Fidel, la educación y el futuro (+ Fotos y Video)

Los aportes de Fidel a la educación cubana fueron valorados este miércoles en la Mesa Redonda, con la participación de reconocidos pedagogos de nuestro país.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaycoa

Las historias de vida de los maestros Rolando, Aracelys, Aurelio y Lesbia pertenecen al lienzo impresionante en el que se bordó la historia de la educación cubana, y sus recuerdos estructuran las etapas singulares en las que se fue edificando esa obra social que es hija del desvelo, la sensibilidad y el interés permanente de Fidel, quien interpretó con fuerza el pensamiento martiano de que ser culto es el único modo de ser libre.

Sus vivencias, descocidas este miércoles en la Mesa Redonda, permiten un acercamiento personal y entrañable a la mística de la entrega de nuestros maestros y al ideario del Comandante.

Rolando Beltrán: “Yo era un joven que me dedicaba a estudiar y a trabajar para ayudar a mi familia, y en la noche iba a la escuela. En una oportunidad llegaron unos jóvenes haciendo captación para ingresar a la formación de los maestros Makárenko. En 1963 di el paso al frente y me incorporé a Minas de Frío, una escuela que fue determinante en mi formación, porque nos enfrentamos a difíciles momentos. Allí no solo estudiábamos, sino que nos vinculamos a la construcción de los albergues, de los locales. No teníamos aulas, sino que dábamos las clases debajo de los árboles.

“Teníamos, además, una gran preocupación por los maestros que nos atendían, porque nos formaron en valores como la consagración y la ejemplaridad, entre otras cualidades que fuimos ganando.

“Fuimos allí con el compromiso de graduarnos para impartir la docencia en las zonas montañosas y en las zonas rurales. En la mañana les dábamos clases a los jóvenes y en la noche nos dedicábamos a enseñarles a los adultos. Estuvimos en Minas de Frío un año y en Topes de Collantes estuvimos dos. La superación era en una sesión del día. Luego pasamos a Tarará, un lugar maravilloso pero con una disciplina férrea. En los primeros momentos me sentí un poco presionado.

“Hay quien a veces duda de la realidad de lo que pasamos, porque los maestros que nos formamos como Makárenko nunca pensamos dar clases en la escuela del barrio, sino donde la Revolución nos asignara para cumplir un deber con la sociedad”.

Aracelys Cruz: “Fui de las fundadoras de la Escuela de Formadores de Maestros. En el municipio de Sandino comencé mis estudios en 1975, en su primera sede en Pinar del Río de forma provisional. Después pasó por varios lugares, hasta que fue inaugurada en el reparto Montequín. Muchos egresados de estas graduaciones dieron un paso al frente ante el llamado de la Revolución, y a ellos se les facilitó un curso de superación que les posibilitaba comenzar después la licenciatura. En 1976, por el nivel alcanzado, se exigió el ingreso de los estudiantes que tuvieran noveno grado a las Escuelas Formadoras. Paralelamente surgió la Formadora de Educadoras de Círculos Infantiles.

Aurelio Quintana: “Yo fui de los primeros que integré el Destacamento Manuel Ascunce, en 1972, que fue el año en que surgió. En ese momento estaba formándome sobre la base de la vocación por las ciencias técnicas y pedagógicas, en lo que fue luego el Instituto de Ciencias Exactas Vladimir Ilich Lenin. Éramos jóvenes con diferentes proyectos de vida, pero se nos convocó a integrar las filas del Destacamento, para cubrir la demanda de maestros en las aulas ante la explosión demográfica del país, y decidimos apoyar.

“Fue una etapa muy bonita, de mucha efervescencia revolucionaria, en la que la UJC cumplió un importante rol. Hasta el mes de julio fuimos estudiantes y en septiembre nos convertimos en profesores”.

Los comienzos de Rolando, Aracelys y Aurelio en el magisterio alcanzan mayor valor, porque han sido puntales imprescindibles en la evolución del sistema de enseñanza cubano, al que pertenecen hasta nuestros días, movidos por la misma pasión de aquellos días en los que se estrenaron en un aula.

Rolando Beltrán: “En aquellos primeros días cumplimos con una disciplina de mucho rigor. No podíamos ni visitar a las mujeres, solo nos comunicábamos con ellas en el aula y en los recorridos que hacíamos. Ojalá los jóvenes de hoy sigan el ejemplo de los Makárenko, porque a veces hay insatisfacción entre los padres por cosas que pasan que no debían pasar.

“Mi escuela, de la cual me enorgullezco cada día, exhibe logros muy importantes. Es Colectivo martiano, recibió el premio Los zapaticos de rosa, el sello Con el esfuerzo de todos en la provincia de Santiago de Cuba, y la Bandera de honor de la UJC, entre otros importantes reconocimientos”.

Aracelys Cruz: “Este año celebramos el 55 aniversario de creación de las Escuelas Formadoras de Maestros y Educadoras de Círculos Infantiles. Desde la dirección de la escuela Tania La Guerrillera, en Pinar del Río, sentimos el honor de ver crecer este plantel y la emoción del enaltecimiento de la escuela.

“Como me integré a los maestros que pasaron la enseñanza media, comencé a trabajar en el IPVCE Federico Engels. Trabajé durante 10 años y continué un trayecto de 38 años de trabajo. Y ahora volví a mi origen, a mi escuela. Son muchos los recuerdos, porque mi adolescencia transcurrió ahí.

“No obstante, en la actual Tania La Guerrillera existen otras diferencias, porque en las Escuelas Pedagógicas que se reabrieron en 2010 se da más de una especialidad. Los jóvenes entran con 9no grado, y tenemos un proceso superior de enseñanza y aprendizaje. Contamos con un laboratorio de idiomas que es algo muy novedoso y una bibliografía que se especializa cada día más.

“La práctica docente que realizamos en mi época fue donde nos enviaran. Yo estuve en Bahía Honda, por ejemplo. Sin embargo, hoy nuestros estudiantes hacen sus prácticas en sus lugares de residencia y casi siempre en la escuela donde van a trabajar, y esto favorece la consolidación de ellos.

“Hoy nuestro centro, a pesar de que está contextualizado a partir de los nuevos tiempos, tiene la misma misión de formar maestros integrales, maestros que sean capaces de sensibilizarse, que sean humanos, ejemplares y con ética.

“En lo particular me siento comprometida con la familia y con mis estudiantes, y con nuestro Comandante en Jefe”.

Aurelio Quintana: “Fue un reto enorme estar en la formación del Destacamento Manuel Ascunce, donde estudiábamos y trabajábamos. Se crearon las filiares pedagógicas con la finalidad de acercarnos al lugar donde íbamos a ejercer la docencia y demostró la preocupación de los jóvenes por su superación y la necesidad que teníamos de seguir estudiando.

“Los estudiantes a veces lloraban en las aulas. Y eran jóvenes que tenían prácticamente la edad de nosotros. También paralelamente tuvo lugar la formación del Destacamento Internacionalista Che Guevara, que estuvo compuesto por los primeros estudiantes que con grado 12 comenzaban a estudiar las carreras. Partió para Angola y dio muestras de entereza y preocupación, y fueron capaces de llevar el Plan de la enseñanza, apoyados por el Contingente Frank País, integrado por maestros graduados.

“Es importante señalar lo que significó todo esto para mi generación: fue trascendental la labor de nuestro Comandante en Jefe y hoy doy gracias por ser parte del primer contingente y haber podido responder al llamado de la patria”.

LA REVOLUCIÓN HA TENIDO EN SU CENTRO A LA EDUCACIÓN

Lesbia Cánovas, presidenta de honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba, añadió que Fidel es el conductor de la obra cultural más importante, que es la Revolución, y que tuvo por centro a la educación. “Su compromiso contraído por el pueblo estuvo en La Historia me absolverá, y lo cumplió. Es conocida la deuda angustiosa que existía con el campesinado antes del 59, y en lo particular, ellos deseaban especialmente la educación para sus hijos. Todo ello sensibilizó mucho a Fidel”.

El ideario de Fidel, dijo, es herencia del pensamiento educativo cubano. “Él supo imbricar de una manera muy especial el ideario ético y pedagógico de José Martí, con el marxismo-leninismo.

“Lo que haremos en estas Mesas es poner de manifiesto en las realizaciones de la Revolución Cubana todo su ideario, en el que entran muchas de sus cualidades: su carisma, su sensibilidad, el cariño que expresaba particularmente a los niños. En fin, no serán más que el reflejo del sueño de Fidel de hacer de la sociedad cubana un hervidero educativo”.

Comentó que ante la necesidad de maestros, se establecieron diversas vías en cada momento, fueran regulares o emergentes, para resolver los problemas en el contexto concreto y a partir de las condiciones que existían.

“La convocatoria hecha a los jóvenes constituyó algo muy importante. Los jóvenes nos sentíamos seguidores. Y nos dejó otra lección: a los jóvenes es importante motivarlos y comprometerlos, pero con argumentos. Hay que hacerlos comprender la misión que tiene servir a la sociedad”.

Entre sus sabias, ahondó, también está hacer del magisterio un empleo digno con posibilidades de superación. “Además, nos ha legado que sin educación no habría ni autoestima ni reconocimiento social posible”.

Lesbia Cánovas, presidenta de honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba, añadió que Fidel es el conductor de la obra cultural más importante, que es la Revolución, y que tuvo por centro a la educación.

Aurelio Quintana: “Fue un reto enorme estar en la formación del Destacamento Manuel Ascunce, donde estudiábamos y trabajábamos."

El ideario de Fidel, dijo, es herencia del pensamiento educativo cubano.

Aracelys Cruz: “Este año celebramos el 55 aniversario de creación de las Escuelas Formadoras de Maestros y Educadoras de Círculos Infantiles."

Ojalá los jóvenes de hoy sigan el ejemplo de los Makárenko, porque a veces hay insatisfacción entre los padres por cosas que pasan que no debían pasar.

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