Paquita sabe, como buena profesora, qué tiempo llevan las cosas.

Y aquí, por ejemplo, lo que me fascina de este libro, las 100 preguntas sobre personalidades simbólicas en la historia de Cuba que hacen enorgullecer a uno de ser cubano. Esas preguntas aquí están relacionadas con el arte y la literatura.

Francisca López Civeira (Paquita): También.

Arleen Rodríguez Derivet: Por ejemplo, si vas a pintar el contexto de una época, qué dijo Carpentier en la Consagración de la primavera, y hay un párrafo que describe ese momento tremendo de la Revolución, ya estoy hablando más que usted, pero quería decir esto también.

Esta manera de contar, que no se circunscribe a las acciones de un ser humano en la historia, sino a sus circunstancias a través del arte, de la literatura, de los cuadros, de las pinturas, que las pone aquí.

Francisca López Civeira (Paquita): Es que la historia tiene que ver con todos los contextos y con todo lo que está ocurriendo, y a veces yo digo: un verso puede, en un momento dado que uno lo utilice, dar la imagen de una época de una manera muy clara y de muy buena transmisión, y entonces a veces una obra, un cuento, una novela puede dar una época y eso también es parte de la historia.

Arleen Rodríguez Derivet: El hombre es el hombre y su circunstancia…

Francisca López Civeira (Paquita): Claro…

Arleen Rodríguez Derivet: Diría Ortega y Gasset.

Francisca López Civeira (Paquita): Lo que está en todos sus entornos, y entonces la ciencia tiene que, precisamente, nutrirse de todo el conocimiento y de todo lo producido por el ser humano.

Arleen Rodríguez Derivet: Eso se lo debemos a una mujer que no se conforma con estudiar la historia, sino que también lee, disfruta la literatura, el mundo de la plástica, porque aquí hay de todo.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, sí, por supuesto, es así. Yo pienso que Martí dijo poner la ciencia en lengua diaria, es decir, la ciencia tiene que estar al alcance de todos y en beneficio de todos.

Entonces, uno tiene que buscar todos estos mecanismos que permiten al lector, de una manera más atractiva, acercarse a esta obra.

Arleen Rodríguez Derivet: Miren, por ejemplo, ella va a describir a Fidel y no se conforma con lo que ella, como historiadora, puede decir, sino que va a Alejo Carpentier en la Consagración de la primavera cuando el recrea a Fidel cuando llegó a Caracas en el 59 y dice: “Ha llegado acompañado por algunos de esos hombres nuevos, algo taciturnos, de andar un tonto campesino que aquí llaman los fabulosos ‘chivuos’ y que al parecer, ante la muchedumbre fueron alzados en hombros y llevados en triunfo”. Y bueno, después habla de la oratoria de Fidel.

Y si va a decir la trascendencia de una persona, pues dice y lo pintó fulano y lo pintó mengano, en fin, así da las clases Paquita.

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, yo utilizo también algunos elementos de literatura, de la poesía, de la narrativa, es decir, estos elementos también para describir o caracterizar una época.

Pongo un ejemplo que es bastante claro de entender: durante la ocupación militar de Estados Unidos en Cuba, hay una obra que es anónima, se llama el Bolero de Marianao.

Es una obra anónima por una patriota, es bastante extensa, pero hay partes, como una especie de estribillo que dice… Bueno, comienza hablando de que está llorando a la orilla del mar, “y por qué”, le preguntan, “por qué lloras”, y ella dice, “porque en el morro aún no contemplo nuestra bandera libre flotar”.

Y entonces, dice “Viva Cuba, viva el machete, viva el valiente que lo empuñó. Hurra a los montes, hijos de Cuba, si nos engaña la intervención”. ¿No está reflejando un sentir de una época en unos pocos versos?

Creo que estas cosas, inclusive los versos, las canciones, pueden reflejar en los primeros años de la República burguesa un sentido de pérdida, de lamento. También Martí no debió de morir, si fuera el maestro y el guía otro gallo cantaría, es decir, es un lamento.

Sin embargo, en 1923, un Rubén Martínez Villena puede decir: “Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones”, y él dice: “Para cumplir el sueño de mármol de Martí”… Ya no es un lamento, es un llamado a la acción, está mostrando un cambio de mentalidad, un cambio de la psicología colectiva. Son cosas que también ayudan a entender la época.

Arleen Rodríguez Derivet: Absolutamente, pero por ejemplo, cuando no se apega a los manuales, Paquita, si tiene que preparar una clase, no está obligada a hacerlo.

Francisca López Civeira (Paquita): Uno tiene que tratar de estar actualizado con las investigaciones, los nuevos conocimientos. Por supuesto, los libros de texto existen y tienen que existir, sobre todo en la enseñanza general, aunque también en la enseñanza universitaria, que, digamos, tiene que ser un libro concebido como historia total, no como una historia económica, social, política, cultural, sino como una historia total para dar el conjunto, pero ya el profesor, cuando da clases, debe enriquecer también; debe, digamos, presentar su clase.

Arleen Rodríguez Derivet: Cumple objetivos, pero a su modo.

Francisca López Civeira (Paquita): Claro. En ese sentido, tienes que estar lo más actualizado posible y tratar de llegar al estudiante, que el estudiante se interese también en lo que tú estás explicando.

Arleen Rodríguez Derivet: En una de las fotos que estamos viendo ahí en pantalla vi a uno de sus grandes amigos, a quien conocimos en la Mesa Redonda junto a usted, Oscar Loyola.

Ahí está, ahí está el profesor Oscar Loyola, que se fue tan temprana y accidentalmente.

Francisca López Civeira (Paquita): Desgraciadamente.

Arleen Rodríguez Derivet: Exacto, pero ustedes eran como poderoso dúo para la historia de Cuba.

Francisca López Civeira (Paquita): Éramos hermanos, nos relacionábamos como hermanos, esa es la realidad, fue muy dolorosa esa pérdida.

Arleen Rodríguez Derivet: Claro, pero justamente quiero ir a por qué la historia de Cuba y no la historia universal, la historia de América Latina, la historia.

Francisca López Civeira (Paquita): Mira, para tú impartir Historia de Cuba, para estudiar Historia de Cuba, lógicamente tienes que tener una idea de los contextos, porque Cuba no está sola en el mundo, es parte de todo un universo, y esos contextos necesariamente los tienes que tener en cuenta, como América Latina, Estados Unidos, España… Son historias que para Cuba son muy importantes por la relación histórica.

Pero la historia de Cuba, para mí es la historia mía de mi vida, de mis raíces, de donde vengo.

Arleen Rodríguez Derivet: La escogió.

Francisca López Civeira (Paquita): Me motiva más.

Arleen Rodríguez Derivet: No la escogieron a usted para ello.

Francisca López Civeira (Paquita): No, yo la escogí para mí, realmente, por suerte, mi profesora Olga López, cuando yo pasé a trabajar en la universidad, me preguntó “qué tú quieres”, y yo le dije “yo quisiera Historia de Cuba”. Me dijo “vas a trabajar conmigo”.

Arleen Rodríguez Derivet: Y usted hace como ella, se monta en el caballo de Máximo Gómez.

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, trato, y por lo menos trato de o lo hago con la pasión posible de los acontecimientos que estoy explicando.

Arleen Rodríguez Derivet: En la universidad usted ha desarrollado varias líneas, la investigación, la publicación de numerosos artículos… Ha trabajado, lo que también es una gran tarea que tiene el país, en construir la historia de Cuba, terminar de elaborarla desde una perspectiva actualizada. Ha desarrollado todo eso. ¿Cómo ha tenido tiempo para todo y, además, hacer una familia?

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, cuando mis hijos nacieron y eran chiquitos yo les dediqué mucho tiempo, trabajaba por las noches, me ponía a trabajar, a tratar de adelantar.

Pero ya cuando ellos llegaron, digamos, a preuniversitario, que eran  adolescentes, entonces conversé con mi esposo, con mis hijos…

Arleen Rodríguez Derivet: Luis, su esposo, era también historiador

Francisca López Civeira (Paquita): No, él era profesor de Español y Literatura.

Arleen Rodríguez Derivet: Ahí lo tenemos, la boda.

Francisca López Civeira (Paquita): Si el matrimonio.

Arleen Rodríguez Derivet: Yo  decía que el amor la encontró en la montaña.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí.

Arleen Rodríguez Derivet: Cuénteme un poquito.

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, cuando yo me gradué, un grupito, no era todo el grupo, pero un grupito, queríamos ser heroicos, nosotros teníamos el servicio social. Pero no rural. Y entonces yo era la delegada de la FEU del grupo y, de alguna manera, representé al conjunto de los que teníamos esa inquietud y solicitamos y quisimos irnos a algo más fuerte.

Arleen Rodríguez Derivet: Heroica, la Sierra Maestra.

Francisca López Civeira (Paquita): Algo así. Entonces, nos dieron a escoger la Isla de la Juventud, todavía la Isla de Pinos, o los pinares de Mayarí, y un grupito nos fuimos para los pinares de Mayarí, zona del segundo frente Oriental Frank país, era una meseta en lo alto de una loma, de la Loma de la Bandera, y cuando llegué allí ahí había un politécnico. Nos alojamos, eran casas de campaña. Y en esas casas de campaña nos alojábamos, estaban alumnos, profesores. Y allí conocí a…

Arleen Rodríguez Derivet: a Luis…

Francisca López Civeira (Paquita): …un profesor que hacía un mes había llegado. Él era oriundo de Pinar del Río, de San Juan y Martínez, y ahí nos conocimos. Allí fue que comenzó.

Arleen Rodríguez Derivet: Dos hijos, estoy viendo.

Francisca López Civeira (Paquita): Dos hijos.

Arleen Rodríguez Derivet: Sus dos hijos varones.

Francisca López Civeira (Paquita): Varones

Arleen Rodríguez Derivet: Y ya varios nietos.

Francisca López Civeira (Paquita): Sí. Cuatro nietos, digamos, biológicos, y uno que no es biológico, pero fue el primero que entró también en la familia, de manera que he tenido una familia de la cual…

Arleen Rodríguez Derivet: Muy bonita…

Francisca López Civeira (Paquita): …me siento muy feliz y muy orgullosa.

Arleen Rodríguez Derivet: Grande la familia, es bastante amplia…

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, los dos hijos… Y los nietos y las nueras, por supuesto

Arleen Rodríguez Derivet: Pero es de esa familia, de las que se habla ahora, que prácticamente todas las generaciones se quedan en la casa.

Francisca López Civeira (Paquita): No exactamente. Mi hijo mayor, Luisito, tiene un apartamento en el barrio que le dicen de genética. Mi otro hijo, Enrique…

Arleen Rodríguez Derivet: Porque es científico…

Francisca López Civeira (Paquita): Ese es ingeniero. Mis dos hijos son ingenieros. Mi otro hijo, Enrique, vive en San Agustín, en el apartamento con su suegra, y yo he vivido en Marianao con mi esposo. Después de la muerte de él, me quedé viviendo sola y en estos momentos mi hijo Enrique, su familia, mi nuera, mis nietos, con la covid, fueron para mi casa, para protegerme, para ayudarme, cosa que les agradezco extraordinariamente. Y bueno, se han quedado ahí conmigo, y realmente es una compañía…

Arleen Rodríguez Derivet: La familia extendida.

Francisca López Civeira (Paquita): … que yo agradezco y, además, que quiero entrañablemente.

Arleen Rodríguez Derivet: Pero yo lo decía porque en la casa de Paquita, que es una casa muy sencilla, y digamos, minimalista en el sentido de que está lo que hace falta, no más nada, la cantidad de libros pueden caer sobre las cabezas de las personas; es decir, siempre está acompañada.

Antes de irme de todo. Este ciclo de la universidad me interesa mucho. Vivimos tiempos convulsos, tiempos de incertidumbre, un montón de cosas como son los estudiantes de Paquita, son cuestionadores en temas de la historia de Cuba, que siempre se ha tratado de contar de otra versión distinta a la que cuenta la universidad cubana.

Francisca López Civeira (Paquita): Mira, hay una cuestión que yo creo que primero habría que decir. En todos los tiempos, en todas las épocas, ha habido pautas metodológicas de cómo enseñar la historia. Eso ha existido siempre y existe, es decir, no es algo que se inventó, ahora existen. No se abrían pautas metodológicas, pero sí las claves de qué es lo que enseñan, eso siempre existió y, por supuesto, también las generaciones van cambiando, transitando.

Hoy, con los sistemas digitales, hay muchas influencias muy diversas, etcétera. Lógicamente, los estudiantes también están en ese mundo y uno está dando explicaciones. Los estudiantes pueden estar cuestionando, pueden estar planteando preguntas que pueden ser, digamos, de alguna manera cuestionadoras ¿no?, y eso es lo común que está ocurriendo.

Es parte del trabajo que hacemos, es parte de nuestro trabajo lidiar con esa realidad. Eso es parte de la labor como educadores, porque somos educadores.

Arleen Rodríguez Derivet: Claro

Francisca López Civeira (Paquita): No solamente somos investigadores, sino que, fundamentalmente, somos educadores, y a partir de ahí, pues entonces también tenemos que lidiar con estas realidades.

Arleen Rodríguez Derivet: Voy a volver a los primeros años en la universidad. Era todavía la época en que Fidel se iba a la Plaza Cadenas y conversaba con ustedes. ¿Cómo era aquello? ¿Usted participó de alguna de esas?

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, cómo no, dábamos vueltas allí por la Plaza Cadenas, ahora Ignacio Agramonte, esperando a ver si Fidel llegaba.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Cómo era eso?

Francisca López Civeira (Paquita): Bueno, Fidel llegaba en un jeep y se parqueaban en la calle que está entre lo que es el rectorado y la plaza. Allí se bajaba y empezaba a conversar con los estudiantes y los estudiantes conversamos, intercambiamos. Él daba ideas, escuchaba lo que decíamos. Era una manera, digamos, muy natural.

Arleen Rodríguez Derivet: No es “vamos a hacer una reunión”.

Francisca López Civeira (Paquita): No, no era nada formal, era totalmente espontáneo y nosotros dábamos vueltas por allí a ver si Fidel llegaba y a las once  de la noche, si no había llegado, nos íbamos

Arleen Rodríguez Derivet: ¿De qué se discutía, Paquita?

Francisca López Civeira (Paquita): De cualquier cosa. Él podía tener una idea de qué libros se deben publicar y oía, cómo crear centros de investigaciones, porque eso para él siempre fue una idea, que las universidades tenían que ser centros de creación de nuevos conocimientos; por tanto, no eran solo repetitivos, y tenían que ser centros de investigación. Inquietudes de ese tipo… Se intercambiaba en cualquier materia, lo mismo podía ser medicina que historia, literatura, filosofía.

Arleen Rodríguez Derivet: Quiero hacer una pausa para rendir homenaje a alguien que fue rector de la Universidad de La Habana y acompañó a Fidel en los momentos de esa batalla por la ciencia, estoy hablando de José Miguel Millar Barruecos, cariñosamente conocido como Chomi, lo quisimos traer algunas veces acá a contar historias. Posiblemente, la persona que más fotos atesoraba  de Fidel con otras personas. ¿Fue rector de la Universidad de La Habana en tiempos en que usted era estudiante o ya era profesora?

Francisca López Civeira (Paquita): Coincidí en ambas etapas.

Arleen Rodríguez Derivet: Hoy el presidente exaltaba los valores de Chomi como un hombre de una modestia, de una sencillez, de una lealtad y una consagración extraordinarias. El sentimiento de la Mesa Redonda particular de este colectivo para su familia, para sus amigos, para sus compañeros, que en este minuto deben tener llena la funeraria de Calzada y K, donde se le está rindiendo tributo. Mañana serán las exequias

Francisca López Civeira (Paquita): Fue un hombre muy útil.

Arleen Rodríguez Derivet: Un hombre muy útil, y en ese desvelo de Fidel por la ciencia, por llevar a ciencia a su punto más alto, es ese momento inseparable en la vida y la obra de Chomi  Barruecos, aunque haya sido en silencio la mayor parte del tiempo, pero quienes pudimos acercarnos algunas veces y en algún momento a ese tiempo, tenemos certeza de eso.

Gracias Paquita.

Opiniones de la familia:

Enrique Gil López, hijo menor: Durante mucho tiempo, se dedicó a la casa, a nosotros que éramos chiquitos. Hubo un tiempo en que para las maestrías, los doctorados, había  que ir a Alemania y la Unión Soviética, de tres a cinco años, si no, no podías hacer doctorado. Y entonces ella decía no, tengo que atender a mis hijos, si yo tengo que separarme de ellos cuatro años, no seré doctora. Por suerte, después cambiaron la forma. Ella logró hacer el doctorado aquí en Cuba.

Odina Quintana Garmendia, nuera: Tengo que agradecerle que me ha ayudado mucho en la enseñanza de mis hijos. Tanto ella como su esposo, mi suegro. Desde pequeños, mis hijos eran muy pegados a ellos; mis hijos crecieron leyendo las fábulas que sus abuelos les regalaron. Aprendieron mucho gracias a ellos y aprendimos nosotros. Qué puedo decirle, para mí es maravillosa, no para mí sola, para sus vecinos, que la adoran.

Enrique Gil, nieto: Ella siempre fue muy allegada a nosotros los nietos y siempre les encantaba mimarnos, por decirlo así. Y a mí, principalmente, que era pi constante todos los fines de semana con ella, más todavía, y eso es como una marca grande que tengo

Adriana Gil, nieta: La enseñanza  más valiosa para mí ha sido la importancia de la unidad familiar. Ella siempre se ha preocupado por que nos reunamos en familia, por que no se pierda el contacto, porque al final vivimos en casas separadas. Siempre se ha  preocupado por que salgamos juntos, por que conozcamos la historia de nuestro país y por formarnos como personas de bien para el futuro.

Laura Gil, nieta: Mi abuela es un referente para mí en todos los aspectos de la vida, porque ha sabido conjugar tanto su profesión como su casa y su familia. Es la persona en la que yo pienso cuando tengo que tomar alguna decisión, a veces se lo pregunto y a veces no, pero siempre pienso “¿qué haría mi abuela en este momento?”.

Maritza Espinosa Pacheco, nuera: Muy buena consejera en un plano personal y en el plano familiar, compartidora, siempre está compartiendo todo lo que ella puede tener de conocimientos y material, aunque a veces no es mucho, pero bueno, material también, y como profesional es un ejemplo a seguir para cualquier mujer cubana.

Luis Gil López, hijo mayor: Creo que lo más importante fue que supo darnos un universo cultural y espiritual muy, muy grande. Además de ir a los parques de diversiones como iban todos los muchachos, fuimos mucho al teatro, fuimos mucho a museos, nos dio libros a leer… Yo creo que eso es algo de lo más importante que le pueden hacer unos padres a sus hijos, enseñarlos a leer y darles acceso a la cultura cubana y universal, que independientemente de la profesión que uno elija después, realmente fue muy importante para nosotros desde el punto de vista de nuestra formación cultural y humanística, de todo.

Arleen Rodríguez Derivet: Ahí antes vimos en los álbumes, Paquita, a Fidel con la mano puesta sobre su hombro. Conversaciones. ¿De que hablaban?

Francisca López Civeira (Paquita): La primera vez que vi a Fidel en vivo, en persona, así, fue días antes de Girón, en abril del 61. Yo iba con mi hermana y mis padres a una excursión a la Ciénaga de Zapata y cuando pasamos en la guagua por Girón allí no había pasado nada todavía, alguien dijo, “ahí está Fidel”. Paró la guagua y nos bajamos corriendo y yo me paré al lado de Fidel por primera vez en mi vida.

Él hablaba –yo no recuerdo bien lo que decía–, pero lo que sí nunca se me olvidó, y lo tengo en mi memoria, es cuando él estiró el dedo índice hacia la costa y dijo, “ese es un buen lugar para un desembarco”.

Días después pasa lo de Girón y nosotros decíamos “pero si Fidel lo dijo”…Fue la primera vez, después en la universidad lo veía  pero esa foto fue en un taller de la Unión de historiadores de Cuba.

Arleen Rodríguez Derivet: Ahí esta  Raúl Izquierdo, en una de las imágenes nuestras.

Francisca López Civeira (Paquita): En la Unión de Historiadores de Cuba, en la dirección nacional, llevo 23 años.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Qué cargo tiene?

Francisca López Civeira (Paquita): He sido organizadora. Fui vicepresidenta, en estos momentos soy solo vocal. Creo que hay cosas que ya también uno tiene que tener conciencia de los momentos, aunque sigo trabajando ahí; en ese momento, cuando se produjo esto, era un taller y a mí me correspondía moderar en la sesión en que se iba a hablar de la enseñanza de la historia y Fidel asistió a esa sesión.

Entonces él no quiso hacer discursos, sino más bien tener conversación y habló de tantas cosas increíbles, de su memoria, de su conocimiento. Lo mismo hablaba de los primeros historiadores, de Tito Livio, de Plutarco, en fin… Ya después, cuando él dijo que se iba, que nos pusimos de pie, es esa foto en que él me tiene puesta la mano así, conversando conmigo, y así estuvimos hablando casi dos horas.

Arleen Rodríguez Derivet: Dos horas con la mano en el hombro, eso era habitual. Hubo congresos en los que estuvimos que puede ser que la sesión abajo durará un poquito más que la de arriba.

Francisca López Civeira (Paquita): Ya él había pedido un libro de historia de Cuba. Esto fue en el 2000, en el 99 ya el había pedido un libro de historia de Cuba, se sacó a concurso, hubo muchas propuestas de proyectos.

El jurado no escogió un proyecto, sino que escogió tres proyectos de seis autores distintos y entonces en eso estaba el proyecto en que yo estaba junto con Óscar Loyola y Arnaldo Silva en una reunión con el entonces ministro de Educación. Nos convirtieron en un colectivo. Ese día en el colectivo se decidió. Alguien tenía que coordinar y el colectivo por votación me eligió a mí como coordinadora.

Y ahí empezamos a trabajar, hubo algunas situaciones complicadas, porque uno de los miembros del colectivo era José Antonio Tabares del Real. Tabares, cuando estábamos ya elaborando y discutiendo lo que estábamos elaborando, se enfermó, no pudo terminar su parte, cosas que él había hecho, que no habíamos discutido y no se habían arreglado, en fin, y todo esto creó una situación muy complicada.

Finalmente, hubo que reelaborar esta parte. Además, el colectivo, debo decir, es bueno: Eduardo Torres Cuevas, Óscar Loyola, Tabares, Arnaldo Silva, José Cantón Navarro y yo. Después se incorporaron Pedro Álvarez Tabío y Mario Mencía para la parte de la lucha insurreccional.

Arleen Rodríguez Derivet: Esos son textos que están dentro de la llamada Historia Universal que hizo Cuba.

Francisca López Civeira (Paquita): Esos son los textos de Historia de Cuba, que son tres tomos que la gente le dice los libros verdes, porque son tres tomos: un primer tomo de Eduardo Torres Cuevas y Óscar Loyola, un segundo tomo que era el mío con Tabares, pero que después quedó mío con Pedro Álvarez Tabío y Mario Mencía, y un tercer tomo de José Cantón Navarro y Arnaldo Silva.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Satisfecha con la historia de Cuba hoy cómo está ya documentada, o cree que quedan tareas pendientes?

Francisca López Civeira (Paquita): Siempre quedan cosas pendientes. Eso es una investigación que nunca termina. Siempre hay nuevas inquietudes, nuevos elementos, nuevas perspectivas, es decir, yo creo que hemos logrado cosas muy importantes, creo que hemos logrado ese mismo libro, es una síntesis, digamos una síntesis bastante amplia, pero habrá que seguir trabajando y habrá que seguir renovando. Eso es infinito.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿Habrá quienes puedan hacerlo?

Francisca López Civeira (Paquita): Por supuesto.

Arleen Rodríguez Derivet: Junto con Paquita, digo, porque ya no está Óscar Loyola, ya no está Tabares del Real, ya no está Pedro Álvarez Tabio, no está Cantón Navarro.

Francisca López Civeira (Paquita): Pero sí los nuevas historiadores que se van creando, los historiadores que van surgiendo en el mismo departamento nuestro, muchachos nuevos, Fidel Acosta Machado, Fabio Fernández Batista, José Ángel Gutiérrez, Leisy, Lady Abreu…

Hablo de los jóvenes para no hablar de los que tenemos más edad, como Paula Ortiz, etcétera, sino de los jóvenes, Javier, César, jóvenes que están emergiendo; Evelyn… Tienen la posibilidad de salir, de crear también desde sus perspectivas y aportar desde sus perspectivas.

Arleen Rodríguez Derivet: Vamos a hacer una pausa, un momentico para ir al tema, ya la senda final de nuestra conversación hoy con una apasionada de la historia.

Que es el saludo de la Mesa Redonda. El saludo de la Mesa Redonda a los 170 años de José Martí, que está ya a 170 y mantiene una fortísima vigencia, como si hablara para nosotros hoy mismo.

Vamos a ver antes de despedir en la parte final con Paquita, vamos a ver otro fragmento del álbum de su historia, de su bella historia personal, la de una generación que se declara con mucho orgullo hija de la Revolución.

Enamorada de la historia, pero justamente por eso, aquí yo veo, hay un personaje en su biblioteca que ocupa bastante espacio. ¿Sera otro libro Mella, por ejemplo?

Francisca López Civeira (Paquita): Ojalá, realmente Mella es una de las figuras extraordinarias de nuestra historia. Yo digo que nuestro pueblo tiene la dicha de en menos de 100 años haber tenido a un Martí, a un Fidel y, en el medio, un Mella que no hizo más porque lo mataron a los 25 años, pero era alguien realmente genial y con una capacidad de liderazgo extraordinaria.

La periodista Arleen Rodríguez Derivet dialoga con Francisca López Civeira. Foto: Roberto Garaicoa.

Arleen Rodríguez Derivet: Todos los historiadores tienen sus personajes favoritos. Y personajes que nunca le hubieran gustado, pero que son parte también para que se vea el valor de los buenos. Hay también que tener el personaje negativo en la historia. ¿Qué personajes de la historia, no solo ya de Cuba, le apasionan a Paquita? Particularmente, además de Mella.

Francisca López Civeira (Paquita): Fundamentalmente, José Martí. Es una figura que nos puede acompañar siempre. En su época, en el 1882, él dijo que cuando hay muchas colinas, las montañas se ven menos altas, y habló de cómo las colinas se van encimando a las montañas como el genio se va expandiendo a la masa, dice lo que no place a los privilegiados de alma baja, pero él era una persona de alma alta y por tanto se alegraba de esa expansión en aquel momento, imagínense ustedes hoy.

Es una persona que nos pueda acompañar en todos los momentos de la vida, en lo político, en lo personal, en todo, en lo ético, en lo profesional, en el sentido del deber. Creo que Martí es una figura extraordinaria. Por supuesto, Fidel es una figura también extraordinaria.

Arleen Rodríguez Derivet: ¿La trabajó usted?

Francisca López Civeira (Paquita): Sí, claro, la hemos trabajado y la estamos trabajando.

Arleen Rodríguez Derivet: Está preparando otro libro.

Francisca López Civeira (Paquita): Estamos trabajando cosas.

Arleen Rodríguez Derivet: No puede decir más nada.

Francisca López Civeira (Paquita): No, no puedo adelantar cosas. Pero hay cosas donde también está integrado Fabio Fernández.

Arleen Rodríguez Derivet: Recuerdo mucho que en alguna Mesa Redonda usted lo propuso. Dijo “hay un muchacho joven, inteligentísimo, brillante, que lo propongo”, y por eso se convirtió en panelista. Porque por ahí corren bolas de que ya Fabio no está, que Fabio ha sido sancionado, sacado, que no saldrá nunca más, ya se sabe, no importa lo trascendente que dijo, sino hacer daño o fracturar. El rumor tiene eso de malo.

Pero no, no digo más nada. Paquita, veo que no es de las historiadoras que va a la cita textual, ni mucho menos. Martí se le quedó en la memoria mucho.

Francisca López Civeira (Paquita): Realmente, porque lo empecé leyendo por placer. No pensando que iba después a trabajar directamente, pero la vida me llevó a que eso se convirtiera también en una de mis líneas de trabajo.

He podido publicar cosas sobre él en textos diversos, tengo inclusive con Óscar Loyola Dos miradas a Martí, está 100 preguntas sobre José Martí. Diversos textos. Como decía, es una figura que nos acompaña y que nos puede acompañar siempre, lo mismo en su mirada hacia Estados Unidos que en su mirada a cuál es el deber o qué es patria. Como él dijo, patria es humanidad, pero no se quedó ahí, él dijo que es aquella porción de la humanidad que tenemos más de cerca y donde nos tocó nacer y para él es la patria, es el sentido del deber, el sentido de la vida que debe tener todo ciudadano, todo ser humano.

Arleen Rodríguez Derivet: Hay una pregunta ahorita que me contestó una parte y otra se nos quedó… Yo entiendo, uno tiene personajes favoritos y tiene personajes que nunca pondría en ninguna parte o, digamos, de los malos de la película, en el bando contrario. ¿De quién nunca le hubiera gustado tener que hablar?

Francisca López Civeira (Paquita): Creo que hay que hablar de todo, porque hay que entender, por ejemplo, a un Gerardo Machado, terrible. Un terrible presidente por todo lo que hizo, como dijo Rubén Villena, “un asno con garras”, pero hay que entender por qué hubo un Gerardo Machado. Porque es mucho más que un asno con garras, porque respondió en una época a los intereses que representaba y a partir de ahí establece toda una política. Estos personajes, pudiéramos decir negativos, también hay que estudiarlos, porque hay que entender a qué responden, en qué contexto se dan, y eso nos explica su existencia.

Arleen Rodríguez Derivet: No hay que olvidar que suelen reaparecer en la historia en los países y los países no se preparan para, desde la historia, resistir. También se pueden repetir episodios. Yo veo, más cercano en el tiempo, a Batista.

Francisca López Civeira (Paquita): Efectivamente, también hay que estudiar por qué una figura como Batista llega a ser como es, llega a acumular la riqueza extraordinaria que acumuló; pero, además, la política que el diseñó y encabezó, eso hay que verlo en sus contextos, hay que ver la crisis estructural de Cuba. Todo eso nos explica por qué existen figuras de ese tipo.

Arleen Rodríguez Derivet: Y eso hay que verlo en el contexto de una dependencia.

Francisca López Civeira (Paquita): Por supuesto.

Arleen Rodríguez Derivet: El imperialismo está ahí. En la otra acera, permanentemente, y nunca ha dejado de ser el contrario

Francisca López Civeira (Paquita): Esa es una parte de la historia que nunca podemos dejar de estudiar.

Arleen Rodríguez Derivet: Gracias, Paquita. Gracias por los aportes, por la historia, por las propuestas que nos ha hecho siempre, también para nuestra Mesa Redonda.

Ya lo saben, este es un programa que agradece siempre la posibilidad de tener personas inteligentes que desde el estudio, el conocimiento de nuestro propio pueblo y nuestro devenir histórico, pueden aportar muchísimo al pensamiento de nuestra época.

Muchísimas gracias a ustedes también, televidentes, hasta un próximo encuentro en la Mesa Redonda.

Ojalá que con otra historia de vida, con cualquier otro tema sobre la mesa para discutir, porque también nos gusta.

Muy buenas noches.

Mesa Redonda.Foto/Roberto Garaicoa

 

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