Cooperación mutua entre todos los cubanos

Participación de la FAR junto al pueblo en la recuperación en Cuba

Participación de la FAR junto al pueblo en la recuperación en Cuba

A la casita del sargento profesional Vicente Reyes el huracán Irma le entró con su furia, le maltrató el techo y la llenó de agua. Junto a su papá, poco a poco, ha ido dando forma a lo que el ciclón se encargó de desvencijar, y el agua ha comenzado a tomar su nivel.

Eso ha sido en las horas extras, cuando el trabajo y la responsabilidad se lo han permitido. O quizá su humanismo. Porque lo cierto es que a Vicente no lo encontramos recomponiendo los destrozos de Irma en su casa de Cojímar, sino bajo el sol radiante de la mañana de este miércoles, limpiando las secuelas de Irma, como en los últimos días, en la ciudad de La Habana.

Playa, Quinta Avenida y ahora el Complejo El Laguito, son los lugares donde le ha tocado la limpieza junto a sus compañeros. Además, allá en Cojímar ha «estado recogiendo los escombros que echó el mar dentro de las casas». Parece como si a

Vicente se le diera bien el arte de ayudar.
No está solo en esta labor de titanes que convocó el país para la fase de recuperación.

Junto a él, Darwin Rodríguez Ramírez, sargento profesional de 21 años, maneja la motosierra con dominio absoluto, una tarea ardua que, sobre todo, le recuerda el paso de Matthew, hace un año, por su natal Baracoa, donde en estos momentos están su familia y su esposa.

«El Matthew me dañó el techo y la finca, porque soy campesino –dice con orgullo–, pero poco a poco me he ido recuperando. Estoy en La Habana trabajando hace un año, y ahora aquí dando el frente, donde más se me necesita».

Mándale un mensaje a tu familia en Guantánamo, le digo en el instante que sacó para responderle a la prensa, porque el tiempo apremia: «Que estoy bien, aquí, trabajando, que estoy loco por verlos, que dentro de poco voy a la casa». Y sonríe.

El político de esta gran unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) –a las que pertenecen Darwin y Vicente– el teniente coronel Daniel Trujillo, siente satisfacción por las misiones cumplidas. «Al amanecer de este domingo la brigada se decretó en alarma de combate con la misión de dar respuesta a las principales problemáticas que tenía la ciudad, sobre todo desobstaculizar la vía. En 18 horas estaban listas para que avanzara la circulación», comenta al referirse a solo una de las tareas que han desarrollado.

El ruido de la motosierra resuena en los oídos. Hay muchos jóvenes que cargan troncos enormes y los apilan en el borde del camino. El trabajo es intenso. «La brigada está integrada por jóvenes de toda Cuba –expresa Trujillo al tiempo que reparte las tareas–, y en caso de desastres tiene misiones planteadas, que se puntualizan y chequean en los días de la Defensa o el Ejercicio Meteoro».
El capitán Daniel Mosqueda, jefe de un destacamento y natural del municipio holguinero de Mayarí, pondera la ayuda que han recibido de la población. «El pueblo nos ha apoyado. Donde
hemos estado nos dicen palabras de halago, nos han dado agua, y algunos se han integrado con nosotros al trabajo».

***

Pocos metros separan al puente Almendares de Danet Márquez, cadete de cuarto año de la Universidad de Ciencias Médicas de las FAR. Allí ayuda a recoger los vestigios de basura que dejó el derribo de un árbol vetusto. «Tiene un gran importancia estar ayudando a mi país, mi escuela, mi familia. Es una forma de seguir el ejemplo personal del Comandante en Jefe», sostiene.

En el túnel de 5ta. Avenida, inundado por completo, el teniente coronel Lester Clemente Martínez, explica que trabajan junto a los combatientes de las FAR, el grupo constructor de Transporte, desde hace 48 horas de forma ininterrumpida, y quedan por extraer 12 000 metros cúbicos de agua.

Mientras, bien temprano en la mañana, en las afueras del Estado Mayor General de las FAR, varios cargadores frontales y camiones calentaban sus motores, soldados alistaban sus motosierras, y un ejército de «traje verde» –como la esperanza– salía hacia otros sitios de la ciudad a ayudar en las labores de higienización.

Y es que tal ajetreo es solo una ínfima muestra de lo que hacen los más de
12 000 efectivos de las FAR que por estos días inundan las calles de toda Cuba, hombres que también –quizá– quedaron sin techo, y sin luz y sin agua, pero a los que les nace, desde bien adentro, el arte de ayudar.

(Tomado de Granma)

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