Comprometidos con modelos agroecológicos

Las complejidades del mundo actual en su entorno nacional e internacional conducen a la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey a concebir una permanente innovación estratégica institucional para contribuir al desarrollo local sostenible a través de modelos productivos agroecológicos.

Ubicada en el municipio de Perico, provincia de Matanzas y adscrita a la Universidad Camilo Cienfuegos, este centro científico nació el 8 de marzo de 1962, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, para dar respuesta a líneas agropecuarias vinculadas con la nutrición de la masa ganadera.

Su nombre lo adquiere del cacique Hatuey, quien fue quemado en una hoguera el 2 de febrero de 1512, por resistirse a la colonización española e incitar a la rebelión a otros indios, por lo cual es considerado como el primer héroe de Cuba.

Desde el triunfo de la Revolución, el 1ro de enero de 1959, la institución cumplió disímiles tareas, relacionadas con investigaciones puntuales para desarrollar sistemas agropecuarios, que dieran cobertura a las necesidades de alimentación de la población en correspondencia con el resto de las estrategias sociales y económicas del país.

En este sentido, el modelo agrario de Cuba entre 1976 y 1990 se caracterizó por la aplicación de nuevas tecnologías, influidas por las ideas de la llamada Revolución Verde, promovidas por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, y teniendo como referente a los países del entonces campo socialista, con proveedores seguros mediante acuerdos con el desaparecido Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME).

La caída del socialismo en la Unión Soviética y en Europa del este y el recrudecimiento del criminal bloqueo económico comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la Isla, en la década de los noventa del siglo pasado, hizo pensar en soluciones para enfrentar dificultades dentro de la institución, en el país, en el sector agropecuario, y sobre asociadas al cambio climático y los daños al medio ambiente.

Por tal motivo, la agenda de investigaciones de la Estación Experimental transitó desde los estudios con plantas gramíneas, leguminosas herbáceas y sus similares hasta las especies leñosas de interés para la alimentación de la masa ganadera. En tal sentido se concibió un sistema silvopastoril centrado en la plantación de esas especies en un mismo espacio físico, para satisfacer los requerimientos nutricionales de los animales.

Esta dinámica en la gestión de los procesos científicos evolucionó de un modelo genocéntrico, en el que las variedades de pastos y forrajes eran el objeto principal de estudio, hacia uno sistemocéntrico, en el que el sistema de producción constituye el aspecto fundamental de la estrategia científica.

De ahí que las líneas de investigación estén dirigidas a los recursos genéticos forrajeros; la nutrición, reproducción y salud animal; la producción agrícola diversificada; la agroenergía; y el desarrollo rural y local sostenible. Todo ello vinculado a un arduo trabajo en la formación profesional.

Los 340 trabajadores de la entidad impulsan cuatro programas de investigación, que ejecutan 22 proyectos con financiamiento nacional y tres con colaboración internacional (otros seis están en fase de inicio). Para ello cuentan con 22 doctores en ciencias, 40 graduados en diferentes maestrías, mientras el 31% de su fuerza técnica es universitaria, provenientes de una amplia gama de profesiones.

Así lo relata a Granma Internacional el doctor en ciencias Giraldo Jesús Martín Martín, director del centro, quien elogió la entrega del colectivo laboral, inmersos en el desarrollo rural participativo; en las interacciones empresa-comunidad-gobierno local; los procesos de difusión-adopción de tecnologías; así como la gestión de la tecnología y la innovación en las empresas estatales y del sector cooperativo-campesino.

Para ello mantienen vínculos estrechos con la FAO, con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), con el Fondo para el Medio Ambiente, y con la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), que orientan, ejecutan proyectos de colaboración conjunta y financian diferentes etapas de las investigaciones.

«En la actualidad, más de 30 resultados y tecnologías se aplican en el sector productivo, en más de 530 escenarios de todas las provincias», asegura el también diputado cubano y refiere que la agro energía y la obtención de biocombustibles son sectores priorizados dentro de las líneas de investigación de la Estación Experimental Indio Hatuey».

Ello se evidencia con el estudio, durantes los últimos 50 años, de más de 2000 especies de pastos y forrajes, sobre todo con variedades diferentes de gramíneas (1921), de leguminosas (881) y de especies herbáceas y arbóreas (285) para llegar a un nuevo concepto de pastizal denominado: Sistema Silvopastoril.

Se trabaja en la extensión de tres especies importantes por su aporte de proteínas y otros nutrientes para la alimentación animal (Morera, Moringa y Tithonia) y se recuperan plantas de producción de alimentos locales, donde se utilizan subproductos de industrias, forrajes convencionales y especies proteicas

Un resultado palpable en las investigaciones fue la obtención de biodiesel a partir de plantas oleaginosas no comestibles. Estos experimentos revelaron la existencia de un grupo de arbustos de cuyas semillas o frutos se pueden extraer aceites, alternativa para contrarrestar la producción de biocombustibles líquidos a partir de alimentos como la soya, el maíz o la caña de azúcar.

Igualmente desarrollan la construcción de biodigestores en las fincas dedicadas a la cría de ganado vacuno o porcino, para producir gas y energías limpias a partir de la excreta de esos animales. El combustible resultante es utilizado en los hogares rurales para la cocción de alimentos, refrigeración y alumbrado de viviendas, gracias a la entrega a las familias campesinas, por parte de la colaboración conjunta internacional, de equipos diseñados especialmente para trabajar con gas metano.

También se potencia la sericultura (la cría del gusano de la seda) con el desarrollo de una tecnología para el cultivo de árboles de morera (morus alba), hospedero de ese insecto, que genera capullos y, con ellos, la seda misma como producto textil final. A partir de ahí se suscita una alternativa de empleo manual para producir artesanías y otros artículos de uso ornamentales y para el hogar.

El director de la entidad añade: «Igual tenemos líneas de investigación sobre los céspedes de instalaciones hoteleras y deportivas. Nos encargamos de la ornamentación de jardines de diferentes tipos.

De ello se derivan la oferta de servicios científicos técnicos para entidades nacionales y extranjeras en el establecimiento, uso, conservación y producción de semillas para pastos y forrajes; fomento y utilización de sistemas silvopastoriles; encespado; bioproductos a base de microorganismos nativos; crianza y uso potenciales del gusano de seda; producciones agrícolas sobre bases agroecológicas; diseños de fincas agro energéticas diversificadas; planes estratégicos en entidades y municipios rurales; e instalación de biodigestores de diferentes tipos y dimensiones.

Para el doctor en ciencias Fernando Funes Aguilar, quien labora en el centro desde 1966,, la academia dará respuestas coherentes en la medida que se alcance un equilibrio entre la ciencia intensiva o básica y la ciencia conectada con la producción, la economía y la sociedad.

Según su experiencia, hasta la fecha se han desarrollado proyectos basados en invertir dinero para obtener conocimientos y de lo que se trata, con un enfoque más innovador es, «invertir en conocimientos para obtener retorno económico»; propuesta en la cual está inmersa la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey a 55 años de creado.

(Tomado de Granma)

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