La Avenida del Puerto de La Habana descifra el misterio del tiempo (+ Video)

Para el Doctor Eusebio Leal Spengler, La Habana no se comprende sin su mar y sin su puerto.

Por Yailin Orta Rivera, especial para la Mesa Redonda

Fotos: Roberto Garaycoa

Para el Doctor Eusebio Leal Spengler, La Habana no se comprende sin su mar y sin su puerto. “En 1508 un marino gallego llega al puerto y carena allí. Luego logra continuar. Este bojeo, realizado en esa fecha, hace aparecer al puerto como el Puerto de Carenas. Pero al final del camino sería el Puerto de La Habana y va a ser famoso en el mundo entero, porque hay un elemento estratégico que lo determina: la serie de colinas que permiten enmascarar a la flota que se encuentra en el puerto. No podemos olvidar que los navíos militares solían ser los guardianes de esta mar.

“Alrededor del puerto y del canal, La Habana se desarrolla. Y por el camino del mar hacia el Vedado y la Chorrera, La Habana tuvo su camino, hasta ser una de las pocas ciudades del mundo por las que por una sola calle puedes descifrar el misterio del tiempo”, aseguró el Historiador de la Ciudad en la Mesa Redonda de este jueves, que centró su análisis en la recomposición del rostro del puerto de La Habana a partir de una extraordinaria labor restauradora que salva e integra este paisaje al del Centro Histórico.

“Le dimos mucha importancia a la decisión del Ministro de las Fuerzas Armadas, quien en 1986 propuso convertir en bosques todo el entorno que acompaña en uno de sus extremos a la bahía, desde donde se levantan las fortalezas de El Morro y San Carlos de la Cabaña, a donde hoy miles de personas asisten para presenciar el disparo de cañón que simboliza si se cierran o abren las puertas de la ciudad”.

Leal argumentó que el plan de restauración de ese entorno es decisivo para la purificación de las aguas de la bahía, que es todo un desafío, teniendo en cuenta que todos los riachuelos que desembocan en ella están interceptados por fuentes de contaminación.

El Historiador también explicó cómo esta ciudad ultramarina encuentra su aliento en su monumentalidad. “Este deseo va a distinguir lo que hacemos en esta parte del puerto, donde se demolieron una serie de naves que le quitaban sentido a la Alameda de Paula. Hoy hay un nuevo embarcadero para Regla y posiblemente para Casablanca. La estructura ha sido adecuada entre lo antiguo y lo moderno, como ocurrió con el Muelle de la madera y el tabaco y los Almacenes de San José, que derivaron en el mercado de la artesanía y la planta superior estará dedicada a los libros y al teatro.

“En ese contexto está la Iglesia de Paula y otras edificaciones que van a ser restauradas. Tenemos concebido todo un programa que es un proyecto unitario, en alianza con la autoridad portuaria, lo cual va a tener un valor inapreciable para el futuro.

“Ese trabajo de reordenamiento del territorio nos hace pensar qué pasará donde están las refinerías. Pero mientras, seguimos trabajando en este lado en el que por muchos años esos espacios fueron dedicados a la carga y descarga. Y recuperamos el encanto de esta ciudad Patrimonio de La Humanidad y la belleza del estrecho canal, que da ingreso a las tres ensenadas.

“Están los muelles de 1916: El muelle Caballería, el de San Francisco, el de los Vapores, el de Santa Clara… todo ello se integrará a este esfuerzo por el diálogo con el mar.

“Este trabajo constituye un pacto social para formar, educar y dar oportunidades… y deseamos fervientemente que esta entrega se convierta en un factor decisivo y determinante en el diálogo con el mundo, porque hemos agrietado y roto los muros que se formaron en torno a Cuba, y gracias a su presencia y permanencia el mundo viene a ella”.

Para Eusebio Leal, la Oficina del Historiador es el rostro de la nación en este empeño. “Cuando colocamos una flor, un banco… cuando restauramos un monumento, cuando abrimos una escuela, aspiramos a que todo el mundo disfrute de ese hermoso empeño”.

Del comportamiento de algunos ciudadanos, sostuvo que ello le hace pensar como Martí en que los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan y los que odian y deshacen, que son los que han quedado al margen del desarrollo intelectual del país. “Del otro lado están los que han aprovechado el conocimiento y sienten que la cultura no es el privilegio de una élite, sino que pertenecen a la vanguardia de un pueblo”.

El Doctor Leal insistió en que todo el que viene a La Habana se encanta con la arquitectura de La Habana, “todo el mundo se maravilla de la ciudad ecléctica. Pero lo que más se aprecia es el pueblo, la gente, su capacidad de ser hospitalaria”.

EN EL HORIZONTE HABANERO

La Avenida del Puerto de La Habana se renueva para demostrar la belleza de este paisaje bañado por la brisa del mar. Fue a partir de 2009 que la Oficina del Historiador de la Ciudad se propuso restaurar este entorno marcado por el paso del tiempo, y reanimar el espacio comprendido entre el muelle Caballería hasta los Almacenes de San José.

Orlando Inclán Castañeda, jefe del departamento de Urbanismo de la empresa Restaura, explicó que los principales objetivos han sido redefinir el uso de la bahía, restaurar antiguos almacenes y convertir este ambiente público en un factor generador de oportunidades. “Cuando se movieron los artesanos hacia los Almacenes San José no se sentían parte del Centro Histórico y ya hoy este espacio se integra a la familia del Centro Histórico”.

Explicó que todo tuvo su punto de partida “a partir de la decisión de mover el Puerto de La Habana para el Mariel, en Artemisa. Entonces comenzamos a proyectarnos sobre ese espacio degradado y deprimido, para convertirlo en la fachada de La Habana, lo que implica eliminar la contaminación ambiental, solucionar el problema de aparcamiento, hacer vías peatonales y darle continuidad a la franja marítima”.

El proyecto, dijo, se divide en 4 grandes tramos que comprende reconvertir el patrimonio industrial en un espacio reutilizable, desde el muelle de Caballería hasta la Coubre, y en ello se ha insertado la restauración de inmuebles como el edificio de la Aduana, el antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco y el Emboque de Luz.

La inversionista Yoana Aedo añadió que este es un proyecto de Estado, en el que intervienen prácticamente todas las instituciones de la ciudad, de lo contrario no sería posible resolver el tema de la infraestructura que estaba prácticamente colapsada. “Por ejemplo, la Empresa Eléctrica, Aguas de La Habana y Etecsa crearon nuevas capacidades, y la del gas rehabilitó y colocó un tramo de conductora principal. Queda resolver el tema del alcantarillado, para lo que Recursos Hidráulicos está buscando financiamiento, y así cerrar el ciclo que nos permite disponer de una infraestructura capaz de sostener estas inversiones”.

Agregó que a esta labor se une mantener todas las luminarias callejeras, que son unas 121 en este tramo, y se han agregado 11 nuevas con el separador. Así como se recata la franja contraria al mar, en la que se ubican edificios con vocación de viviendas.

Inclán sostuvo que se trata de recuperar la memoria, pero que sea portadora de la modernidad. “Pretendemos rescatar el ajetreo de la zona portuaria, que hizo la ciudad, y reinterpretarla como un producto contemporáneo, que pueda situar a La Habana como un proyecto de referencia. Este espíritu lo logramos con El cubo, que pone en evidencia una de las obras de ingeniería más espectaculares de la ciudad, que es la cámara de reja y el sistema de alcantarillado. Ahora El cubo funciona como una escultura urbana, y antes era una de esas obras en las que uno no reparaba. Sin embargo, esta estructura rescata ese punto ambiental que es necesario para todas las ciudades.

“Ese mismo concepto funcionará con la propuesta de intervención para el edificio de La Aduana. Pensamos intentar ir a la vanguardia de las prácticas internacionales, y habilitar una zona de intercambio donde el peatón y el vehículo tengan las mismas prioridades.

“Compartimos un sentimiento de compromiso con la ciudad. Y estamos enamorados de proyectos como El Emboque de Luz. En la bahía de La Habana existían cuatro emboques, el de Regla, Casablanca, Guanabacoa y la Luz, de los cuales solo se mantienen funcionando los dos primeros. De ahí que la Oficina del Historiador de la Ciudad destine recursos a la reparación de este inmueble, con el objetivo de retomarlo como atracadero de las lanchitas que transportan a personas en las rutas puerto-Regla, puerto-Casablanca”.

Sobre el Puente flotante que nos permite sentirnos sobre la bahía, otra de las obras ingenieriles extraordinarias construidas en esta zona de La Habana, Yoana Aedo dijo que el principal reto fue hacerlo sobre el mar. “Teníamos experiencia solo en el trabajo sobre tierra, pero lo lograrnos, respetando los requerimientos medioambientales y aplicando las metodologías para las demoliciones.

“En todo este esfuerzo ha sido muy necesario crear un equipo de trabajo con el Mitrans y el Micons, porque han sido labores que han ocurrido en el mismo momento en que comenzó a construirse la Zona Especial de Desarrollo del Mariel. Por ello tuvimos que conciliar los usos de las grúas, los temas de dragado y hasta necesitamos de buzos para realizar trabajos especializados”.

Refirió que la Oficina del Historiador de la Ciudad, con el apoyo de otras instituciones, transformó la antigua nave que antes fuera Almacén de la Madera y el Tabaco en una moderna cervecera conservando los atributos característicos de la edificación. “Esta  supera en capacidad la que tenemos en la Plaza Vieja, y también tuvimos como principal desafío que una de sus mitades se ubica sobre el mar”.

Orlando Inclán compartió que queda mucho por hacer en los 18 kilómetros que restan de la bahía. “Pero tenemos esa responsabilidad y hemos estado investigando lo que puede pasar con el patrimonio industrial de la rada habanera, que queremos convertirlo en un elemento regenerador”.

Deseamos, afirmó, festejar el aniversario 500 de la ciudad en la bahía y que las plazas, plazuelas y parques que componen el sistema de la ciudad estén bellamente restauradas y hagan más maravillosa a nuestra Ciudad Maravilla.

Orlando Inclán Castañeda, jefe del departamento de Urbanismo de la empresa Restaura, explicó que los principales objetivos han sido redefinir el uso de la bahía, restaurar antiguos almacenes y convertir este ambiente público en un factor generador de oportunidades.

Explicó que todo tuvo su punto de partida “a partir de la decisión de mover el Puerto de La Habana para el Mariel, en Artemisa.

La inversionista Yoana Aedo añadió que este es un proyecto de Estado, en el que intervienen prácticamente todas las instituciones de la ciudad, de lo contrario no sería posible resolver el tema de la infraestructura que estaba prácticamente colapsada.

Para Eusebio Leal, la Oficina del Historiador es el rostro de la nación en este empeño.

Haga un comentario.

Deje su comentario. Usted también puede subscribirse a estos comentarios vía RSS.