¿Es posible otro 17 de diciembre?

Foto: AP

Por: Sergio Alejandro Gómez Gallo

Cerca de un centenar de politólogos y expertos en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos estaban reunidos en La Habana el 16 de diciembre de 2014. Ninguno de ellos previó lo que acontecería al día siguiente. Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron simultáneamente, en televisión, que ambos países intentarían dejar atrás medio siglo de confrontación y buscarían una relación bilateral más civilizada. El mundo aplaudió.

Pero nadie podía imaginar tampoco que ese capítulo sería tan corto.

Obama reconoció, por primera vez, que la política de agresión contra La Habana era un fracaso y había terminado aislando a los propios Estados Unidos. Sin embargo, su administración fue clara en que cambiaban los métodos, pero no los objetivos, históricamente relacionados con un cambio de régimen en Cuba.

En poco más de dos años se restablecieron las relaciones diplomáticas, se reabrieron las embajadas en las respectivas capitales y se firmaron 22 acuerdos en distintas áreas, desde la reanudación de los vuelos directos hasta la colaboración en temas de seguridad.

«Quedaron cuestiones muy importantes para Cuba pendientes de solución», aseguró este viernes la directora general de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, quien clausuró un evento en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) sobre los nexos entre ambos países.

Entre los elementos pendientes mencionó el uso de las facultades presidenciales para desmantelar el bloqueo,  la eliminación de las transmisiones ilegales y la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Estados Unidos  en Guantánamo.

«En esos dos años quedó demostrado que Cuba y EE.UU. pueden intentar construir una relación de nuevo tipo, basada en el respeto y la igualdad», resumió Josefina Vidal en el encuentro.

Aunque el candidato republicano a los comicios del pasado año, Donald Trump, mostró posiciones ambivalentes respecto a Cuba, desde su llegada a la Casa Blanca en enero de este año dejó claro que planeaba un retroceso en su política hacia La Habana.

Complaciendo a un pequeño y aislado grupo de cubanoamericanos en la Florida, con fuertes conexiones políticas, Trump anunció en Miami en junio último un grupo de acciones para fortalecer el bloqueo, limitar el comercio y entorpecer los viajes de estadounidenses.

«Si el retroceso en las relaciones no ha sido mayor, como se ha dicho era el deseo de elementos de extrema derecha de origen cubano y algunos aliados dentro del gobierno, se ha debido a la fuerte oposición de miembros del Congreso de ambos partidos y de numerosos sectores», aseguró la diplomática cubana.

La resistencia del pueblo cubano llevó a Washington a sentarse a la mesa de negociación en términos de igualdad, sin condicionamientos y con respeto a la independencia y soberanía de la Isla.

Pero es imposible pensar en los cambios acontecidos hace tres años sin tener en cuenta el papel de la solidaridad con Cuba de miles de estadounidenses.

«De las Brigadas Venceremos a las Caravanas de Pastores por la Paz, siempre ha habido personas a lo largo de Estados Unidos que se han expuesto a multas, e incluso a la prisión, por demostrar su oposición al bloqueo contra Cuba», refirió a Granma Gail Walker, hija del fallecido pastor estadounidense Lucius Walker, un gran amigo de Cuba y de Fidel.

El propio Comandante en Jefe dedicó durante años mucho tiempo a recibir y conversar con ciudadanos, congresistas y personalidades de la política norteamericana.

«Tenemos que tener como uno de nuestros deberes, frente a la campaña de estos dos órganos reaccionarios (Times y Life), el ganarnos la simpatía de los ciudadanos del pueblo norteamericano, para que no penetren allí ni prosperen ninguna de esas campañas y nos puedan ayudar simplemente visitándonos», dijo Fidel tan temprano como en octubre de 1959.

EL PRÓXIMO 17 DE DICIEMBRE

«No creo que el capítulo abierto el 17 de diciembre del 2014 haya concluido», aseguró a este diario el presidente de la agencia de Viajes Educacionales a Cuba, Collin Laverty.

«A esa fecha se llegó por la voluntad política de ambas partes, pero también se trató de una fuerte opinión pública en Estados Unidos y Cuba a favor de la cooperación en temas de interés mutuo, el comercio y las inversiones, dejando atrás las ideas de la Guerra Fría».

«Tienen que alzar su voz», dijo a este diario Mike Kopetski, excongresista demócrata por el estado de Oregon, respecto a lo que pueden hacer en el contexto actual todos los interesados en una mejoría de las relaciones entre los dos países.

«Tienen que hablar con sus representantes en sus estados y en el Congreso».

James Williams, presidente de la coalición Engage Cuba, que se dedica a cabildear en Washington a favor del fin del bloqueo, dijo a Granma que una de las señales de ese apoyo generalizado a los nexos es el hecho de que Trump haya dejado en pie gran parte de la política aprobada por Obama. «Todavía tenemos relaciones diplomáticas, nuestras aerolíneas hacen vuelos directos…».

Para el profesor, politólogo e investigador cubano, Jesús Arboleya, es difícil pensar en avances en las relaciones mientras Donald Trump esté en la presidencia. Sin embargo, opina que esa no es la tendencia a largo plazo.  «Estamos en presencia de un accidente, puede demorar cuatro años u ocho, pero la lógica del proceso es avanzar en la normalización de las relaciones porque es lo que más conviene a los dos países».

CUBA DISPUESTA A CONTINUAR TRABAJANDO A FAVOR DE MEJORES RELACIONES CON ESTADOS UNIDOS

La directora general de Estados Unidos en la Cancillería cubana, Josefina Vidal, ofreció este viernes un discurso de clausura en el Taller del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) sobre las relaciones Cuba-EE.UU., celebrado en el ISRI. Entre los elementos característicos de las relaciones en el último año destacó:

– Durante el presente año, se ha consumado un retroceso significativo en las relaciones entre Cuba y EE.UU.

– Los anuncios del 16 de junio en Miami  dejaron claramente evidenciado que la política del gobierno de EE.UU. en lo adelante no sería normalizar los vínculos bilaterales, sino retornar a la vieja política fracasada de recrudecimiento del bloqueo y la subversión contra Cuba.

– El estado de las relaciones bilaterales se agravó sensiblemente, a partir de las decisiones estadounidenses de reducir de forma sustancial el personal de su Embajada en La Habana y de expulsar, de manera unilateral, infundada y arbitraria, a 17 funcionarios de la Embajada de Cuba en Washington, con el pretexto de los supuestos incidentes que habrían afectado la salud de algunos de sus diplomáticos y familiares.

– Las decisiones del Gobierno de EE.UU. han repercutido negativamente en el funcionamiento de la Embajada de Cuba en Washington.

– La suspensión del otorgamiento de visas en su consulado, hecho sin precedentes desde la apertura de una oficina en La Habana en 1977, ha paralizado los trámites de los ciudadanos cubanos para emigrar o visitar EE.UU.

– Los primeros efectos adversos ya se hacen sentir con la postergación de encuentros técnicos y de cooperación en varios sectores. Muchos cubanos se han visto imposibilitados de asistir a eventos culturales, deportivos, científicos y académicos en EE.UU.

– Sin embargo, el Gobierno cubano ha reiterado varias veces su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con el Gobierno de EE.UU., sin imposiciones ni condicionamientos.

– Cuba ha dado pasos concretos para mantener una relación civilizada y mutuamente beneficiosa con Estados Unidos, pero se mantiene a la espera de las respuestas de las autoridades estadounidenses.

– El interés y la persistencia de empresas cubanas y estadounidenses han hecho posible concretar algunos nuevos negocios en sectores de prioridad, como el transporte, equipos para infraestructura y agricultura, y el turismo.

– Se avanza en las negociaciones de nuevos acuerdos en otros importantes sectores como la salud, la energía y la biotecnología

(Tomado de Granma)

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