Nuevos retos en la Empresa Agropecuaria Sur del Jíbaro

En la parte sur de la provincia de Sancti Spíritus, en el centro de Cuba, está ubicada la localidad El Jibaro, cuya fundación data del 5 de agosto de 1816, según sostienen historiadores. Se dice que el nombre se debe a la existencia en la zona de una abundante población de perros jíbaros.

Al sur de ese poblado, en el municipio de La Sierpe, opera la Empresa Agropecuaria Sur del Jíbaro, especializada en la producción de arroz. De acuerdo con Boris Luis Rodríguez Rodríguez, director adjunto de la entidad, aunque el producto líder es el cereal, básico alimento en la dieta de la población cubana, es una empresa bien diversificada y desarrollan otros cultivos entre estos plátanos, calabaza, boniato, guayaba y coco.

En su parte industrial se enfocan en la elaboración de embutidos y cortes especiales de carne de res, empleados para el turismo, como una vía para la sustitución de importaciones, mientras que en la mini industria, procesan frutas y vegetales, mermeladas de guayaba y mango y puré de tomate en varios formatos y el dulce de acerola. Por su alto estándar, su conserva de cascos de guayaba obtuvo Premio a la calidad en la XXI Feria Internacional Agroalimentaria, Fiagrop 2018, dijo Rodríguez.

El mundo del arroz

Las áreas agrícolas están diseminadas por cinco Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y siete Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), que siembran los diferentes cultivos y los comercializan hacia la empresa agropecuaria bajo contrato. Para el arroz húmedo que adquieren de la base productiva, Sur del Jíbaro cuenta con cuatro secaderos y cuatro molinos, donde se beneficia y procesa el cereal, para su posterior comercialización.

En los últimos años lo que ha limitado el crecimiento de la producción arrocera ha sido la falta de agua, debido a la prolongada sequía. Este 2018 ha sido atípico, muy lluvioso, en que hay suficiente disponibilidad de agua en la presa Zaza, el mayor embalse de país, con capacidad de almacenamiento de 1 020 millones de metros cúbicos, indicó el directivo. Además, hoy disponen de 40 bombas que posibilitan extraer 50 millones de metros cúbicos del líquido del subsuelo que, combinado con el agua de la Zaza, respaldan la siembra y atención cultural a todos los cultivos.

A la producción arrocera se dedican más de 30 000 hectáreas y los rendimientos crecen de año en año, a partir de nuevas medidas incorporadas a ese cultivo, sobre todo mediante experiencias de colaboración internacional como el proyecto Vietnam-Cuba, que ha aportado tecnología, capacitación y contribuido sustancialmente al incremento de los rendimientos agrícolas, de 3,5 a 4,5-5 toneladas por hectárea. “Hoy, los mayores rendimientos se alcanza en las Unidades Básicas de Producción Cooperativa”, afirmó.

El proyecto vietnamita, abundó Rodríguez, tuvo áreas donde se logró alcanzar y demostrar lo que se quería, pero entre sus aspectos estuvo la capacitación y generalización hacia otros campesinos y trabajadores, que hoy le siguen llegando a todos los productores.

En los últimos cinco años, se han adoptado medidas como la nivelación de las áreas -más de 1 500 hectáreas-, así como el mantenimiento de la red de canales y obras de fábrica, lo que ha permitido una reducción notable del consumo de agua, de 20 000 litros por hectárea a 16 000, cifra que se ajusta a la establecida por el país para la producción arrocera. “Tenemos áreas del proyecto que han sido sometidas a nivelación de suelos que alcanzan hasta siete toneladas por hectárea”, explicó el director adjunto.

Mucho más

Aunque el renglón fundamental es el arroz consumo, logran crecimientos en la ganadería y la carne vacuna, a la cual dedican más de 15 000 hectáreas para la ceba extensiva e intensiva, utilizando sobre todo el semipastoreo, con la ventaja de contar con una finca para la producción de alimento animal, una experiencia de más de tres años y capaz de obtener grandes volúmenes de pastos y forrajes, empleados sobre todo en el período seco. “Esto nos ha permitido incrementar los pesos promedio del ganado desde 300-350 kilogramos por animal hasta 400-450 kg, algo muy positivo para los resultados productivos de la empresa”, precisó Rodríguez.

Esta finca tiene plantadas especies como morera, ticnonia, variedades de caña y pastos rastreros, así como dos tipos de forraje kinggrass, que en su conjunto componen la dieta que le suministramos al rebaño, sobre todo en la etapa de seca, cuando más demandan esta fuente de alimentos, afirmó.

2018

De acuerdo con el directivo, la actual campaña va muy bien, de un plan de arroz húmedo de 54 275 toneladas se han recolectado 60 667,84 toneladas, para un 112 %. “Como puede apreciarse, se está sobrecumpliendo y se estima alcanzar unas 5 000 toneladas más. Este aumento esta dado por el incremento del rendimiento agrícola, que de un plan de 5,18 toneladas por hectárea se comporta a 6,35 t/ha”.

De igual manera, agregó, en el caso de la producción de arroz para el consumo, de un plan hasta la fecha de 18 502 toneladas, se logra un real de 24 170, para un cumplimiento de 130 %.

Otras producciones de la empresa agropecuaria Sur del Jíbaro alcanzaron buenos resultados en lo que va de año. Por ejemplo, en la carne total, hasta la fecha se obtuvieron 2 337,5 toneladas, para un 117 % de cumplimiento, mientras en la leche vacuna el plan se sobrecumplió al 107 %, dio a conocer Rodríguez.

Insertados en el proyecto de autoabastecimiento municipal, que aspira producir 30 libras de arroz para cada habitante del municipio, han “organizado y desagregado los volúmenes de producción por los diferentes consejos populares y las unidades productoras, obteniendo hasta el momento entre 12-15 libras. El propósito es crecer en las viandas, que representan la mitad del compromiso”, dijo.

Bajo la marca Galano, el arroz del Sur del Jíbaro se entrega al sector del turismo como producto que sustituye importaciones, junto a otros como tomate, guayaba, frijoles, maíz y leche. Además, aspiran exportar 1 000 toneladas de carbón vegetal, el doble de lo alcanzado en 2017.

“El reto mayor de Sur del Jíbaro es cosechar todo el arroz que tiene en los campos, poder utilizar la maquinaria eficientemente porque aunque las lluvias siempre son beneficiosas para el cultivo, complican la situación de la cosecha -se incrementan las roturas y atasco en la tierra muy húmeda, las máquinas tienen cierto deterioro y desgaste y no disponen de la totalidad de la piezas de repuesto-, pero los arroceros sabremos superarla, como hemos hecho otras veces”, remarcó el director adjunto.

Inyección tecnológica y medio ambiente

La Empresa Agropecuaria Sur del Jíbaro cuenta con un programa de desarrollo hasta 2030 que avanza según lo previsto, con la ejecución de importantes inversiones en equipamiento y construcciones, con el consiguiente incremento en la producción arrocera.

En los últimos años, la entidad se ha beneficiado con la incorporación de nueva maquinaria agrícola, entre estos tractores de alta y mediana potencias, así como plantas de secado, clasificación de semilla, silos para el almacenamiento del arroz y otros implementos y equipos para la nivelación con láser y mejoramiento de campos, canales y caminos.

La empresa trabaja también en acciones relacionadas con el Plan del Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea Vida, a partir de las 11 labores trazadas en ese documento. “De las establecidas por el gobierno, cinco tienen alcance para nuestra empresa, y por eso se definieron 27 acciones a corto, mediano y largo plazos”, indicó.

A juicio del directivo, las más significativas están relacionadas con la aplicación de tecnología en la preparación del suelo, con el objetivo de maximizar la preparación en seco y minimizar el fanguero que tanto deteriora los suelos; la disminución del consumo de agua y la utilización de variedades más resistentes a la salinidad de las tierras.

(Con información de Opciones)

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