Un día de esperanza y felicidad
“El pueblo carecía de todas las oportunidades. ¡Ah, el hijo del campesino, o el hijo de un obrero, el hijo de una familia humilde cualquiera, muy difícilmente podía aspirar a llegar a ser algún día un profesional, un médico, un ingeniero, un arquitecto o un técnico universitario!
“Había hijos de familias pobres que, a costa de extraordinarios sacrificios, podían llegar a los estudios superiores, pero la inmensa mayoría de los hijos de nuestras familias muchas veces no tenían oportunidad siquiera de aprender las primeras letras, y había regiones enteras de Cuba donde nunca habían visto un maestro”.
Así describía el Comandante en Jefe, Fidel Castro, el 2 de septiembre de 1960, ante el pueblo de Cuba reunido en Asamblea General, el panorama de la educación en el país cuando la Revolución llegó al poder.
A las puertas de nuevos caminos al conocimiento, se ratifica la grandeza de una obra conquistada en cada escuela, con el sacrificio de sus dignos maestros. Es la expresión de la voluntad de un país que salvaguarda sus más preciados tesoros, frente a carencias y bloqueos. Comienza un nuevo curso, y entre aulas y pasillos, el alboroto de alumnos ya resuena como un canto de esperanza y felicidad.
(Con información de Juventud Rebelde)
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