La reelección de Obama es posible pero será muy disputada
El presidente estadounidense Barack Obama puede aún ser reelegido en las elecciones de 2012 pese a una tasa de desempleo elevada y perspectivas de recuperación económica inciertas, aunque la elección será muy disputada.
“Si no resolví esto en tres años, mi presidencia no durará más que un mandato”: los adversarios republicanos de Obama no se privan de recordarle esta declaración que hizo sobre la crisis el 2 de febrero de 2009, cuando la tasa oficial de desempleo era de 7,6%.
El índice está estancado en 9,1% desde julio, y tras varios sondeos, los estadounidenses muestran una falta de confianza frente a su presidente en cuestiones económicas.
Según The New York Times, ningún presidente ha sido reelegido desde Roosevelt cuando el desempleo superaba el 7,2%. El 18 de octubre, Obama predijo que la elección sería “disputada porque la economía no se encuentra aún en el estado que hubiéramos deseado”.
Pero a un año de las elecciones, persisten muchas interrogantes para prejuzgar su resultado, empezando por el nombre del candidato republicano: un moderado como Mitt Romney tendría ventaja entre el electorado centrista de Obama.
Y en un sistema presidencialista, Obama ha sacado provecho de la caja de resonancia y la logística de la Casa Blanca. Aún tiene una popularidad de aproximadamente 45%, una cifra que no es irreversible.
El trayecto de Obama hacia una posible reelección no tendrá mucho que ver con su espectacular ascenso en 2007-2008, cuando, con un mensaje de “cambio” y “esperanza”, venció a la favorita Hillary Clinton en las primarias, antes de triunfar frente al republicano John McCain.
La campaña de 2012 “no será tan sexy. No tendrá el gusto de la novedad. Tengo el cabello más gris, estoy todo abollado”, afirmó el mandatario en una reciente gira en California.
En 2008, se atribuyó la victoria de Obama a una movilización sin precedentes de jóvenes y minorías, que le había permitido ganarse estados republicanos desde hace decenios como Virginia y Carolina del Norte. El desafío, ahora, será intentar provocar una marea similar en circunstancias diferentes.
“La gente está cansada, desgastada. Está agotada y sufre, por eso la energía de 2008 deberá ser generada de otra manera”, reconoce Obama, cuando su promesa de cambiar el funcionamiento de Washington en busca del consenso no siempre pudo cumplirse.
Frente a lo que él califica una obstrucción de los republicanos -que reconquistaron la mayoría en la Cámara de Representantes y aumentaron su influencia en el Senado hace un año- Obama endureció el tono y afiló sus argumentos.
Esta es la estrategia que debería poner en marcha contra su futuro adversario una vez que la campaña sea lanzada oficialmente.
“El tema (para los electores) será saber en quién confían para continuar a obrar (hacia la recuperación). ¿Confían en un presidente que toma sus decisiones por el bien de la clase media, que quiere ayudarlos de manera justa, o bien en un partido que quiere hacerlos regresar a las políticas del pasado?”, se preguntó recientemente un alto responsable del gobierno demócrata.
Para Romney, hasta ahora favorito en las primarias republicanas, “la definición de la clase media, es alguien que anda en Mercedes y no en Bentley”, ironizó este responsable bajo condición de anonimato.
Si bien la economía es el tema que dominará la elección, la Casa Blanca busca insistir en el espíritu de decisión que demostró tener Obama, jactándose especialmente en su balance de seguridad nacional.
“Estuvimos a la medida al diezmar a Al-Qaida e hicimos que Osama Bin Laden no pueda cam inar nunca más sobre la faz de este planeta, el cambio es esto”, aseguró Obama en sus reuniones electorales.
Pero la historia reciente muestra que un balance sólido en política extranjera no es vacuna contra un revés electoral. Tal como sucedió con George Bush padre (1989-1993), víctima de una caída económica y derrotado por Bill Clinton en las elecciones de 1992.
(Con información de AFP)
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