Mayito no pierde la fe

Gracias a él, ahora a los campesinos de Madrugón les queda claro que la sequía no dejará de ser un rostro familiar y que el poblado seguirá siendo uno de los territorios más secos de toda Cuba; pero que “no necesariamente tienen que perderlo todo por culpa de la sequía”.

Escrito por José Carlos Roque Vila / Fotos: Radio Coral y proyecto “Pon tu ficha”

Seco, no existe una palabra que defina mejor el entorno, el suelo es agrietado y levanta pequeñas nubes de polvo a ambos lados de un terraplén que se presenta como la única entrada y salida al poblado de Madrugón, un camino bordeado por ríos sin agua, un descampado sin vegetación rodeado de piedras y sol.

A unos 15 km, de Chivirico, poblado principal del municipio santiaguero de Guamá, se encuentra lo que según especialistas del Instituto de Meteorología: “es uno de los lugares más secos de Cuba”, allí no llega el agua potable por ningún sistema de conexión domiciliaria, solo la que el gobierno local hace llegar, esfuerzo mediante, en carros cisterna.

La sequía no es noticia en Madrugón, es una invitada indeseable que no quiere salir de las casas ni de las vidas, quiere ser un habitante más y hacerles surcos en el alma, como mismo los hace cuando agrieta la tierra.

En este lugar, la agricultura depende básicamente de pozos que los propios campesinos abren en la tierra, con alto riesgo de que se salinicen por la cercanía de las costas y queden inutilizables para siempre.

Aquí conocí a Mayito, o mejor dicho a Osmay Tejeda, que nació y ha vivido en el mismo lugar hace más de 60 años, y aquí también nacieron y viven sus hijos, dedicándose por entero a la actividad agropecuaria, primero como cuadro de dirección de la actividad cafetalera, y luego, como campesino de la Cooperativa de Créditos y Servicios Emiliano Reyes.

Acompañado por la sequía desde que tiene uso de razón, inició la actividad agrícola construyendo un pozo, luego preparó los terrenos e inició la siembra de vegetales y hasta de caña de azúcar; porque conoce la tierra y la mejor forma de sacarle provecho, rotando e intercalando las plantaciones y variando los tipos de siembra en cada cosecha.

Nos cuenta que acaba de “perder una cosecha grandísima por la sequía” y que el fenómeno pone en riesgo, incluso, hasta la permanencia de las familias en el lugar: “Para quienes han nacido aquí, la falta de agua es tan natural como respirar, pero a pesar de la eterna sequía pocas personas se han ido de Madrugón, pero las condiciones han hecho muy difícil la vida en esta zona”.

Mayito no deja nada al tiempo libre y con su temperamento pausado, sin dejarse arrastrar por las limitaciones, saca fuerzas y ha logrado crear condiciones junto a su pequeña familia, con el sudor de su empeño personal, rescatando indicadores productivos que estaban en franco deterioro como las hortalizas y granos.

Dispone de su Yunta de Bueyes y ha creado condiciones para el riego de los cultivos, buscando alternativas que les impriman a los suelos mayores rendimientos, así lo atestiguan los casi quinientos quintales de tomate cosechados en sus pequeñas parcelas de tierra.

Pero va más allá, es un líder en su comunidad y uno de los promotores del proyecto de resiliencia contra la sequía “Pon tu Ficha”, contribuyendo a implementar en su pueblo la herramienta de estimación de la vulnerabilidad de la producción de alimentos y a trasmitir a los campesinos lo que sus variables significan.

Gracias a él, ahora a los campesinos de Madrugón les queda claro que la sequía no dejará de ser un rostro familiar y que el poblado seguirá siendo uno de los territorios más secos de toda Cuba; pero que “no necesariamente tienen que perderlo todo por culpa de la sequía”.

El entorno seguirá siendo hostil, la sequía se cuela por los acantilados de piedra viva que bordean la costa, agrieta la piel de los campesinos, como mismo agrieta los suelos, el Viento Norte que cada año visita estas montañas desde noviembre hasta marzo, deja en cada temporada, secuelas muy dañinas que amilanarían a cualquiera, pero ni esto bastaría para que Mayito pierda la fe en su tierra.

(Tomado de Sierra Maestra)

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