“Yo me voy a Pinar del Río”

La ciudad de tejas rojas, arquitectura neoclásica y elegancia helénica reluce ante la mirada curiosa de cualquier cronista.
Hileras de portales marcan el curso de un río oculto bajo los cimientos de la villa. Siglos de historia son ahora rubricados por diseños minimalistas y restauraciones contemporáneas. La vieja fachada cambia en honor al título de ciudad que otorgara a Pinar del Río la reina Isabel II de España en septiembre de 1867.
Mientras reparan viales, aceras y parques; pintan y reaniman espacios públicos, el cronista detiene su paso y capta en imágenes la vorágine diaria. El ávido lente sugiere estilos y formas diversas en más de una treintena de obras que convierten al más distraído en testigo.
La ciudad, que recibe su nombre de un pinar a orillas del Río Guamá, se distingue por sus  dicharachos guajiros, la bondad de su gente y el conocido Alabao.
Por momentos la melodía de Tito Gómez junto a la orquesta Riverside, acompaña al visitante.  Vueltabajo es mucho más que el aroma del afamado habano,  la exquisita guayabita del Pinar y la policromía de sus paisajes.
Regresar una y otra vez a sus calles es sentir que somos auténticamente cubanos.
(Tomado de Tele Pinar)

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