“René vive ahora en una celda un poco más amplia”, afirma Olga Salanueva
Por: Milagros L. De Guereño, Diario Montanes
Olga Salanueva esperó 13 años y un mes para ver salir a su esposo René González de una cárcel de Estados Unidos, donde cumplía condena de 15 años por un cargo de «conspiración para cometer espionaje». No pudo ser. Tuvo que conformarse con escuchar «Amor.» por teléfono. Es el primero de ‘Los Cinco’ agentes infiltrados en los grupos anticastristas más virulentos de Miami que recupera la libertad pero ‘supervisada’ durante tres años más. Militante comunista desde 1990 e ingeniera de profesión, fue deportada de EE UU en el 2000 y no ha vuelto a recibir visado. Ahora no entiende por qué si su marido cumplió su pena no puede viajar a Cuba, donde es un héroe y está instalada la familia.
– ¿Cómo vive al saber que René está libre pero no puede verlo?
– Es un golpe muy fuerte, un proceso de adaptación en el que hay buscar alternativas para que no esté solo y continuar nuestra vida. Irma, mi hija mayor, ya tiene 27 años. Cuando detuvieron a su padre tenía solo 14. Ivette, de 13, me dice «extraño a mi papá». Desde que nació está envuelta en esta injusticia.
– Espera que la dejen viajar ahora si lo vuelve a solicitar.
– Estoy pidiendo un permiso especial. Fui deportada por un proceso migratorio y me dicen que soy inelegible. Caducó a los 10 años pero me castigan.
– ¿Está obligado a vivir en Miami?
– No, está obligado a residir dentro del territorio de Estados Unidos (nació en Chicago en 1956). Para moverse de ciudad tiene que pedir permiso y no puede acercarse a lugares frecuentados por «individuos o grupos terroristas». La prensa de Miami lo insulta y ofende, dice que tiene las manos llenas de sangre. Tememos por su vida.
– ¿Puede trabajar?
– Debe buscar empleo. La ‘libertad vigilada’ busca que vuelva a ser útil y se reintegre en la sociedad.
– ¿Qué identidad acogerá?
– Su identidad real, lo que es un riesgo constante. Por eso reafirmamos que su seguridad está en manos de Washington. Si no pueden garantizar su vida que lo manden a Cuba, donde no corre peligro y la gente lo quiere y lo protege.
«Un callejón sin salida»
– ¿Siguen pensando que fue un juicio político?
– Seguimos hasta el final el camino legal y emprendimos la batalla para dar a conocer públicamente que fue un caso político. Resentenciaron (a la baja) a tres compañeros y reiteraron las sanciones a mi esposo y a Gerardo (Hernández).
– ¿Cree que Obama revisará el caso?
– Apostamos a que lo haga. Es bastante normal que den indultos al final de su mandato.
– ¿Y si no lo da y en las elecciones próximas ganan los republicanos?
– Seguiremos en lo mismo. No vamos a dejar de batallar sea quien sea el personaje de turno en la Casa Blanca porque tenemos la razón y vamos a sacarlos de ahí.
– ¿Qué impresión le dio ver imágenes de vídeo de René después de tantos años?
– Era una sensación entre lo dulce, lo amargo y la alegría de verlo fuera.
– ¿Cómo mira ahora a las otras esposas al saber que su marido está más cerca?
– Es muy difícil. Ellas están en peor situación. Pero es un callejón sin salida. Ni siquiera con la libertad se acaba el sufrimiento. René vive ahora en una celda un poco más amplia, pero sigue siendo una celda.
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